Si el oficio de Rey no es, en absoluto, una bicoca, menos el de Papa. Una profesión en que se debuta a la edad en que los demás se jubilan. Se desempeña con todos los inconvenientes de la vejez y ninguna ventaja. Ni siquiera aquella que permite al anciano hablar, por fin, con total libertad. Lo que dice un Papa no sólo va a misa, sino que recorre el mundo de parte a parte y acaba siendo comentado y discutido en todos los idiomas. Más le valdría al santo padre hablar en latín, lengua ahora casi ignota fuera del Vaticano, para así evitarse las polémicas que sus palabras suscitan. Las que dijo o las que se dice que dijo, que ésa es otra, porque son, precisamente, sus discursos apócrifos los que levantan mayor polvareda, sobre todo, entre los excatólicos, cuya aversión a la figura papal es tan acérrima como la de los exfumadores contra el tabaco. Se diría que estén más pendientes de las palabras del Papa que sus propios feligreses, bien dispuestos con el sable levantado a montarse un abordaje por menos de una copla, que, por lo visto, lo es tal asunto, según el cual el Pontífice ha negado la presencia de la mula y el buey en el portal de Belén en su libro “La infancia de Jesús”, a lo que se presume, tan comentado como poco leído. Las palabras del Papa interesan sobremanera a los polemistas, pero no al extremo de poner al personal en el brete de leerse un libro, hasta ahí podíamos llegar. Por eso, dadas las presiones sociales, se ve que el Papa habrá de resumir sus mensajes en tuits, según escribe y lee todo hijo de vecino, lo cual se adapta a las necesidades actuales y no desentona del discurso evangelizador, ya que, según afirma el propio Papa, los evangelios ya hablaban en tuits.
De otra parte, el uso de las redes sociales implica en el usuario cierto sentimiento de culpa de lo más judeocristiano. Desde que vivimos conectados a internet, no hay momento del día –o de la noche- en que uno no sienta el remordimiento de no haber respondido a cuatrocientos mensajes.
El móvil, que empezó siendo una herramienta ideada para la libertad del individuo, ya no sujeto a la limitación de amarrarse en casa a la dictadura del teléfono fijo, desde que es blackberry, smartphone, Ipod o lo que ahora se llame, secuestra al viandante del placer del paseo y lo pone en estado de oficinista permanente. No hay quien desconecte o no corra el peligro de ser arrollado por varios peatones que teclean o manosean nerviosamente su cacharrito. Todo puede esperar menos un wasap que te pone, de repente, el corazón en un brinco.
O tempora, o mores; las nuevas tecnologías nos han modificado las relaciones interpersonales y al prójimo se accede por pantalla virtual. Las parejas de adolescentes se abrazan en los parques, mientras cada cual consulta su blackberry o lo que sea y en las mesas de bares y restaurantes, quedas a cenar o tomar café con amigos de mirada inclinada, que atienden los mensajes de media humanidad. También el tuyo, “oye, k estoy contigo hace media hora, t acuerdas?”
Los niños que ya han nacido con un cargador, en lugar de un pan, debajo del brazo, pueden asimilar estos hábitos como congénitos, pero a los adultos que nos educamos en la charla cara a cara, a veces se nos agota la batería. Y la paciencia. Cómo lo llevarán los ancianos.
Dicen que el Papa está encantado con su nueva cuenta de Twitter. Miro una foto en la que los miembros del consejo papal le muestran con entusiasmo las virtudes de una tableta electrónica, que él observa con absorta resignación, yo diría que desolada.
No escribirá, personalmente, los mensajes, pero los supervisará. Así su reino será de este mundo. Leerá mucho jejeje, abreviaturas, faltas de ortografía y pseudo-anónimos, dispuestos a liar la de Dios es Cristo, el día que se levanten con el pie izquierdo o se mueran del aburrimiento, sacando a colación la mula y el buey o la cuestión de que los Reyes Magos acaben siendo andaluces como Jorge Manrique –así llegaban tan pronto a casa, es que estaban al lado, jejeje-.
El Vaticano se actualiza y ya tiene arroba y al Papa le esperan en su cuenta 500.000 seguidores que podrán visitarlo sin pedir cita a cualquier hora del día y de la noche. Se acabó la serenidad contemplativa. Del Twitter no se libra ni Dios.
El P@p@
7
Dic
Hola Lola!
Me ha encantado jajajaj! yo también tengo twitter y sigo al papa, a ver que me cuenta jajaja
¿Qué tal te va? A mi de momento bien, pero para la semana que viene tengo tres trabajos y seis exámenes…
Me voy que tengo mucho lío, pero te leo desde la blackberry!
Ya sabes que no me olvido de ti, eh!
Muchos besos!
EL PAPA TUVO UN COMIENZO TORPE PERO YA SE SOLTARÁ
Bueno, si estudias el puente, pasarás una buena y larga Navidad. Qué bonita mañana se ha puesto, yo me voy a dar un paseo contemplativo por el campo.
No le des la lata al Papa, que está ya muy mayor…
Montoro, tu letra me suena.
