Viaje de atunes

11 Ago

Un viaje por la Costa de la Luz es un viaje de atunes. Hay atún a la plancha, encebollado, ahumado, mechado, croquetas y albóndigas de atún, pregonan a toda tiza las pizarras de los bares. Los gaditanos sí saben qué pueden hacer con tanto pescado, no como el del chiste:
-Le ha tocado a usted un viaje a Túnez.
-¿Y qué voy a hacer yo con tanto pescado?
El atún es el pescado que mejor se conserva, en aceite de oliva o salazón como lo preparaban los romanos en la factoría de Baelo Claudia que, gracias a tan próspera industria, tomó categoría de ciudad en tiempos del emperador que le dio nombre. Las ruinas de su esplendor se integran en la playa de Bolonia, dándole al enclave una mágica atmósfera milenaria y cromática por el perfecto contraste entre el amarillo intenso de la arena, algo áspera y mineral, como polvo de oro y el celeste profundo de ese mar de fondo, donde el baño es un placer de dioses.
No hay temor a recomendar esta playa que, pese al atractivo de su perfección estética, pocas veces se verá superpoblada, pues Eolo, poco amante de albergar domingueros en su mítico litoral, mucho más que, de vez en cuando, hincha de cólera sus pulmones bravíos para hacerles volar las sombrillas. Pero merece la pena hacerse del valor de los inmortales contra el viento que levanta la arena y acribilla la piel a latigazos para zambullirse en esas espumas impolutas que aún guardan los secretos de nuestros más remotos antepasados. Esa pátina dorada que forman los granos de arena en el aire es el revelado sepia de la historia. Nunca sabes si estuviste aquí unos minutos o unas horas porque, de esta orilla, el tiempo con valor de eternidad es ajeno al movimiento accidental de los relojes. Cuando San Agustín quiso definir el tiempo debió pensar en Bolonia. Es el lugar ideal para dejarse naufragar, para el olvido, para quedarse y, si no, para volver a volver. Volveremos cuando hayamos alcanzado los demás puntos de nuestra ruta que ahora nos conduce a Barbate, antes llamado Barbate de Franco por ser destino de interés del dictador, quien gustaba de hacerse la foto junto a esos atunes enormes que los lugareños le colocaban a pie de pesca. Este pueblo es un punto estratégico de alojamiento, pues permite el desplazamiento en pocos minutos a las playas de Zahara de los Atunes y Caños de Meca, entornos naturistas muy del gusto hippie, pero que, en pleno agosto, también pierden glamour alternativo a favor del turismo familiar. Más aún en este año, en el que la crisis y la revolución de los países árabes –por tradición, más baratos- ha persuadido a los españoles de practicar el turismo nacional; los españoles del norte van al sur y, a lo mejor, viceversa, motivados de añadido por el argumento de que, puestos a dejar dinero por esos mundos, mejor dárselo a los compatriotas, quienes, en vista del éxito, duplican y triplican los precios de habitaciones y apartamentos y de la carta de sus restaurantes, dando clavos de globalizada cuantía internacional, lo que puede causar un doble efecto; 1) Que los turistas patrios gasten en tres días lo destinado a diez y vuelvan cabreados y de vacío a casa. 2) Que cambien restaurantes por supermercados y se den al picnic sobre la arena. La profusión de las hordas familiares, cada cual con su silla plegable bajo el sobaco, tomando por asalto las playas a golpe de fiambrera, junto con la reducción de velocidad en carretera y los moños revival en la coronilla de las muchachas han dado al verano cierto sabor sesentero.
Será que hay que ahorrar, pero en otra cosa que no sea la mojama. Mi abuelo, que tuvo que ser de ascendencia romana por su arte de convocar placeres gastronómicos en torno al triclinio, la tomaba con almendras tostadas y una copa de vino fino bien frío. “Es el jamón del pescado, instruía con sabiduría epicúrea”. Y en esas estamos antes de partir para Conil, ese otro pueblo de blanco y luminoso candor que se divisa encaramado en la colina desde la playa de Castilnovo, donde la confluencia con la desembocadura del río produce un admirable efecto a la vista, que aumenta con la caída de la tarde que incendia el mar.
Conil está también empetada por la bulliciosa reconquista de visitantes castellanos que hacen de sus noches una continua juerga hasta el amanecer, pero si no te gusta la fiesta ofrece a su vez rincones tranquilos donde dormir en silencio. Hay pueblo para todos. Y también playa, la del Palmar, inmensa e infinita por más bañistas que acudan. Allí, después del baño, de cristalino y, por lo general, animado oleaje, podrás comprar a los pregoneros cerveza y un vasito de camarones bien frescos que, como aperitivo, pintan mejor que el bocadillo envuelto en papel Albal.
Luego reemprender viaje, visitando Vejer, Chiclana y tal vez la Bahía de Cádiz hasta Sanlúcar.
De regreso a casa, cómo no, otro baño en la playa de Bolonia, donde el tiempo eterno es esa arena de oro que aún llevas de vuelta prendida en los pies. Volveremos.

