Caperucita en el Soho

22 Nov
Mari García en su portal
No me gustan las ratas ni en pintura, pero éstas que “okupan” la fachada del edificio nº 2 de la calle Casas de Campos, me resultan muy sugerentes y pertinentes. El artista belga, Peter Roa, autor del polémico mural, eligió las ratas como representantes del animal urbano y, guste o no, dio en el clavo. La rata es el lado oscuro de la ciudad, sin el cual no es explicable la completa geografía de la vida en la urbe. “Si no acatamos nuestras sombras, jamás tendremos luces”, dijo ese célebre psicoanalista que me acabo de inventar. Por otra parte y, en un terreno más pedestre, sirvan estos roedores de Roa para recordarnos lo que puede llegar a ser la navidad malagueña con una huelga inminente de Limasa. Algo así como lo que ha sido el Madrid de los Austrias en plena era del relajante café con leche. Pero el Soho no ha nacido con vocación madrileña, sino con dimensión cosmopolita. Este barrio al sur de la Alameda Principal, que hasta ayer mismo había servido de escenario a ambientes tétricos y prostibularios para alivio urgente de lascivos marineros y lucro de pendencieros proxenetas, embellece sus calles peatonalizadas por obra y arte de los más actuales y arriesgados artífices de la actual Vanguardia, convocados aquí por una iluminada iniciativa oficial.
El arte toma las calles del ensanche de Heredia; los balcones que sirven de expositores a muestras de fotografía, las persianas de los negocios que el graffiti ornamenta a plena luz del día, los escaparates, el garaje, las escaleras, las fachadas y los portales. Buena cosa es ésta de que los únicos portales que se asomen al mundo no sean únicamente los de Internet.
Ni virtual ni virtuoso es, en especial, el portal de Duquesa de Parcent nº 3 que alberga la siempre inquietante obra de Mari García, entre la que también tiene cabida un collage que ilustra de la propia esencia del Soho, sin que falte en él, el inquilino estelar de estos contornos; la prostituta que salpica nuestra contrita mirada judeocristiana con el escándalo de su orgulloso cuerpo desnudo. “Pide perdón”, le espeta una voz omnisciente y terrible en el cuadro. La prostitución que es alegre comercio en los escaparates del barrio Rojo de Ámsterdam, sigue pesando en los nuestros como pecado. Algo, en fin, que ocultar en las cloacas del subconsciente.
Las prostitutas con la misma vocación nocturna que las ratas, toman su territorio en el lado oscuro de la ciudad. Una tentación, precisamente, para Mari García, quien hace del lado oscuro el leitmotiv de su obra. Con su aspecto y su arte, aparentemente ingenuos, se diría que fuese una Caperucita que se divierte jugando con lobos.
El portal de una acomodada residencia burguesa, le viene como anillo al dedo para recrear tortuosas escenas de familia en la llamada “casa del suicidio”. Una plasticidad también muy en consonancia con el Soho que es un barrio de presencias fantasmales. Como la de Trinidad Grund, aristócrata malagueña, que, después de haber perdido a su marido e hijo en trágicas circunstancias, vio ahogarse a sus dos hijas en un naufragio al que sobrevivió para convertirse el resto de su vida en una sombra, vestida de negro de pies a cabeza y dedicada al dolor, la penitencia y las obras de caridad. La intimidad familiar como fatalidad, tema eterno desde la tragedia griega, y siempre rodeada de misterio, es objeto de inspiración para Mari García; esa niña desobediente que se atreve a mirar por el ojo de la cerradura del cuarto prohibido. Allá donde puedan explicarse casos tan inexplicables como el asesinato de la niña Asunta a manos de sus padres adoptivos ¿qué secretos no ocultaría aquella familia en el trastero?
Como los románticos, aprecio el arte de la emoción y el misterio, por eso, después de ver la obra de Mari, me quedo entusiasmada con un montaje fotográfico de Rocío Verdejo que se expone en el Garaje Málaga de la calle Casas de Campos. En la imagen, un hombre de complexión fornida y expresión desangelada recoge en sus brazos a una lánguida mujer que parece haberse ahogado en las apacibles aguas de una piscina cubierta. Me dice Mari que esa mujer es Tecla Lumbreras. Pues bravo por Tecla y por la artista. La puesta en escena me recuerda a uno de mis cuadros favoritos (“La Ofelia muerta” del prerrafaelita Millais) y a la estética de David Lynch en Twin Peaks.
Para finalizar el paseo y llevarse una sonrisa a la boca, hay que asomarse al portal de la calle Linaje nº 3, donde Juanjo Fuentes combina ambientes burgueses decimonónicos con elementos de la cultura actual. En la mesa del salón de una damisela, podemos ver una botella de coca-cola y un envase de hamburguesas.
Me faltan líneas para hablar de otras obras que me han admirado en el Soho, aunque se puede entender que me ha gustado casi todo. El Soho es un barrio con mucho arte y sólo le faltan los artistas. Artistas que vivan en él, se comprende. Y más comercios, bares y restaurantes. Para ello, tendría que bajar el precio de los alquileres ¿podría ser?

