La plaza de los héroes se defiende de los invasores

2 Feb

Ayer esta sección visitó uno de los rincones más vergonzosos, no ya del abandonado barrio de la Trinidad sino de Andalucía Oriental, una selva en proceso de descomposición fusionada con un vertedero que ninguna administración es capaz de frenar.

Existe otro rincón de la Trinidad que, sin alcanzar los niveles de asombrosa dejadez, sí que evidencia desde hace tiempo, como el latín, un declinar, a pesar de estar situado en eso que los periodistas, dechados de originalidad, llamamos el centro neurálgico del barrio.

Se trata de la placita que hay delante de la iglesia de San Pablo y que está adquiriendo el aspecto de un arrabal sucio y machacado, no sólo por el paso del tiempo sino, sobre todo, por el grácil paso de algunos de sus usuarios.

Y no es que no sea normal, pero choca que al pie de las escalinatas de la iglesia con pintura negra se haya dibujado una portería y hasta el centro del campo un poco más atrás y por lo que parece, la misma pintura se ha utilizado para escribir en el suelo los nombres de algunos sujetos, no sabemos si publicidad subliminal de algunos jugadores.

De la plaza llama la atención el material, una especie de suelo de pizarra cascado en cientos de pedazos. El terreno de juego, por cierto, se ve interrumpido por un grupo de nueve palmeras hacia la mitad de la plaza, todas con alcorques selváticos.

Rodeada en tres de sus lados por solares cerrados, tanta pared ha sido aprovechada por algunas fuerzas vivas para dejar su impronta personal, sin olvidar todos los bancos que jalonan este rincón. Así, tenemos a un tal «Ulise», que se ha dejado la ese final de su nombre en Ítaca, a Verenice, Juanillo, Tamara, Sole la cubana, Nayara, Cora y a Falito, y con respecto a este último nombre, también hay pintado un falo, un dibujo bastante chungo, por cierto.

En una esquina de la plaza, la que da al pasaje dedicado a María La Faraona, la asociación Teodoro Reding dedicó hace dos años una placa de cerámica «A  la memoria de los heroicos vecinos del barrio de la Trinidad, sacrificados en la defensa de Málaga de las tropas napoleónicas», hecho ocurrido en 1810.

Si regresaran esos heroicos trinitarios y como los tiempos han cambiado, se aprestarían a defender la plaza del Ayuntamiento, que la descuida, y de algunos vecinos, que la degradan.

Fuente de la olla

Y como el mundo es un pañuelo, dejamos para el final a dos de los firmantes de la anterior plaza, ciertos Añoño y Tolillo, que además de inmortalizar sus inolvidables nombres en la plaza de San Pablo han dejado igualmente su huella entrañable en la fuente de la Olla de la vecina plaza de Montes.

Y para que conste, con pintura blanca han colocado en el cuerpo de la fuente la siguiente leyenda: Añoño y Tolillo los + xulos. No son muy originales y esperemos que sus pintadas tampoco sean imperecederas.

La única alegría es que la fuente resiste los embates vandálicos y no está tan destrozada como años antes, a pesar de Añoño y Cía.

3 respuestas a «La plaza de los héroes se defiende de los invasores»

  1. Pero pronto será semana santa y el ayuntamiento recordará que tiene que limpiar la plaza, menos mal que una vez al año, le toca…

  2. “…no sólo por el paso del tiempo sino, sobre todo, por el grácil paso de algunos de sus usuarios.” (Sana ironía). Como antes, la alusión a la decadencia del latín, es un toque de cultura. Y como eso de “…periodistas, dechados de originalidad”, de nuevo el punzón o estilete de fino estilo. Y lo de defender los heroicos trinitarios de la actualidad su barrio del Ayuntamiento como en 1810 lo defendieron sus antepasados de las tropas napoleónicas, de nuevo el toque ágil de la Historia con la Actualidad…
    Como digo en otro lugar, ir releyendo tu prosa en estas crónicas de la ciudad, y desde esa re-lectura enfrentar un verdadero estilo periodístico personal y de altos calibres, es tarea por hacer.

  3. Es una vergüenza como está pero también lo es lo inhóspito de su diseño. Como centro neurálgico del barrio no invita en exceso a permanecer mucho rato en ella, sin apenas bancos y estos a pleno sol, en verano un gusto. Da de la sensación de que no fue construida precisamente para alegrar la vida a los habitantes del barrio.
    Como descargo de los que hayan pintado la portería hay que reconocer que en todo el barrio los críos mayores de 9 ó 10 años (los que ya se aburren en el único parque infantil) no tienen ni un solo lugar para jugar.

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