16 respuestas a «Viaje de atunes»

  1. ¡¡¡MINISTRA DE TURISMO!!!…

    El articulo me parecio simple-mente genial…

    pero(siempre habra un pero…):

    Para todos los que hacen turismo: Por favor…cuidad de los pocos entornos naturales que quedan en este precioso Mundo…es simple…una lata de refresco cola…esta mucho mejor en una papelera que en la arena…y una bolsa de plastico…mejor en la papelera que flotando en la mar…y a los que tienen animalitos…si quieren llevarlos a todos lados y el perrito no es del todo bueno…un bozal…y de lo otro…o sea…la caca…a no dejarla en la arena ni en otros lugares publicos…la cosa parece complicada pero es muy simple…basta un poco de voluntad y civismo…

    ¡saludos!…

    Tonno.

  2. el levante impide la benalmadenización de aquellas playas.
    mi tierra,mi mar,mi juventud,mi nostalgia.tengo que hacer las paces conmigo y perdonarme no haber valorado la oferta que me hicieron en el chiringuito con techo de ramas que había junto a «las piedras» que aún no eran ruinas turísticas consistente en casa,patio,pozo,higuera,paz,abandono,viento,estrellas y mar por millón cien mil cuando se cobraba como setenta y tres o así,sin trienios ni gaitas.ni ví el negocio ni me atreví al retiro.o sea,que el paraiso entre dos ma(d)res es otro de esos que battiato señala como perdidos para siempre.suerte y feria calma.

  3. ¿Conque Tonno Amaretto? Los italianos me persiguen también con nombre de atún; viaggio di tonni. Grazie mille, Tonnetto.
    Las oportunidades se presentan en el momento inoportuno, por eso tal vez no merezcan tal nombre. Qué hermosa casa sería esa para vivir como un Dios junto a su higuera. El chiringuito tampoco existe ya, pero las ruinas se conservan tan jóvenes como siempre, por algo es la playa clásica y no la clásica playa. Yo también lo lamentaría. Un abrazo.

  4. Enhorabuena por el “viaje al centro del atún”, ni el Verne lo hubiera imaginado. Yo echo mano del atún cuando he perdido toda gestión del tiempo para otros condumios de más prólogo. Y allí está siempre él, enlatado, obediente, sumiso, dispuesto siempre. Una vez descerrajada la hermética cilíndrica de la latita, supura el oliva como caño milenario que dejo caer sobre la gravedad de un bollo, al que le siguen como canto deshojado de final de verano las desmenuzadas lonchas del atún. Después, las largas tardes del domingo en su cadencia lenta, un televisor Vanguard (no es errata, no teníamos la mayoría televisores de vanguardia), los goles pregonados sin respiro desde una radio que gritaba en alguna habitación aneja, la presencia de la familia toda, tan visigoda en su unidad por entonces porque nadie faltaba, y aquel pestillo de una puerta que no encaja (ni puerta ni pestillo encajaban, entiéndase)…y otro sinfín de cosas. Oh, atunata de la infancia que este artículo me ha regresado. Saludos.
    P:D.: Para volver al pasado, nada de hipnosis; atún.

