Toma el dinero y corre

26 Jul
Lucía Etxebarria
El arte es morirse de frío y muchas veces también morirse de hambre. Veo una película de Wim Wenders, sobre los máximos exponentes del blues, (“The soul of a man”, producida por Martin Scorsese) donde se narra la biografía y obra de tres músicos excepcionales; Skip James, Blind Willie Johnson y J.B Lenoir, encontrando en ellas grandes paralelismos. Todos ellos, si bien rozaron la genialidad en su género –digo rozar porque mantengo mi escepticismo sobre el término genio- llevaron una vida marcada por el fracaso y la miseria.
Quizás la más dramática pueda considerarse la de Blind Willie Johnson, quien quedó ciego a los siete años, según se cuenta, por un arrebato vengativo de su madrastra, quien, al ser golpeada por el padre de Blind, después de sorprenderla en la cama con otro hombre, cogió lejía y la arrojó a la cara del niño Willie. Pese a la dureza de estas circunstancias, nunca dejó de difundir en sus blues un vivo sentimiento religioso. Permaneció en la pobreza hasta su muerte, predicando y cantando en las calles de Beaumont, Texas, a cualquiera que quisiera escucharle y, en 1945, ardió su casa, por lo que acabó viviendo en las ruinas de la misma y durmiendo en una cama mojada, hasta que falleció debido a una neumonía (o quizás malaria) como un perro abandonado, ya que hasta le negaron la entrada en un hospital, proscrito de atenciones por su ceguera (o su negritud).
El fin, la biografía de Skip James, poseedor de la voz más prodigiosa del blues, no fue tampoco un paseo. En sus últimos días, se le describe como un cuasi anciano de rostro apergaminado, conductor de tractores en una granja, desilusionado y pobre de solemnidad.
Y con respecto a J.B. Lenoir, de su vida sólo se puede decir que contuvo menos penalidades porque fue más corta. Cuando se hallaba en su mejor momento creativo, un infarto relacionado con unas heridas derivadas de un accidente de tráfico, que había tenido tres semanas antes, se llevó a Lenoir de este mundo a la pronta edad de 38 años.
La Fortuna, como puede comprobarse por estos datos, no suele mirar con buenos ojos a los artistas. Tampoco en términos económicos, de lo que pueden ilustrar, ejemplos también en el sector de la pintura y la literatura. Ya es célebre la paradoja de que Van Gogh nunca, en vida, vendiese un cuadro y no menos, los infiernos morales que, acrecentados por la escasez de recursos materiales, albergaron a otros bohemios de Montmartre como Modigliani o Toulouse- Lautrec, de aristocrática y noble cuna, pero rechazado y desheredado por su propio padre, tanto por su cuerpo contrahecho como por haber elegido el oficio de pintor, que, bajo la perspectiva de muchos padres es el camino más directo a la ruina, la disipación e incluso la holganza.
Si, de aquí, me remito al campo de la literatura, necesitaría el espacio de unos cuantos volúmenes de enciclopedia para nombrar escritores en estado permanente de precariedad, por lo que citaré sólo dos ejemplos llamativos al tratarse de los dos más grandes novelistas que ha dado la literatura española; Miguel de Cervantes y Benito Pérez Galdós. Eso, ciñéndome a la novela, pues poner ejemplos de poetas pobres es citarlos a casi todos. El término “poeta pobre” es, en sí mismo, una redundancia.
La actividad artística es muy valorada, a veces, sobrevalorada, pero, por lo general, mal pagada, no menos en estos tiempos en los que el gobierno actual le resta un pellizco del 21% de IVA.
El arte es una necesidad del alma, de acuerdo, pero un artista, además de alma, tiene un cuerpo con sus necesidades materiales, como el ser humano que es por encima de todo. Yo, como dije, no creo en los genios, sino en las personas que, por una cierta capacidad, ni mejor ni peor que otras capacidades, invierten esfuerzo y constancia en un trabajo, a menudo exigente e ingrato y que, por tanto, no debería ser gratis, ¿me refiero a las descargas ilegales? Me refiero a las descargas ilegales.
En consecuencia y, por lo dicho, me resulta del todo comprensible que la escritora, Lucía Etxebarria, haya aceptado la oferta de participar en un reality-show, que se considere trabajo digno o no, es, ni más ni menos, un trabajo. Cómo nos vamos a escandalizar de que alguien cobre por un trabajo, cuando, día a día, descubrimos la cantidad de personas que han cobrado por no trabajar. Por lo demás, tampoco me parece mal que Etxebarria haya tomado la decisión de dejar de escribir que yo creo, más sujeta a la falta de ideas que de rentabilidad. Hay autores que, en pocos libros, dicen todo lo que tienen que decir y luego callan como Juan Rulfo con su “Pedro Páramo” y muy poquito más y Ernesto Sábato con sus únicas tres novelas (únicas.)
Si todos los escritores hiciesen igual, nos ahorraríamos muchos títulos prescindibles y no pocos escándalos de plagio. Eso sí, los negros saldrían perdiendo. En el mundo del arte y en el resto del mundo, los negros siempre salen perdiendo, ya lo cantaba J.B Lenoir. Y, al final, siempre gana la banca, que es blanca. Qué es nuestra historia sino un blues.

