Qué bajón

3 Jun

Baja la libido además de los salarios, dicen las encuestas. La crisis lo baja todo –perdonen que no sea más gráfica- y una cosa es lógica consecuencia de la otra. O no tan lógica; en tiempos de carestía, el sexo debería ser una opción mayoritaria de ocio, ante todo el conyugal que es gratis, pero las féminas españolas se quejan, no obstante, de que sus maridos llevan el paro también al colchón. Posiblemente estas cosas que tanto parecen sorprender ahora, ocurrían ya en tiempos pretéritos, pero entonces se quedaban en confidencias que las amigas intercambiaban en merendolas mientras jugaban a la brisca y le daban a discreción al chupito de anís del mono, como contaba mi amigo y escritor, Enrique Martín Pardo, en sus historias de mujeres (“Háblame”). Tantas generaciones de féminas, adiestradas en la educación monjil, que reducían el trato del “asunto” a sobreentendidos u oscuras terminologías tales como “eso” o “chiqui-chiqui”, permitían mantener el tópico del macho ibérico a salvo, quien sabe si una leyenda después de todo lo mismo que la de Tarzán, fomentada por los personajes bravíos que interpretaba Alfredo Landa en las españoladas de Mariano Ozores. Ahora, sin embargo, las españolas, sin mayores eufemismos, están dispuestas a hacer secretos a voces sus peripecias de alcoba, tanto como para materializarlas en documento periodístico y crueles porcentajes. Esperemos que tanta sinceridad no desemboque en algunos casos más de violencia de género; que el marido cumpla en casa, como sé por los informativos, depende de la frecuencia con la que desempeñe tareas domésticas tales como la plancha y la colada y no tanto de la asiduidad con la que efectúa el acto primario, que es lo que se entendía antaño por “cumplir”. Así y todo, estas mujeres de hoy en día, tan exigentes como para pedir el pollo y los veinte duros –absténgase de buscar falsas metáforas- se quejan de la abulia viril que languidece el tálamo. Ahora, según declaran las encuestadas, son sus esposos quienes buscan pretextos para dormir del tirón sin previos escarceos carnales. Entre el repertorio de excusas más frecuentes, valgan más o menos la crisis, el paro o los resultados de la liga, se encuentran otras, sin embargo, bastante inauditas, pues, según tengo leído en un reportaje de este mismo diario, un sector nada despreciable de la población masculina, echa la culpa de su propia desgana sexual al presidente Zapatero en persona. De todas las culpas que he visto recaer sobre este nuevo instrumento de vudú, en el que se ha convertido nuestra tan cuestionada cabeza de estado –parece que, últimamente, no haya catástrofe política, económica, nacional o internacional de cuya causa no se responsabilice al mandatario leonés- ésta es, sin duda, la más insólita y fuera de lugar. Si bien el señor presidente ha contribuido, gracias a sus ensoñaciones fantasiosas y el voto de muchos españoles, todo hay que decirlo, a crear más caos donde ya lo había, no es lícito cargarlo con cada una de las faltas particulares. Bueno está que uno clame de rabia cuando ve menguar el salario y subir la hipoteca, pero si pierde las gafas, las llaves o el móvil o resbala con una cáscara de plátano, habrá que asumir la culpa en cabeza propia. Valga lo mismo para los asuntos del flex, cuya resolución tiene más que ver con la consulta al urólogo que con la denuncia al Gobierno. Así pues, al recurrente y actual “me cachis en Zapatero”, también hay que ponerle sus pertinentes acotaciones, no es un comodín adecuado a cualquier caso, qué caramba. Va a ser difícil, sin embargo, pues, cuando la opinión pública encuentra un chivo expiatorio, se acomoda a asetearle con cada flecha de rencor por puro instinto de tribu o simple simplismo facilón. ZP que fue SP (San Presidente o Supermán) ha pasado a ser SC (Super-culpable) y parece que no haya golpe que no vaya a su cántaro. Me pregunto, pues tal parece que es la unanimidad en la condena, dónde estarán aquellos pelotas que hablaron en su momento de la nobleza, el vitalismo optimista y el espíritu renovador del presidente electo y si acaso no serán los mismos que ahora claman “Zapatero, dimisión” por sms en la tele o los foros de internet, en tanto se preparan para servir de corte aduladora al próximo sucesor. Los pelotas son como esas ratas que huyen cuando el barco se hunde. Mientras tiene el poder asegurado, engolfan la autoestima del líder, felicitándole sus actuaciones por erróneas que sean y le acerquen al precipicio, pero cuando éste se derrumba, en gran parte, gracias a su beneplácito, ya no están allí para recogerlo. Son como esos amigos de juerga que, causando la ruina del que invita las copas, le niegan el saludo y se cambian de acera, cuando se queda sin blanca y creen que va a pedirles ayuda. De seguro, Zapatero, se hubiera equivocado menos, de haberse rodeado de auténticos amigos que dicen las verdades que duelen a la cara como Solbes, en lugar de dejarse llevar por esa falsa corte de aduladores que ya empiezan a desmarcarse. Su soledad es consecuencia de sus propios errores, pero también de cierta condición traidora de la naturaleza humana. Qué bajón.