  5. Verdadera oda al atún y digna de un Neruda, por lo menos.
    Ese escritor al que tenemos el honor de recibir en este blog, ha cambiado su pseudónimo, pero reconocemos su inconfundible estilo; Winsp…

  6. Ay, Lola, más quisiera Winsp.. .escribir una oda al atún con el estilo, gracia e imaginación de pancho (un saludo, caro amigo). La Vanguard tenía una particularidad muy vistosa: aquella funda de paño rojo, intenso, destacando con orgullo del resto del mobiliario y que la cubría hasta la carta de ajuste previa al telediario. Y luego, qué maravilla, ¡hoy comemos con Isabel…! Y aquellos goles cantados de la radio…Por cierto, años después se supo que el famoso gol, por más que lo recitó y alargó en el tiempo, no lo marcó Matías Prats senior, sino Zarra. Quede claro.

    De regreso a la capital esta madrugada – tras haber intentado anoche avistar, con relativo éxito, alguna fugaz perseida ,tumbado boca arriba sobre la antigua era, a unos mil trescientos metros de altura – y viendo el litoral a través de la confusa nube, “peazo smog malagueño”, en tiempos de feria, pienso en el paraíso perdido de jose antonio, que también conocí hace muchos años, cuando, tras el levante, los “piojozos” de la Línea devolvían al mar todo lo que éste había depositado en la orilla, a saber, maderas, plásticos, cajas enormes de cartón que se desplegaban como velas…y que, en formación horizontal, a veces de kilómetros, avanzaban de nuevo a través del mar, pero ahora rumbo África, con el cambio de viento; ¡pa los moros! gritaba la chiquillería…

    Muy bonito y refrescante tu artículo, Lola. Con el atún y este calorcillo le entran a uno ganas de beberse un barril, que siempre estará a mano para la ocasión. Pero el tiempo, ah, ese tiempo de “aggiornamento”, cuánto cuesta ponerlo a nuestra disposición. Por eso te envidio sanamente. Qué no daría yo por viajar ahora, como antes, “sin cabeza”, igual que el bacalao de la fábula ¿Lo recuerda alguien?

    Un pescador, vecino de Bilbao,
    cogió, yo no sé dónde, un bacalao.
    «¿Qué vas a hacer conmigo?»,
    el pez le preguntó con voz llorosa.
    El respondió: «Te llevaré a mi esposa;
    ella, con pulcritud y ligereza,
    te cortará del cuerpo la cabeza;
    negociaré después con un amigo,
    y si me da por ti maravedises,
    irás con él a recorrer países.»
    «¡Sin cabeza! ¡Ay de mí», gritó el pescado.
    Y replicó el discreto vascongado:
    «¿Por esa pequeñez te desazonas?
    Pues hoy viajan así muchas personas.»

    Saludos y aguante la feria

  7. Siendo Pancho o no, cada día te superas más a ti mismo. También en el arte de dar pistas indescifrables ¿Quién te pillará Winspector Gadget?

  8. Aclaratorio a Lola Clavero sin estrambote.

    Yendo uno a elegir un nombre por azar,
    la dicha decisión acabó en Pancho,
    que laureado de atún como penacho
    devino en confusión de la Clavero.

    No busqué suplantar identidades,
    ni de ser mi Narciso sobre el agua,
    genuflexo, mi torso, si hace falta,
    con tal de mitigar las veleidades.

    A Winspector le ofrezco mi cumplido
    por haber atribuido cualidades
    a este humilde fantasma equivocado;

    que cuando escribe, se escribe extraviado,
    poniendo en pocas líneas vaciedades
    que acabaran al fuego y consumido.

    P.D.: Discúlpense las erratas si las hay, y los yerros en la métrica endecasílaba. Un saludo.

