Pequeño y gran Miguel

11 Ene

Hay niños raros, melancólicos, lunáticos que nacen ya poetas o que miran el mundo con sus pinceles o que viven con el oído atento a la obsesión de sacar del ruido cotidiano, una armonía perfecta que explique el orden del universo. O su desorden. Niños artistas, en fin, que, por mucho que envejezcan, nunca dejan de ser niños. Pero también hay niños que nunca son niños, pues nacen ya mayores sin posibilidad de inocencia. Niños obligados a afrontar la crueldad del mundo con mirada de hombre. Niños que empuñan armas envueltos en guerras que todavía no pueden comprender o que sólo se comprenden como brazos hábiles para el trabajo en el campo, en las fábricas o detrás del mostrador del negocio familiar. Niños taciturnos e incapaces de ingenuidad y fantasía, hechos a la madurez por la fuerza mayor de la miseria y con demasiada realidad sórdida a cuestas para poder soñar o hacerse ilusiones con un futuro. Hay niños de infancias robadas y niños robados que buscan en todos los rostros, los rostros de sus padres y, sin reconocerse, viven en un estado permanente de orfandad y abandono. Hay niños viejos y viejos niños que lloran como bebés cuando, por fin, a los ochenta y cinco años, conocen el verdadero nombre de su madre. Y otros que nacen para la tragedia, bajo el sino de padres malvados que los usan de carnaza para calmar sus propios resentimientos, siendo así el objeto inexplicable de salvajes asesinatos contra natura. Hay niños, como Ruth y José, predestinados por la desgracia de haber sido engendrados por un desalmado como José Bretón y otros que son almacenados en un congelador por una madre trastornada. Santos inocentes que son arrojados por una mano siniestra en un contenedor, envueltos en una bolsa de basura para que algún mendigo la encuentre en sus rastreos nocturnos entre verduras podridas y yogures caducados, como cualquier otro desperdicio. Hay vidas de desecho que sólo vienen al mundo para conocer un instante de crueldad. Vidas inexplicables, truncadas por una muerte inexplicable. Nunca resulta explicable la causa que pueda provocar el asesinato de un bebé, de un niño. Ni siquiera la simple muerte sin mayor causa que la de un accidente pueril y fortuito. Siempre ha pasado y jamás comprenderemos por qué pasa; que un niño de repente se trague la pieza de un juguete y se ahogue o caiga de un columpio y se abra la cabeza o se asfixie estrangulado por su propia bufanda o, como Miguel, ese niño malagueño de seis años que, en esta aciaga cabalgata de Reyes, se soltó de la mano de un familiar para recoger caramelos bajo una carroza por la que fue arrollado. Fue cuestión de unos minutos donde la mala fortuna jugó su baza inexorable. Nadie pudo detenerlo ni salvarlo. Tampoco hubo vallas que le impidiesen lanzarse hacia su trágico fin. Aunque, probablemente, nunca haya vallas suficientes para impedir que el azar nefasto se cruce en el camino de algunos niños y se los lleve por delante sin más explicaciones. De eso trata una de mis canciones favoritas “Tears in Heaven” de Eric Clapton.
Cualquier niño debería tener toda la vida por delante para sentir la ilusión de pensar qué quiere ser de mayor. Como la mayoría de los niños, tal vez Miguel quería ser futbolista. Y recibir el cuarto balón de oro como Leo Messi. Ese niño que se inyectaba en las dos piernas la hormona del crecimiento y que, aun creciendo poco, se hizo tan grande. Más grande aún, pues, pese a tantos triunfos, sigue conservando la humildad y brindando cada una de sus victorias a sus compañeros de equipo y a los suyos. Se puede ser inmenso sin dejar de ser “El pulga”. O “El enano” Buonanotte, ese jugador de nuestro Málaga C.F. que, en los últimos encuentros se está volviendo gigante. O Isco, un malagueño de pura cepa que, sin perder la sencillez, ya pasea su nombre por el fútbol internacional. O cualquier otra de esas figuras de nuestro equipo que forman tan sólida unidad, pues, gracias a méritos propios y a los del sabio Pellegrini saben jugar en conjunto. En tiempos tan difíciles, nuestro pequeño equipo local se ha crecido y, como David contra Goliat, le ha sacado los colores hasta al todopoderoso Real Madrid. Quiero agradecerle a nuestro blanquiazul las alegrías impagables que nos brinda entre tanto infortunio. Por devolvernos a los mayores la ilusión en cada partido que nos hace disfrutar como niños y por demostrarles a los niños que se puede ser mayores y cumplir los sueños, si en ellos se invierte fe, constancia y trabajo de equipo.
Pese a mi simpatía por Messi, espero que el próximo domingo el equipo de nuestros colores le dé una buena paliza al Barça omnipotente y, en cualquier caso, le dediqué el partido al pequeño Miguel. Ese niño que no pudo crecer, pero se ha vuelto tan grande en el corazón y la memoria de todos los malagueños. Va por ti.
Tears in Heaven («Lágrimas en el cielo») de Eric Clapton. Su hijo cayó por accidente desde la ventana de un piso 53 y él le compuso esta canción inolvidable. Pinchadla abajo
Tears in heaven

