En 1922, en una fugaz visita a Gibraltar, el famoso inventor Thomas Alva Edison adquirió en un anticuario de Main Street, por 500 libras, una supuesta escultura ibera votiva bautizada como ‘El hombre de los cenachos’. En la soledad de su biblioteca, al otro lado del charco, no puede dejar de pensar que de escultura ibera tiene lo que él de bandolero rondeño.
El hombre de los cenachos
16
Sep