Voy a intentar decirlo de manera que quede claro. Nítido. Como el agua embotellada. Vamos a ver… Yo en principio, tras una serie de reflexiones y meditaciones al respecto donde he recapacitado sobre el tema he resuelto que me cago en Halloween. –he dicho una palabrota- Sí. Pero es que es mi realidad. Me ca-go en ja-lo-win.
La razón para esa opinión parece sencilla a simple vista pero después resulta no serlo.
No me gusta Halloween en ninguno de sus aspectos. No me gusta el estilo ese fantasmagórico. Me da miedo. No me gustan los sustos. No me gustan las cosas copiadas. Importadas de fuera. Y si encima resulta que se hacen mal pues ya es la monda lironda.
Málaga sabe copiar muy bien. Pero también muy mal. Hay cosas que le salen níquel. Sabe copiar a la perfección planes ultra liberales de gestión y explotación pública. Sabe también muy bien no defender a su tierra y sus intereses. Pero también se le da bien copiar mal.
En esta ciudad, cuando llega la noche del 31 de Octubre –felicidades papá- una parte del gentío malacitano hace un coctel extraño de carnavales, Halloween, fiesta de fin de curso de cualquier colegio y nochevieja. No sé si sigue vigente pero hasta hace dos días, el Ayuntamiento de la ciudad, en un bando municipal incluía la fiesta de Halloween junto con la feria y la Semana Santa como fechas en las que poder beber en la plaza de la Merced. Así me gusta. Málaga con sus tradiciones. Tracatrá.
Anoche te econtrabas a los padres con los niños vestidos de lo que sea. Que si bruja, que si vaquero del oeste, que si fruta… Mal copiado Málaga. Mal copiado.
Ante mi visión tan severa de esta historia, se pueden encontrar opiniones contrarias. Está quien dice que es una copia pero como muchas otras cosas duplicadas y entran en peligrosas comparaciones de copia como la Semana Santa o el diseño de la Catedral. Evidentemente no todo es original de la tierra de uno y siempre se adquieren estilos y formas sociales de fuera pero hay casos y casos. Las influencias de fuera de Málaga en el arte religioso, los deportes o algunas estructuras sociales son propias de la evolución. Copiar una fiesta cutre no es sino retroceso y falta de personalidad.
Dicho esto, queda el debate superfluo donde hay quien mezcla índoles religiosas para negar esta fiesta. No mezclen amigos. No mezclen. Se puede creer en Dios y disfrazar al chiquillo por Halloween. Pero claro…gente rara hay en muchos lugares. No seré yo quien niegue a mi hijo disfrazarse de monstruo estupendo con sus gusanos y sus colmillos para que juegue con los niños de su cole. “No hijo de cinco años, tú de disfrazarte de monstruo, jugar con tus amiguitos y comer chuches nada de nada. Tú conmigo y con tu abuela a fregar la lápida de tu abuelo muerto en el cementerio mientras ella llora a la vez que restriega el estropajo sobre el mármol que tapa al difunto”. Por Dios señora… deje al chiquillo en paz.
Desgraciadamente estos cacaos se mantienen por ambas partes. Hay quien utiliza Halloween para que se note que son gente moderna. Hay quien lo usa para chinchar a la iglesia y permiten que se decore un colegio con calabazas pero no con un portal de belén -idiotas-. Y después están los que se disfrazan por cualquier cosa. Una gran masa que le importa todo un pepino y a la mínima oportunidad de cachondeo se apunta. Malo no es. Libertad absoluta. Aunque a mí me resulta un poco cutre.
Que yo me cague en esta fiesta porque la veo una soberana tontería no quiere decir que tengas que hipotecar los cachondeos de tus hijos mientras da bocaos a la puerta del vecino. Ellos no tienen la culpa. Deja al chiquillo que diga “truco o trato o te reviento to la boca payazo”. Ay mi Málaga bendita…
Pero en esta noche destacan aspectos de una fiesta que sin darnos cuenta se repiten constantemente.
Los gobernantes usan el mismo sistema que los chiquillos, el del Truco o Trato. Van llamando a las puertas de todos los ciudadanos con propuestas y las acaban así.
Por ejemplo, hace unos días han decidido que nuestra antigua –y magnífica- prisión provincial se la van a regalar a la universidad de los Kikos.
–Ding, Dong.
–¿Sí, quién es?
–Hola! Soy tu Alcalde. No tienes lugares de esparcimiento, salas interesantes y espacios sociales. Pero la cárcel se la cedo gratis unos de Murcia. ¿Truco o trato?
–Oiga, no regale la cárcel!
–Vale, pues trato! Te subo el agua hasta ahogarte.
De nuevo.
–Ding, Dong.
–¿Sí, quién es?
–Hola! Soy tu Alcalde. Y he pensado que aunque no sepa que hacer con Tabacalera o el Albeniz y hayamos tirado decenas de millones de euros propongo construir un hotel gigante en el puerto y un pryca. ¿Truco o trato?
–Ni se le ocurra poner un supermercado en la única zona digna que nos queda!
–Vale, pues trato! Permito un hotel de la doble eme –Moneo y mierda- mientras derribo un edificio de ensueño.
Así va Málaga amigos. Y las chuches del alcalde son nuestros silencios. Nuestras cabezas cabizbajas y los cuatro que marean la perdiz. Pero no es justo que cedan a una empresa privada algo que es nuestro. Y algo que además difícilmente disfrutarás porque no podrás pagarlo.
¿A ti te cede algo el Ayuntamiento? ¿Te perdona alguna multa? ¿Te deja que no pagues el IBI? Todo lo contrario. No te deja ni aparcar gratis. Te pisotea y exprime. ¿Entonces qué haces que no estás en la calle protestando?
Málaga, esa ciudad donde una marcha contra el cáncer de mama es encabezada por una pancarta donde la mitad del espacio es publicidad.
Eso sí que da miedo de verdad. Esos sí que son monstruos horripilantes.
Con esa gentuza sí que dan ganas de salir corriendo. Pero si te quedas, clavémosles la estaca. Porque si no aquí siempre será Halloween.
Viva Málaga y los huesos de Santo de Aparicio.
Pues sí, amigo. Además únele el vacío de muchas personas y su miedo a la muerte y no saber afrontarla, sólo desde la broma. Me uno a la metafórica defecación, y como estamos en la cultura del reciclaje que se aproveche para algún disfraz gore. Un saludo.