Sí es lo mismo; lo que ocurre ahora en Egipto y lo que ha ocurrido en Túnez y en Argelia. En Siria, en Marruecos, en Irán o lo que seguirá pasando en Turquía o lo que pueda ocurrir pronto en Jordania. Los países islámicos necesitan la democracia como el pan. Exactamente como el pan, pues la opresión de sus gobiernos totalitarios, en cualquiera de sus formas, monárquicas, dictatoriales o pseudo-aperturistas, ha supuesto, hasta este mismo momento, no sólo la privación de toda libertad, sino la relegación de la mayoría a la más absoluta de las miserias.
La descarada desigualdad del reparto de riquezas, siempre en manos exclusivas de unos pocos poderosos, es asunto del que los viajeros occidentales nos hemos podido percatar, en nuestras visitas por estos países, a poco que nos hayamos apartado de la consabida ruta turística, si bien, según cierta ignorancia impostada, se nos haya hecho interpretar que “estas gentes” habían elegido por propio gusto vivir en tamaño estado de miseria, dadas su consignas culturales y sus creencias religiosas. O incluso una presunta condición genética. Para nosotros, los civilizados occidentales, el pueblo islámico, sea del país que sea, no ha sido sino en bloque “el moro”. Criaturas, en suma, de hábitos primarios y bárbaras ideas, sospechosas en cualquiera de sus variedades y hasta día de hoy, prejuzgados de incapacidad para gestionar una transición democrática por sí solos.
Oigo opiniones sobre la polvareda que en Egipto está levantando el derrocamiento popular del tirano Mubarak que vuelven a caer en los acostumbrados tópicos, pues se pre-supone que, de mal en peor, la marcha del dictador favorecerá una caída del país en manos de los fundamentalistas, los “Hermanos musulmanes”, a los que, con el sólito desconocimiento de causa, se tacha de integristas, fanáticos o meramente terroristas de la mismísima piel de Bin Laden. Y ni una cosa ni la otra, ya que tal fuerza política rechaza la violencia como método, está por la aprobación de medidas reformistas que abran la vía a un sistema electoral y, en cualquier caso, no son la única opción que pueda ofertarse al poder, sino un partido que, como cualquier otro, convoque el voto a las urnas. No es sólo su voz la que se levanta en la plaza de Tahrir, hay otras muchas, plurales y diversas, aunque movidas por una misma esperanza; la libertad.
La revolución que se extiende por los países del Islam, no nos engañemos, no ha sido fomentada por unos cuantos fanáticos religiosos, sino, en su mayor parte, por una juventud laica desesperada en el intento necesario de un cambio que les permita alguna oportunidad de futuro en su propia tierra. Desesperados a tal punto de perder la vida en ello, quién quiere una vida así, como el propio Mohammed Bouazizi, el joven frutero tunecino quien con su inmolación, quemándose a lo bonzo, abrió esta brecha para una rebelión del todo imprescindible.
Cuando supe de su suicidio, corrí a comprobar que no se tratase de un muchacho tunecino, de nombre bastante similar, con el que hace tiempo mantuve correspondencia epistolar. Otro de los amigos que hice en universidades italianas y francesas donde se formaban para poder volver a su querido país y cambiarlo desde dentro. Chicos tunecinos, sirios, argelinos, turcos, igualmente desesperados por liberar a su tierra del estado de asfixia totalitaria y miseria en el que se hallaba inmersa y cuya amistad me desaconsejaron no pocos compatriotas; no fuera a ser que ocultasen la intención de enamorarme y llevarme a su país para someterme al yugo machista de un burka, un chador o similar; pero, si aquí, ni el más pintado ha conseguido cubrir la cabeza de servidora con el velo nupcial, está claro que esta cabeza es resistente a la danza de los siete velos.
Ni entiendo que aquellos amigos tuviesen la pretensión de someterme a yugo alguno, pues, precisamente no ha sido entre ellos, de trato siempre exquisito, donde he encontrado el menor síntoma de machismo, sino, más bien, entre ciertos especimenes patrios del paradójico giro de la izquierda y auto-tildados de feministas –o feministos-. Si bien, le siguen bastante de cerca los italianos quienes, salvo rosas excepciones, suelen observar tales comportamientos de masculinidad primaria que a nadie haya de extrañar que, con admiración renovada, sigan votando al pichabrava de Berlusconi.
Educados en zafios prejuicios y consignas de las potencias mandatarias, léase EE.UU. o la propia UE, quienes financian estos regímenes dictatoriales en los países islámicos por tenerlos bien sometidos y a salvo de su peligrosa integración en el primer mundo, hemos aprendido a identificarlos, en un mismo saco, con ese “moro” malo de diseño, Osama Bin Laden, que algún día saldrá de su recóndita cueva a volarnos la cabeza a todo quisque. Hasta que el mundo amplio y abierto te quita las orejeras.
Cada vez que anuncian el suicidio o el asesinato de alguno de estos jóvenes en los países islámicos, pienso que puede tratarse de alguno de mis amigos y rezo porque, según sus sueños, puedan salvarse y salvar a sus países; en nombre de nuestro Dios común; la libertad.