P.D: En el «Inventario de conductas intolerables» acabamos de publicar «Las peores conductas de la semana». No te lo pierdas.
Nuevo inventario a partir del lunes, «Inventario de corazones rotos». Cuéntanos tu amor más fallido y frustrante, sin olvidar que no hay que dramatizar los fracasos, más aún amorosos, aprender de los errores y a reirse un poquito de uno mismo. Te esperamos. Buen fin de semana y besos a todos.

9 respuestas a «Qué bajón»

  1. Estupendo artículo, pleno de mordacidad y buena literatura, así como excelente elección de la foto. Gracias por endulzarnos, una vez más, los viernes.

  2. Muchas gracias, Javier. Cuando lo escribí, precisamente, estaba pensando en el buen jugo que tú le hubieras sacado a este tema. Besos.
    Lola.

  3. Le seré sincero, éste artículo ha ofendido gravamente mi virilidad. Es talmente una patada en los susodichos. Todavía no me he podido recuperar del bajón…

  4. Pues yo pienso que uno tiene que ser lo suficientemente hombre como para aceptar sus «bajones». Ni somos perfectos, ni somos sólo «eso».

  5. Y yo no me siento afectado, que, siendo hombre de verdad, sigo con la moral «muy alta». Mi teléfono a disposición de las damas que lo soliciten. Besos a todas las españolasss.

  6. De acuerdo, Javier. Eres el primero en muchas cosas, y en comentar a Lola, el primero del todo. Y lo haces tan bien que hay que decir. «¡tienen razón los dos, Lola y LaBeira, Javier y Lola!»
    Pero, ( me refiero a otros comentarios, ahora) , : ¡Señores, por favor, que no perdamos el humor por mucho bajón que haya!
    Con pan y risas se van hasta las peores prisas.
    Gracias, Lola, por tus comentarios. (Lucía: no te creas ni la mitad…) Gracias a todos.

  7. Yo me quedo con este decálogo, descriptivo y romántico, de la sociedad española, según se desprende de la nueva loseta recién adquirida por la familia para enjaezar el bar, junto a otros efectos futboleros, de cara al próximo mundial de Sudáfrica. De ser campeones, la crisis quedaría reducida a la mitad ( o menos, según los entendidos) y el semblante de Zapatero daría un giro copernicano. La loseta:

    – El pobre trabaja
    – El rico le explota
    – El soldado defiende a los dos
    – El contribuyente paga por los tres
    – El vago descansa por los cuatro
    – El borracho bebe por los cinco
    – El banquero estafa por los seis
    – El abogado engaña a los siete
    – El médico mata a los ocho
    – El sepulturero entierra a los nueve
    – El político vive de los diez

    Pues que se cumpla el pronóstico. Saludos Lola. Arriba los corazones y buenas noches a todos.

  8. Que cansinas, que pesadez de feminatas al acecho, siempre picoteando, incordiando, dando por saco. Siempre insatifechas, como si los hombres tuviesemos la culpa de toda la mierda que inunda a la sociedad.
    ¿Por qué no buscais otros temas, ricas?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.