14 respuestas a «Caperucita en el Soho»

  1. Por supuesto que la bajada de los alquileres sería muy acertado…Pero hay muchos jóvenes malagueños, emprendedores, buenos diseñadores gráficos a los que no les han tenido en cuenta sus proyectos, trayendo gente de no se sabe donde,que han plasmado sus dibujos y que son tan maravillosos que no han cobrado nada por ellos, según declaraciones de Fernando Francés, director del CAC…Una vez más, el oscurantismo se ciñe sobre un proyecto cultural de la ciudad y nadie dá explicaciones, al menos convincentes…

  2. Me he leído el artículo de Gonzalo León. De hecho, lo felicité por ese artículo que me pareció muy gracioso.
    Me parece bien que se priorice a los artistas locales, de los que, por cierto, hablo en mi artículo.

  3. Por algo había que empezar
    antes de seguir asistiendo
    al deprimente espectáculo
    tras la luz crepuscular:
    La lucha por las esquinas
    el dominio de las calles
    y los coimes que maquinan
    y deslindan prostitutas
    travestís, homosexuales…
    Todo un mundo sin color
    sórdido en su resplandor
    azote de los vecinos
    que impotentes escuchan
    las preguntas de los niños.
    Apostemos por el arte
    y el espíritu que fecunda
    entre miseria y hambre;
    las ratas serán las lilas
    trepando hasta la buhardilla
    del bohemio de Montmartre…

    Por nosotros, ¿quién lo haría?

    Nadie.

    Saludos

  4. No será el arte el de las ratas rampantes.
    Ni espero poesía de esos grises roedores.
    El silencio, ese gozo olvidado, se apodera de la zona.
    Y como película de moda pasearemos como zombis desnortados mirando alelados esa mierda de pintura.
    Cómo nos toman el pelo, qué desfachatez, qué desencanto.
    ¡Que les corten la cabeza!

  5. No hay que ponerse repipi,
    la pintura en estos días
    se puede llamar grafiti
    no sólo las mariposas
    son el nombre de la rosa
    Si al poeta sevillano
    le inspiró versos la mosca
    por ser realidad cercana,
    qué criatura más urbana
    del arte de nuestro agora
    que la rata roedora
    de nuestras calles señora
    y el alma de nuestras casas
    si lo decide Limasa…

  6. ¿Por qué desmerecer a las ratas?
    Las que dominan el Soho
    desde su atalaya plana,
    tienen derechos adquiridos
    y dura vida suburbana,
    que ya es meritorio vivir,
    de la noche a la mañana,
    entre excrementos y orín
    de selecta raza humana;
    y al declinar de la tarde
    por si no fuere abastanza
    aparecen en sus calles
    -cual revoltillo mutante-
    lumis cancos y sarasas,
    dura prueba del aguante
    consustancial de las ratas
    tal vez curadas de espanto
    de tan maliciosa fauna.
    Federico con su canto
    esto mismo denunciaba
    en defensa de W Wiltman
    aplicable, más que nada
    hoy mismo y con las mismas…

    Y en lo tocante al arte
    eso a mí no me desvela;
    Ya Unamuno dijo antes
    (de entonces luce vitola)
    “no la llame usted novela
    pues Niebla es una nivola”

    Y se quedó tan campante.

    Saludos para tod@s

  7. Winspector, fabulador
    de la realidad cercana,
    poeta y comentarista
    que das al blog esplendor,
    para mí, qué gran honor
    el tenerte entre mis fieles,
    que en tus palabras desveles
    la ciencia del pensador
    y me nombres a Unamuno,
    de tal talla no hay ninguno,
    quien buscando la verdad,
    no temió ni por su vida,
    su nivola me es querida
    y su «Niebla» claridad.
    Y cuánta necesidad
    de pensamientos tan claros
    tiene esta sociedad.

    P.D: Sosón yo te doy las gracias y también a Salamanca, referente cultural, que me ha querido premiar en el nombre de Unamuno.

  8. Muchas gracias una vez más
    seña Lola, y a compás
    permítame felicitarla
    por el merecido premio
    conseguido en Salamanca
    “renaciente maravilla
    y académica palanca”.
    Unamuno marcó pautas
    en una España irresoluta
    agobiada de intrahistoria
    (ser es serse )
    y de memoria
    y falta de complacencia
    y la envidia como ciencia…

    Pues a disfrutarlo, ea, y que siga la racha (qué seguirá, ¿quién lo duda?)

  9. Preguntome un periodista
    a tenor de una entrevista
    por el premio salmantino
    por la marcha de mi blog,
    yo dije que va divino
    por la gracia y el atino
    de grandes comentaristas.
    El que más, Winspector.
    Y es que como él
    no hay dos!!!

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