P.D: Este artículo va dedicado a mis amigos de los países islámicos; a Mehdi, Mohammed, Joseph, Boudjemaa, Fatima, para que sus esfuerzos por cambiar sus países den al fin sus frutos y, por fin sus sueños, sean, a corto plazo, realidad. Porque tanto ellos como nosotros merecemos vivir en un mundo mejor, hagamos nuestra también su lucha y su esperanza.
Su lucha y su esperanza son -y serán- nuestras, sin remedio, princesita Lola.
Te quiero, sin esfuerzo,
Te quiero.
Es evidente que esta revolución de los países islámicos tiene poco que ver con aquella, llamada por algunos, “revolución de la alegría”, que se revistió de “dulce guerrilla urbana, en pantalones de campana…” en St. Denis o el Barrio Latino; de ingenuos lemas revolucionarios; de la “gentillesse et toujours la parole”…No. Aquí – y ahora – se pide, a gritos desesperados, democracia y libertad, igual que hace poco más (y menos) de un siglo también se pedía en España. O tierra y libertad. Claro que sí, Lola, esto lo vemos y sentimos, más allá de la sonrisa al turista, en cuanto sacamos la cabeza del coto itinerante, cerrado, que se nos impone. Y es verdad que allí la esperanza va creciendo al mismo ritmo que la desesperación, esta última considerada exclusivo patrimonio de intelectuales burgueses hasta ayer mismo y que no vio nunca otra salida que el suicidio o resignarse al mal establecido…
Pero no es menos cierto que en estos países existen amplios sectores de población, de las clases más oprimidas y manipuladas, de los marginados de todo tipo, que están cobrando conciencia de este rechazo y su desesperación, en un futuro próximo, no será verbal como la de los intelectuales, sino activa y el lenguaje mismo saltará en pedazos, tal que hace dos mil años: “Hay una raza nueva de hombres, nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, unidos contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente marcados de infamia, pero que se glorían de la execración común…” Así describía Celso, filósofo pagano y apologeta del irreversiblemente condenado y vencido Imperio de Roma, a los primeros cristianos. Occidente, nuestro Imperio, Primer Mundo y tal, debiera realizar cuantos oportunos retoques fuesen necesarios para evitar la colisión.
Que no se escape la Esperanza del cofre de Pandora, pese a Mubarak y similares. Ainsi soit-il.
Un saludo y que sea un buen día para tod@s.
y cómo evitar que la vivencia personal no nuble nuestro juicio.
y cómo no tener en cuenta que al derrumbarse un régimen no es la fuerza más ecuánime y equilibrada la llamada a sustituirlo sino la organización preparada y DISPUESTA a tomar el poder y controlarlo.o sea,los clérigos del látigo y lapidación.
y cómo no distinguir la trapacería y manipulación políticas de lo justo,deseable y conveniente.
los tristes antecedentes hablan de quítate,sha,y mira qué clérigo más tolerante y flexible hará que el corrupto presente parezca filantrópica criatura.
deseo ver el día que esos presuntos musulmanes moderados y tolerantes defiendan su posibilidad de vida y credo frente a esos remedos de Almanzor,al-mansur,o dejen de vender los modos de occidente si no como pecaminosos como manifestación de degenaración y podredumbre.debilidades.
qué gozo el día que pueda creerme cada una de las burras que por mi puerta pasan.en el mientras tanto:suerte a todos(la frontera sur te llama,estate atento que el futuro viene negro// subsahariano,no.negro// ea ).
Princesita Lola, ya sabes que la felicidad, en realidad, son (es) momentos de alegría. Así pues, brindemos: “El pueblo egipcio tumba por fin a Mubarak”.
Un beso.
Te quiero
José Antonio, que me das la sobremesa. Y cómo comparar aquella turba, marea blanca en el Teherán del 79, ejemplar del Corán en millones de manos y pidiendo, no justicia, elecciones democráticas y libertad, sino el inmediato gobierno de Alá-Dios, declarado enemigo de la democracia…O aquella marcha, en principio llamada blanca, por el color de la chilaba y consejo de H. Kissinger, el amigo que te la da con cualquiera; después, Marcha Verde, de cánticos y ofrendas al que todo lo puede, latas de sardinas o atún y pan duro para aguantar el tipo, que hay que tener mala leche para organizar tal sarao a 50º; transporte de simios (estos eran auténticos) para soltarlos en la frontera y que fuesen ellos las víctimas de los campos de minas sembradas por los deprimidos “lejías”, tan nuestros…
Si los egipcios han logrado que salga Mubarak y su familia de la escena del poder, sin exhibición gratuita del Corán y sin proclamas anti – lo – que – sea, con la dignidad siempre por delante, pues bendito pueblo. Lo difícil será devolverle (al pueblo) lo usurpado, tras treinta años de rapiña: se calculan unos cuarenta mil millones de euros, más de mil millones por año de mandato…El ejército será la “garra suave” tras lo vivido.
Ea, José Antonio, por Cleopatra, “no digas que fue un sueño”. Saludos para ti y para tod@s
me temo que la opción laica…(Ataturk querría volver y Turquía lleva deriva islámica).lo veo mal.¿hasta cuándo pueden unas fuerzas armadas pastorear la situación?¿les compensa?
están locos estos romanos.al final “lo” del sáhara es una traición ampliada gobierno tras gobierno ¿en nombre del equilibrio y la estrategia? en beneficio de otro régimen poco justificable.suerte,frontera sur.