Málaga para el tema de las tradiciones es un poco torpe. O no las mantiene, o se las inventa o aparecen salvadores de las mismas que ponen el inicio de los estilos y la realidad donde les parece. Con estas circunstancias, estamos cada vez más acostumbrados a observar a personajes que delimitan –con magistrales análisis-, cuáles deben ser los estilos de nuestras procesiones, ferias o festividades para indicarnos el término correcto y qué es lo malagueño de verdad.
Está demostrado, también es cierto, que si esta ciudad precisa de un aparato para sacar adelante fiestas y eventos lo hace en dos minutos con relativo éxito. Otra cuestión bien distinta es que lo que saque sea digno y justo con nuestra historia.
La prueba evidente la tenemos en el carnaval de Málaga.
No se puede decir que un servidor sea muy carnavalero –cosa que por otro lado a nadie le importa- pero sí es cierto que de siempre me han gustado los carnavales de Cádiz y de siempre –también- que he huido del de Málaga por su estilo y por no sentirme del todo cómodo en algo que no comprendo muy bien. Dicho lo cuál, quisiera dejar claro que soy más bien pro folklore local y un poquito talibán cuando se trata de defender lo nuestro.
Por suerte, hay y ha habido personalidades en Málaga que han conseguido plasmar sobre el papel y en el reflejo de su propia vida la realidad de la ciudad. Uno de los más importantes es sin duda Narciso Díaz Escovar.
Don Narciso fue uno de los impulsores de dicha fiesta en nuestra ciudad. A finales del siglo diecinueve participaba y promovía fiestas de carnaval en Febrero. Llegó incluso a dirigir durante un tiempo un pequeño diario llamado “El Carnaval” siendo éste el órgano oficial y genuino de la Sociedad del Carnaval de Málaga, sacando su primer número en el año 1886 .En dicha revista se planteaban los proyectos y eventos que se llevarían a cabo durante estas fiestas.
Resulta interesante leer las noticias y crónicas que en este diario se publicaban al respecto de la fiesta. Había multitud de eventos y actividades todas relacionadas con el carnaval. Había suntuosos bailes de máscaras. Se daba cuenta de las comparsas que sacaban los colores a las clases que manejan el poder y también se hacía gala de una defensa a ultranza de Málaga y su imagen, llegando hasta el punto de autocriticarse por no conseguir un nivel digno de actuaciones y espectáculos propios de una ciudad como Málaga.
Se abrían debates interesantes donde se dejaba entrever que el sentido del carnaval en Málaga era expandirse y promocionarse para que dejara de ser una fiesta elitista con bailes en el hotel Miramar y pasar a convertirse en un evento de atractivo turístico.
El devenir de la historia y la falta de calidad y originalidad en muchos otros casos hizo que dicha fiesta en Málaga nunca llegará a tener un esplendor que hiciera que se mantuviese a flote.
Así, incluso tratándose de una fiesta propia y con contenido, ésta no tuvo la fuerza suficiente para subsistir.
Ya en nuestros tiempos y de la mano de las peñas se ha vuelto a levantar una fiesta en poco tiempo y con el apoyo del ayuntamiento. Si bien se trata de una festividad que debiera estar asentada en las tradiciones, en Málaga se ha reciclado hasta convertirse en un evento de recortes que en muchos casos poco tiene que ver con nuestra tierra.
Ante este dilema a la hora de dilucidar qué es y no es malagueño, un buen amigo, cofrade y carnavalero, a través de twitter, Jorge Salinas, me intentaba aclarar las ideas al presentarme símiles entre algunas situaciones que se viven en la Semana Santa siendo éstas impropias de Málaga y las que se suceden en el carnaval.
La cuestión es que, por más vueltas que le doy, no llego a encontrar el sentido para que el Ayuntamiento apoye de esa manera tan desproporcionada una fiesta con un arraigo no muy destacado en nuestra ciudad.
Y es que, a día de hoy en Málaga, hemos vivido unas semanas donde el dinero público ha adornado la Alameda y calle Larios de manera desmesurada. Si hace poco más de un mes teníamos que escuchar a la concejala responsable justificando el gasto en luces navideñas porque revertía en la ciudad, me gustaría saber ¿Dónde revierte el gasto del carnaval?
La cuestión es que estamos equivocándonos sin duda a la hora de plantear una fiesta con muchas posibilidades. Málaga tiene historia, tiene papeles de ciudad donde se vive el carnaval, tiene orígenes y puede justificarlos. ¿Por qué tenemos que copiar entonces modos que no son de aquí? ¿Para atraer a forasteros? ¿Quién va a venir de fuera a un concurso que se parece muy mucho al de Cádiz pudiendo ir al original y bueno?
Hay que ser realistas y analizar los problemas. En el mundo de la Semana Santa se está en continuo análisis de todo. Se busca el origen. La esencia. Lo malagueño. Hay discusiones y debates sobre cómo tratar la tradición y se consigue, -más o menos, que mantengamos nuestra identidad propia.
¿Por qué no pasa lo mismo con el carnaval? ¿Dónde están las voces que ya había hace un siglo criticando la desviación del sentido de la fiesta?
¿Por qué tenemos a personas y artistas como los hermanos Zumaquero, el Kara, Pepelu Ramos o Rafael Acejo que son patrimonio vivo de la cultura malagueña participando en algo que pudiera ser una fiesta original y propia como lo fue hace cien años y no lo es ahora? ¿Por qué tenemos un carnaval con concursos de Drags Queen que no tiene relación alguna con nosotros? ¿Por qué tenemos que copiar expresiones como la erizá o la ostioná gaditanas creando términos tan cutres como boqueroná? ¿De verdad que Málaga no da para más? Mentira.
Es surrealista vivir momentos en los que una cerveza que va de malagueña – porque lo fue- y ahora es catalana y se fabrica en Murcia promocionando a unos señores vestidos de mujeres raras con trajes con chiribitas en la plaza de la Constitución. ¡Y encima lo pagamos todos! ¡Pero esto qué es!
El Ayuntamiento ha decidido con carácter unilateral que esto aquí nos gusta de siempre y hay que promocionarlo a la manera actual. El problema es que no se oyen voces críticas desde dentro para impedir que esos que lo promueven acaben cargándose algo con mucha calidad y proyección.
Ahora que lo pienso, al principio hablaba de personas que intentan delimitar lo que es malagueño y lo que no, y creo que acabo de hacer lo propio. No sé quién me creo. Supongo que estoy del todo equivocado. Voy a intentar organizar unas tomatinas en calle Cuarteles o por el soho falso ese a ver si me amoldo. Tomatinas malacitanas. Creo que puede quedar precioso. Ya me imagino calle Larios con luces de matas de tomates. Viva Málaga.
Y qué tiene que ver tu artículo con que Don Narciso Diaz de Escovar vestido de Drag Queen? me lo pueden explicar, porque no le veo la lógica ni por lo piés ni por la cabeza, con lo serio que era Don Narciso no me lo imagino vestido ni por asomo de Drag Queen, y sé muy bien de lo que hablo.