Como es habitual, el amigo Paco traslada a los malagueños los mejores deseos de felicidad a través del bando de Navidad.
Felices fiestas pastorcillos malacitanos. Bueno… creo que eso no lo pone pero la idea es parecida.
Lo curioso y llamativo es que lo lees y te das cuenta de la sarta de tonterías que contiene. Fundamentalmente hay tres que destacan sobremanera. En primer lugar está el asunto de los animales. Sí, los bichos. El Ayuntamiento de Málaga recomienda gastar cuidado a la hora de comprar animales en Navidad. Que después hay que cuidarlos y eso es un lío. ¿Pero esta qué broma es? Yo le agradezco al alcalde esa recomendación al respecto de cuidar a los perrillos pero me llama la atención que sean ese tipo de asuntos los que completen un bando que bien pudiera hablar de temas realmente preocupantes.
A continuación, recuerda que está prohibido pintar las paredes de las calles. Muchas gracias caballero. Yo no lo sabía. Pensaba que en Navidad se podía morder a la gente en los brazos y pegarles patadas a los niños con muletas. Menos mal que está todo más claro…
Pero seguidamente del tema del waku-waku por malagueñas y la interesantísima disertación sobre la pintura, el Sr. De la Torre recuerda lo malo que es jugar con los petardos. –ojo, llevamos perrillos y petardos en un bando municipal. Como el tercer punto sea trucos para poner tierno el pulpo lo remata- . Es curioso porque, a tenor de lo que este caballero avisa, Málaga debe ser un punto de venta mundial de petarditos. Y hace bien en denunciarlo, sí señor. ¿Cómo vamos a permitir que en Málaga los niños tiren petardos? Sería nuestra ruina. Y es verdad señor Alcalde. Porque ¿Acaso alguien camina tranquilo por Málaga? ¡Nadie! La gente avanza cabizbaja, taciturna… siempre a la defensiva por si un niño tira un petardo. ¿Qué se habrán creído los chiquilos ahí jugando en Navidad con petardos y perritoss? Qué poquísima vergüenza don Francisco… Eso es cosa de los rojos seguro. ¡Estoy con usted!
Dicho y hecho, el Sr. Alcalde, en la búsqueda de la gran ciudad ha decidido que ya no se pueden tirar petardos en Navidad. Fuera. Eso sí, indica que no se puede en la vía pública. En tu casa sí te deja. Si el chiquillo quiere tirarle el cohete a su abuela enganchado en la patilla de la gafa, ahí Don Francisco no se mete. Ca uno es ca uno y ca cuá es ca cuá.
Y acabó ahí el bando de Navidad de la ciudad de Málaga. ¡Y tan ancho que se queda el amigo! ¿A qué juegas Paco? ¿A qué estáis jugando con Málaga? Yo creo que lo mejor sería re escribir el bando. Pero incluso, manteniendo los tres puntos fundamentales. Pintura, animales y petardos.
Podemos hablar de los que pintan la ciudad sin permiso. De los que la modifican a su antojo y la revisten de capas de modernidad, cultura o simplemente progreso con el único fin de ganar dinero a costa de la ciudad maltrecha. Podemos hablar de esas vinotecas de calle Beatas que rompen lo real para pintar de antiguo lo que es nuevo por ser más barato. Creo que los conoces, alcalde.
Y podemos hablar de las pinturas que ponéis encima del mercado de Atarazanas. Tan mal hecho está que tenéis que poner pegatinas grandes y carteles para camuflar las humedades…
También podemos hablar de la defensa a los animales. Racionales o irracionales. Los tenemos de los que se asustan en el mar por la plataforma petrolífera que reventará en fondo marino de gran parte del litoral o de los que desaparecen como es el caso de los Camaleones en gran parte del Mayorazgo, Clavero y el Morlaco. Eso sí, en cartelitos se han debido gastar un dineral.
Pero también podemos hablar de los animales racionales. Los que a diario pasean por el centro protestando por el recorte en su trabajo. Son Policías locales y algunos caen mal -¿Eres uno de esos que odia a los locales y dices: “y van como ci fueran los dueño de tó”, sí, pero lo están pasando canutas. Y el Ayuntamiento les da la espalda. ¿Hablamos de ellos? ¿O hablamos de los taxistas? Pero claro… cómo iba a aprovechar este señor un bando para echar un capote a la gente que está pasándolo mal por la pésima gestión del ayuntamiento. O al menos para decir que están en tablas. Pero que algo se puede hacer.
Y el final es grandioso. Los petardos. Hace unas horas mi gran amigo Fran Moraleda hacía el chascarrillo con el tema y se preguntaba ¿Si el alcalde prohíbe los petardos, por qué los tiene de concejales?
Déjense de tonterías supinas amigachos… que no está la cosa para prohibir petarditos y decir que hay que cuidar los perros que se regalan en Navidad. Resulta chocante e incluso grotesco leer ese tipo de anuncios en una ciudad como Málaga. Y hablar de petardos en el sentido equivocado. Porque petardos peligrosos los hay. Salen a diario en los medios y cobran sueldos públicos. Son esos petardos que se permiten licencias para ellos y los suyos. Esos petardos que se conchaban con otros para aprovecharse de Málaga y lucrarse una y otra vez. ¡Qué suerte tienen algunos! Mágica casualidad. ¡Se compran edificios viejos e inútiles y el Ayuntamiento se los alquila! Eso es suerte y lo demás son tonterías.
El problema de esos petardos es que tienen la mecha muy corta y empapada en sudor. Sudor de la avaricia por el dinero y la notoriedad que no son capaces de conseguir con sus propios medios. Pero deja que pase el tiempo y les demos calor. Que se seque la mecha. Y que prendan.
Va a haber trozos de mierda en todas las esquinas. Y habrá que echar lejía para quitar la peste.
Pero estaremos más limpios. Más limpios que los perros. Y habrán prohibido de verdad los petardos.
Viva Málaga.
Más claro agua.
Lo malo de esos petardos analfabetos no es sólo el ruido que producen, sino que han puesto el nivel de la política local por debajo del alcantarillado, a más de tener desquiciados a gran parte de los malagueños. Peste