  9. Amigo Pancho, no hagamos cuenta de erratas,
    ni corrijamos a porfía,
    que ya don Dámaso admiraba
    aquellos que se perdían,
    por los cielos más puros;
    Que hacían versos y odiaban
    A la filología.

    Y al cabo, ABBA es lírica y es música;
    Y conjunto ganador de un festival
    de Eurovisión. Así el maestro lo dice:
    “Verso libre, verso libre,
    líbrate mejor del verso,
    cuando te esclavice…”

    Corrijo mejor a la Clavero,
    apurando el intelecto
    Y donde dice ¿..´.. …´….?,
    a la salud de otros tiempos,
    debe decir:
    ¡quién te pillara, Winspector!
    Remenbranza juvenil.

    Enga, un abrazo festivo para tod@s

  10. Los versos vienen en mi ayuda
    se trata de un gran poeta sin duda
    y por lo visto y leído
    de un gran poeta harto conocido

    P.D: Como se puede leer -y espero que no computar ni observar la aberración de la rima- hace siglos que no versifico, valgan, no obstante, los ripios únicamente para reafirmarme en que este escritor visitante es por más poeta con varios alter ego. Dos comentaristas de semejante nivel ya sería una gran carambola en los tiempos que corren…

  11. Me alegra saber que la playa de Bolonia permanece impoluta. Yo hace más de veinte años que no voy, pero es una de mis playas favoritas. Este artículo vale más que un millón de imágenes: me ha encantado leerlo en una noche ya con olor a otoño (el verano nunca llegó a Irlanda…) Y la mención de la mojama como el jamón del pescado me ha hecho sonreir. Un beso.

  12. Ma certo Lola, en carambola ha quedado.
    Si solo un Dios mora en la gloria,
    centinela omniscient , de intemporal vigilia,
    al que un único milagro está vedado,
    dice la Biblia,
    tal que realizar dos cosas,
    contradictorias…

    El fusionarme con Pancho,
    ¿no será un desafuero?
    ¿puedo sisar la cartera del amigo,
    como vulgar “descuidero”
    del Puente Santo Domingo…?
    Pues yo me quedo tan ancho,
    que solo Dios es uno y trino.

    Mil saludos, Lola, Pancho.

  13. Me dejas estupefacta
    hilvanando versos en tu treta con rima tan exacta
    ¿Será posible que en mi humilde blog pueda recibir
    tan gran poeta? Sean uno, sean dos,
    Grazie mille, Winspector

    El otoño en Málaga, sin embargo, sigue siendo verano. Lo comprobarás el 23-S, Rosa, tenemos una cita ¿recuerdas?
    Un abrazo.

  14. PRONTUARIO PARA RESOLVER DUDAS

    No se preocupe el pagano ni el gentil
    ni el displicente, que sólo Dios,
    dirimente,
    divide con ritornello;
    es lento pero seguro.
    Las fusiones pa´la banca,
    yo me quedo con mi blanca del pasado
    caquiverde, la cual contiene
    la hipérbole
    «el valor se le supone»,
    y puestos a suponer
    fazañas, gestas y honores,
    la ventral se descompone
    y la derrota amanece
    en mi cuerpo de marasmo,
    de caquexia, de doliente.
    Así que sin con-fusión,
    sin esquizas colusiones,
    y, en menos, competiciones,
    ante las que siempre pierdo,
    a la afición le propongo:
    si persisten intenciones fusionadas,
    que busquen en las sagradas,
    en las que son de verdad,
    allá en la calle San Juan.
    No busquen por estos pagos,
    y cada cual con su palo,
    cayado, cetro o bastón.
    Mis respetos Winspector.

    Así sea.

  15. Por ventura que este duelo
    entre Pancho y Winspector
    es gesta de gran valor
    y dan enjundia al verano.
    A la lengua hacen honor
    con la espada de Cyrano
    y magnifican el blog
    (sean uno, sean dos)

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