13 respuestas a «Toma el dinero y corre»

  1. lo de lucía,sus contradicciones,su prepotencia,sus utilizaciones no son defendibles le han hecho quedar por debajo del perfil que ya es decir.que hablen de mí aunque sea mal.se hubiera puesto en evidencia si no fuera la criatura tan evidente.ahora va de ingenua ella que presume de superlista.ha conseguido lo que se proponía dar el cante.fiel así misma,en fin..

  2. Las decisiones que tome Lucía Etxebarria no afectan al conjunto de los ciudadanos sino sólo a sí misma. Por tanto, no nos deberían molestar, siendo tan poco decisivas para nosotros.
    Y en fin, tampoco creo que un escritor tenga que ser un paradigma ejemplar (valga la redundancia), más aún si deja de ser escritor. Lo dicho, allá ella…

  3. Siempre será preferible que nuestra andadura vital se vea reflejada en un blues, antes que en el Valle de Lágrimas, evocador del Valle de la Muerte, con sus cactus, sus arenales en salazón y el correcaminos huyendo del coyote. La expresión “faire la vie d’artiste” tiene la pobreza como referente. Cuando la economía va bien, cambia el sentido, es algo halagador y aplicable a cualquier persona, no necesariamente artista, que disponga de un trabajo bien remunerado, suficiente tiempo libre para disfrutarlo y es ejemplo a seguir; pero ¿qué senda lleva hasta el paraíso?. El dinero, poderoso caballero, hoy más que nunca se ha convertido en espuela (la misma que le faltó al buen Cid en el cerco de Zamora y “¡oh, mal haya el caballero que sin espuelas cabalga”) Nos espolea. Artistas como Lucía Etxebarria llevan un tren de vida que deben mantener, con el fisco echándoles el aliento en el cogote – entiéndase sin aviesa intención- dejando a un lado la Ética y metiéndose hasta el cuello en la basura televisiva, concepto éste que en política sería el equivalente al foso de los reptiles. Nada que se salga de lo normal
    y no sé si de la ley, visto lo visto y oído.
    Por el contrario, al malogrado poeta maldito A Sawa, le achacaron su pobreza y final miserable a su manía de mirar fijamente lo infinito, olvidando que tenía mujer e hija y de que, por eso mismo, era preciso hacer dinero. Poco o mucho, pero dinero.

    Vana esperanza.

    Saludos y buenos días a tod@s

  4. Bueno, evidentemente, no me refería en mi artículo a la necesidad de lujo de los artistas, sino, al menos, a la cobertura de las primeras necesidades, que parece que no hay término medio. De todos modos, quería señalar que no hay que imponer estereotipos en el carácter de los autores. Predominan los desinteresados, espirituales, abstraídos, con su reino en otro mundo, pero los hay materialistas y con aprecio al vil metal, y qué, igualmente lo único que importa es la calidad de lo que producen. Si sólo oyésemos, mirásemos, leyésemos la obra de «buenas personas», como decía uno, íbamos a leer bien poco, como aquel mismo que defendió esto ¿o no?

  5. Efectivamente, Lola. En el ámbito literario y en el campo del pensamiento no cabe duda que existen biografías para todos los gustos y colores. Aunque la biografía de Schopenhauer, por ejemplo, proporciona con facilidad el retrato del pesimista predicando el rechazo del mundo ante una mesa bien servida y deleitándose con el paisaje alpino, a través del amplio ventanal. Sin embargo, ahí está su obra, ¿quién negaría su valioso aporte a la filosofía, al idealismo…? Supongo que nadie, algún estulto, tal vez, de esos que te hablan de yoyas y de hostias; que lanzan imprecaciones delante de millones de televidentes y son aplaudidos a rabiar. Mejor, con rabia. Es que son unos peazos de artistas, incomprendidos por una ínfima parte de la población, compuesta de frikis inadaptados a los tiempos, insolidarios de tendencia fascistoide y demás morralla, que seguramente estarán también en contra de las descargas ilegales. Una delicia, señoras y señores telespectadores.
    Pues saludos y buen finde para tod@s

  6. Me gustaría, Winspector, que me hablases de esos programas y de quienes participan en ellos. En televisión, estoy pez; no veo nada. El otro día me avisaron de que pusiera el reality show donde salía Lucía Etxebarria y en pocos minutos, vi el montaje. Según el guión, pues estos programas tienen un guión previo escrito, Etxebarria se hacía la antipática y era expulsada del programa. Un negocio redondo y pactado. Por un solo programa un pastón, imagino, mucha publicidad, máxima audiencia y eso; sólo un programa. Inteligente no sé, pero más lista que el hambre…¿tú qué dices?

