Cualquier trabajo es un trabajo de chinos. Los chinos hacen de todo y a todas horas. Todo está hecho en China, no hay más que mirar las etiquetas. Hasta los hijos, y más bien, las hijas ya no vienen de París sino de la propia China. Las adoptan las familias occidentales cuando los espermatozoides por el estrés y no sé qué decadencia de la raza o los hábitos, se ponen perezosos.
No así los espermatozoides chinos que no conocen ese vicio de la abulia y andan como de costumbre en guardia de producción. Por lo que pueda preverse, dada una simple deducción genética, de esas hijas chinas en Occidente, igualmente fructíferas, vendrán más nietos y bisnietos chinos. Lo cual indica que pronto todo el mundo se llenará de chinos aún más si cabe, que se cabe. Es ley de vida. En cuestión de producción y reproducción, no hay pueblo con más constancia que China y que con tan gran tesón aprenda a funcionar de todo; incluso de espía. Mucho mejor que aquel emblemático espía americano, un tal James Bond, agente 007, que, a fin de cuentas, perdía demasiado tiempo churreteando con los tremendos pibones que le salían al paso de sus misiones y nos deslumbraba con las tonterías de artilugios tales como super-bólidos que navegaban o volaban por los aires o el teléfono instalado en la suela de su zapato. El espía chino, bien lejos de eso, está al pie del cañón jornada completa e incluso nocturna hasta dar con la tecla del ordenador que le lleve a los secretos de estado y servicios de inteligencia americanos, irrumpiendo en el Google y el correo electrónico del propio Obama si hace falta. Como todo, es cuestión de ponerse. Con los cinco sentidos y sin caer en la chapuza.
Mucho tendrían que aprenden los espías patrios de sus colegas orientales, pues se ve que no hay modo de que, a la primera de cambio, sea en la trama de la política externa o interna, nacional o internacional, se queden con el culo al aire. La última, la del ex agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Roberto Flórez, acusado de traición por ofrecer a los servicios de inteligencia rusos información secreta del CESID a cambio de 200.000 dólares. Por supuesto, el susodicho espía dejó en su domicilio las dos cartas del ofrecimiento y todo el material necesario para que la Fiscalía pudiera inculparlo con total flagrancia. Está claro que el secreto que mejor guarda un español es el secreto a voces. Mientras tanto, China, a la chita callando, va dejando en cueros al Tío Sam y ganando, batalla tras batalla, la guerra fría. Una guerra que, sin derramamientos de sangre, se fragua limpiamente por internet con las solas armas de la exploración cibernáutica y aún deja tiempo para reventar el mercado internacional de toda clase de productos y hasta darle los hijos, sobre todo hijas, hechos. Si el futuro va a ser de la mujer, lo será, ante todo, de la mujer china. China planea sobre el porvenir como próximo imperio del sol naciente y poniente, mientras los EE.UU. se entretienen combatiendo al eterno enemigo islámico, que, sin embargo, nunca atina con la estrategia precisa, pues la respuesta a su gallarda ofensiva abierta termina por resolverse en guerras furibundas que acaban diezmando la población de sus países y su terrorismo pasa por el trueque suicida de dar su vida a cambio. En tanto, los chinos compaginan la guerra fría con la producción y reproducción y cada vez tenemos más por todas partes. Parece que ya no queda rincón del mundo donde no se haya abierto un restaurante chino o una de sus tiendas en las que se vende de todo a cualquier hora. Tantos son por todas partes que no sabemos si sorprendernos o alarmarnos cuando Joaquín Campos en su blog “Chinitis”, de presencia en la versión digital de este diario, nos informa de que también China está llena de chinos. Los hechos y las cifras apabullan, tendremos hijas chinas y jefes chinos que, como buenos espías, nos leerán los correos electrónicos y hasta los pensamientos y conspirarán en un idioma del que no entendemos ni jota. No obstante, ya en el Centro de Formación para el Empleo “Rafael Salinas” enseñan el chino como lengua del futuro. Sin duda, nos tocó la China.
Qué importa quién domine el mundo si tú estás en él. Un beso.
Paco.
Aunque la política y economia internacional me suenen a chino, la cosa es que lo de los chinos invasores «se ve de venir».
Magnífico como siempre, Lola ¿Entonces te quedas aquí en el blog cada viernes? ¿O sólo es hoy?
saludos.días con ordenador k.o.¿ya no en el periódico viernes?suerte
Salgo cada viernes en la edición impresa y estaré asimismo cada día en el blog esperándoos. Besos a todos.
http://es.wikipedia.org/wiki/China_(desambiguación)
http://turismodechina.org/
http://www.abc.es/20100202/internacional-internacional/china-opone-firmemente-encuentro-201002020649.html
Un momento que voy a los Chinos a comprar algo que me olvidé!…ahora regreso!…
Pablo.