8 respuestas a «Pequeño y gran Miguel»

  1. ¿Malagueño y culé? Eso se llama traidor ¿Cómo apuesta usted por unos señores que no quieren ser ni españoles? Vamos todos a dar la cara por nuestro equipo local, que es lo suyo. Si así lo hiciésemos, otro gallo nos cantaría…

  2. Bueno, no me siento mal por haber deseado que el Málaga C.F le diese una buena paliza al Barça. Yo creo que, para conseguir las cosas, hay que desearlas mucho y por la fuerza de este deseo, llegan tarde o temprano. Hace unos años, nadie hubiese creído que nuestro equipo local representase un peligro frente al mejor equipo del mundo y así ha sido, la prueba es que Messi, el jugador más grande del planeta, con sus cuatro balones de oro, se ha esforzado para descartar a quien no despreciaba como rival.
    El listón estaba muy alto y, pese a todo, no hicimos mal papel. Hasta el último minuto, el equipo blanquiazul estuvo luchando sin tirar la toalla, así fue como llegó a última hora el tanto de Buonanotte, quien por algo reclamaba menos banquillo y más minutos de juego.
    También resultaba lógico que los jugadores malaguistas se sintiesen intimidados al afrontar al super-campeón y se inhibiesen de disparar a gol con mayor coraje. Nada que no pueda superarse, trabajando la autoestima y creyendo en las propias posibilidades. No es momento de perder la fe, después de tantos logros. Medirse con los mejores con tanta dignidad, ya es una gran prueba de valía. Adelante.

  3. Cada cual tiene derecho a ser del equipo que le dé la gana, como los propios jugadores ¿O es que Buonanotte es malagueño? Yo nací en el Perchel y soy del Real Madrid, porque es el mejor y me da la gana.

  4. ¿Yogures caducados en la basura? Eso era antes, seña Lola, que hoy el yogur es el maná del contenedor, requerido por ingente cantidad de ciudadanos y ciudadanas, que llegan incluso a revenderlo. Junto con el pescado des-congelado-caducado y las verduras, el yogur es la trufa del desecho alimentario. Ahora es mucho más fácil encontrar al pobre niño deshauciado, porque la cantidad de vertido ya no lo cubre en su totalidad, como en los buenos tiempos. Que pese a todo se sigan encontrando bebés en la basura es un detalle por parte de los progenitores y se supone que deben desear sean localizados a la mayor brevedad, por el cargo de conciencia y todo eso. Si es que son unos soletes. Y abundan, eh, no nos creamos. La sociedad del bienestar da para mucho.
    En cuanto al Málaga-Barça, ya se sabe que soñar no cuesta nada, aunque el sueño nos nuble la realidad. El único que tendrá alguna opción en liga será el Madrid, que puede salvar la temporada ganándole el partido al Barça, aunque pierda todo lo demás. Justo a la inversa de lo que ocurría antaño. El mundo al revés, ya digo.
    Vaya para esos niños y niñas. Y su futuro.
    Ci vuole un fiore:
    https://www.youtube.com/watch?v=WkhwIXI6Gw0
    Saludos

  5. Bueno,ya sabemos que Arias Cañete no tira esos yogures caducados, se los come y le sientan bien. Si no se encuentran ya desperdicios en la basura, esperemos que a nadie se le ocurra comerse a los bebés que encuentre. A la desesperada, la situación está por llegar al canibalismo ¿cómo se come esto?
    Si el Madrid puede ganarle al Barça y el Málaga C.F. ya le ha ganado al Madrid ¿Por qué no podría ganarle también al Barça? Creer que es imposible es rendirse antes de tiempo. Seguiré apostando por mi albiceleste, que no decaiga.
    Ci vogliono dei fiori, fede e un sacco di coraggio. Andiamo avanti tutti e non lasciare mai perdere le illusioni che ci fanno stare sù. Ne siamo intesi?

  6. Va bene. Vincere e vinceremo. Ma ci vuole anche cantare tutti insieme l’unificazione della squadra albiceleste malagueña, a l’italico modo de gli azzurri. Tanto di più se Gatuso -non Caruso – Del Piero, Cannavaro etc hanno riuscito a cantare come mai nessuno l’a fatto…! Ascoltiamoci:

    https://www.youtube.com/watch?v=XXpmhSFKcr8

    Forza Málaga, fischiando sopra i tetti!!!
    Enga, saluditos per tutti e tutte.

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