  7. Tampoco yo he realizado curso alguno a propósito de la tele-basura, no piense vd mal, seña Lola. Pero qué duda cabe, está ahí, inamovible, a lo largo de gran parte del día y, aunque no quieras, se siente, se percibe, igual que cuando pasas por las cercanías del vertedero. Por otro lado, sorprende que no vea nada la tele. Es lo que dice todo el mundo cuando es preguntado ante las cámaras, salvo que la mayoría, (absoluta) de toda la programación, solamente ve los documentales de la 2. De la Liga o la Champions, ni mu.
    Y bueno, uno también imaginaba que Lucía Etxebarria era solamente inteligente y para nada. Es completita. No me lo tome a mal, pero de esas ( y esos) hay la tira.

    Un saludo para ti y para todos y eso, mucha caña al ferragosto.

  8. Bueno, es verdad, la 2 me gusta, no los documentales o sí, pero los de historia no los de animales, con todo respeto a los animales, que me encantan, pero no en la tele (por eso no aguanto la telebasura.)
    Las películas de la 2 también están bien, pero, a veces, las ponen muy tarde y sólo puedo verlas en verano.
    Ayer en la 1 pusieron un reportaje sobre el baile en España en plan revival con guateques y sanciones represoras de por medio y me reí montón. Jolín, no soy radical contra la tele si se deja ver…Ni soy más papista que el Papa. Por cierto, ¿qué te parece el toquecillo progre del Papa en los últimos tiempos?

  9. El Papa le da un aire juvenil y latino dulzón a la Iglesia. Y tal vez reformista. Eso, en principio, está bien (aunque a los sectores más conservadores les pasará como se decía de los gitanos : no quieren hijos con buenos principios) Históricamente la Iglesia siempre se amoldó a la política de cada tiempo, realizó los cambios pertinentes y no más; de ahí su larga trayectoria. Por ahora, el celibato continuará siendo intocable, igual que el acceso de la mujer al sacerdocio. En cuanto a la homosexualidad, el Papa no se baña demasiado – ¿»quién soy yo para decidir…»? – Una vez más, las decisiones trascendentales quedan en manos del Altísimo. Y como siempre, il tempo se ne va…
    Dicho esto, no es menos cierto que por algo habrá que comenzar, aunque sea de farol.

    Pues buonanotte.

  10. La iglesia se moderniza por exigencias del guión, tienes razón. Los gays podrán ser sacerdotes, creo que ya haberlos haylos, las mujeres, no. Las mujeres que triunfan es porque tienen testosterona, dice el autor de «Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus». O sea, que, para trunfar, hay que ser un poco marimacho ¿Valdría también para ser cura? ¿Podrán ser sacerdotes las mujeres con testosterona? Tengo un lío… ¿Tú que dices? ¿Y por qué el Papa no fue a Santiago?

  11. Eso es lo que se llama un lío mediano, Lola. Los homosexuales pueden ser/son sacerdotes, pero una vez ordenados se supone que no lo son (hasta que empiezan a salir del armario o se les sorprende en el acto) El marimacho (mujer hombruna, antigua definición; machopingo, tras Los Montes) es otra cosa. Para ser cura no sé (mi chiedi mica la Luna?) aunque personalmente creo que sí, que desarrollaría bien el oficio sacerdotal, incluso mejor que muchos varones, gays o no, por aquello de la testosterona.
    Puestos a imaginar, ¿cuántos y cuántas opositarían al sacerdocio si se abriese la puerta para tod@s? Las oposiciones al profesorado quedarían en minucia, los seminarios a tope…O sea, más impuestos, ¿no? Poveretta Spagna!
    Saludos

  12. Menos popes quedaron en la antigua URSS, una vez acabada la revolución y, desde hace ya más de veinte años, el gran patriarca ortodoxo de Moscú se iguala a Putin en protagonismo, los popes parece que nunca hubieran faltado… Fíate tú de las apariencias. Todas las crisis que en el mundo han sido pusieron a rebosar cuarteles y seminarios. Pidamos a Dios – ¿a quién si no?- que ésta no dure mucho más, dado el nivel demostrado por nuestra clase política. Amén.

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