No tengo twitter, ni blackberry, ni otras muchas historias de la informática. Escribo algún e-mail… y gracias. Claro está, de vez en cuando me cuelo en los blogs y digo.
En este caso el artículo me parece que no tiene desperdicio pero haría una objeción. ¿ De verdad «Más le valdría al santo padre hablar en latín, lengua ahora casi ignota fuera del Vaticano, para así evitarse las polémicas que sus palabras suscitan»?
Recuerdo cuando Juan Pablo II escribió «Nunc dimittis» aludiendo a eso de “Nunc dimittis, servoum tuum. Domine, secundum verbum tuum in pace (Luc. 2, 29)Muchos medios de comunicación dijeron que el Papa tenía intención de dimitir. Menudo notición, menuda metedura de pata y viva la ignorancia.
Miedo me da que Su santidad escriba en latín.
Pues, la verdad, visto así, sí que es un peligro. Hay extremos en la ignorancia que resultan inconcebibles. Eso me recuerda una frase de la «Guerra de las Galias», «Caesar ad naves adesse nequit», que, en la universidad, un colega tradujo como: «César se montó en la nave y se tomó un Nesquik». Lo mejor es que fue a protestarle al profesor por el suspenso. Fueron los anticipos de la LOGSE.
Gracias, Manolo, estaba algo decaidilla y me has hecho reír con ganas. Besote.
La verdad es que yo no sé latín y esto del “Nunc dimittis” lo aprendí en un libro escrito por un paleontólogo judío. Pero siempre me han llamado la atención las locuciones latinas y por eso, en cierta ocasión, me permití hacer una observación a un amigo que se creía buen articulista (el pretérito es por lo de amigo) cuando escribió «desde in illo tempore…»
Pero creo que me estoy desviando del tema. La traducción de tu compañero me parece un error monumental; todo el mundo sabe que en tiempos de César no había Nesquik. Y en cuanto a la LOGSE…, eso daría para muchos escritos la mayoría de los cuales sólo entenderíamos los antilogsianos.
Muy agradecido.
¿Pretérito tu amigo? ¿Y ya decía entonces esas barbaridades?
Debo entender que ahora no es tu amigo, pues no aceptaba las críticas. La ignorancia es atrevida y respondona.
Lo siento por la pérdida, aunque para mí que, al final, saliste ganando. Sinceramente, ni tú ni el periodismo se merece semejante elemento.
Hace tiempo que no veo al del Nesquik, pero, ¿sabes?, hoy es profesor en una universidad, no la de Málaga, pero por ahí ¿Qué te parece?
Insólita estrella errante
es la que alumbra el Portal
(palabra del Santo Padre)
eterna Estrella de Oriente
que acabará en Lone Star
cual logotipo sonriente
de algún grupo musical…
Habrá que tomarse a broma
las ocurrencias del Papa,
si en un agitar de redoma
aquello que fue Tartessos
lo convierte en Tierra Santa,
que lo suyo es religare
con firmeza y convicción
religio et philosophiae,
trocar Habis por Herodes
y así la mula y el buey
por las vacas de Gerión;
los arenales de Belén
por arenas de Doñana
pues ahí dicen –y dirán bien-
que debajo se adivina
el esplendor de la Atlántida…
Tendré que hablar seriamente
con mi caro primo, el arcipreste.
Buenos días y como siempre, que no decaiga.
Esperemos que los reyes,
gaditanos y guasones
llenen nuestros calcetines
de mojama y camarones,
que, en estos tiempos de crisis,
valen más que los doblones
y nos canten por fandangos
y nos hagan chirigotas
por olvidar los fulanos
que nos tocan las pelotas
y que les dé la pensión para
regalar jamón
y ya que estan aquí al lado
nos alivien del bocado
de la paga extraordinaria
y traigan buenas canastas
a tantísimos parados,
que si son de Andalucía
estarán subvencionados.
Montaremos un tablado
y en un tuit acelerado
invitaremos al Papa
que será esta cabalgata
una juerga muy flamenca
como reza la ocurrencia
de su misma Santidad.
Si no es el juicio final,
en el día 21 como anunciaron los mayas
con estos magos compadres
vamos a liarla parda
con la navidad gitana…
No está mal, bien pensado y cabal
que al mal tiempo buena cara
y que no nos falte de na,
por si las piedras cantaran…
(la Virgen lava pañales
arrodillada en el río
pues solo encuentra trabajo
en precario y sumergido)
¡Calla, consiensia mardita!
¿Por qué habríamos de esperar
al ruego de María bendita
y que se convierta en vino
todo el agua de Caná
en la boda del amigo…?
¡Y quién quedaría en España
(entre rosario y letanía)
lampando por panes y peces
del Sermón de la Montaña
en espetos de Andalucía..!
Pues ( y esto lo digo sin saña)
que entonces ya tocaríamos
el ápice de la cucaña
sin desandar todo un siglo.
El venerable Papa ya adivina
(yo creo que tiene la clave)
que, al final de la jornada
aquel que se salva, sabe
y el que no, no sabe nada.
Luego el Portal, pa España.
Saludos.