Dentro del Sistema se van imponiendo con holgura los cínicos. Es cuestión de gustos. Al fin y al cabo… ¿qué gracia tiene que el Sistema disimule y persista en mostrar una ‘cara amable’ si solo se trata de poner en segundo plano las porras y los misiles y enseñarnos una sonrisa de dentífrico? Pero no se puede negar que la hipocresía es síntoma de que aún se quiere conservar una ‘imagen’ de respetabilidad, en tanto el cinismo marca crudamente la ausencia de toda capacidad de vergüenza. Pero hay algo que quizás represente la peor de las variantes: la coincidencia de la actuación cínica con el discurso hipócrita. Es lo que está haciendo el nuevo gobierno egipcio: palos, balas, tortura y muerte, represión atroz a la vista del ‘público’, conviviendo con un discurso gubernamental del tipo de “jamás reprimiremos una manifestación pacífica”.
Recuerdo (y no hace falta darle mucho al botón de rebobinar, porque no hace tanto) cuando se convirtió a la ‘Democracia’ en una ideología al servicio del Imperio y su corte. Como las ideologías iban desapareciendo de la escena, se convirtió a la Democracia en una ideología de reemplazo. No era sencillo porque después de todo la Democracia liberal no es más que un sistema para elegir a los gobernantes, lo cual cae bastante lejos de un discurso ideológico. Hubo que recargar a la Democracia con otros contenidos: se la convirtió en la ‘doctrina de los Derechos Humanos’. Se quiso convertirla en sinónimo de compartir un mundo donde los Derechos Humanos reinaban sin discusión. La Democracia fue vestida y maquillada: ya no era solamente votar cada tantos años.
Pero los Derechos Humanos no solo estaban prófugos en muchos países del Tercer Mundo: tampoco se los respetaba en las naciones supuestamente adalides de la Democracia. Las cárceles secretas, Guantánamo, el bombardeo de pueblos indefensos, los prisioneros sin abogado ni juicio cruzando fronteras en aviones ‘misteriosos’… Y después el pisoteo brutal de la gente que migraba desde los países del hambre y la miseria hacia las naciones más prósperas: la muerte en las fronteras, las leyes discriminatorias en naciones supuestamente civilizadas de Europa, las cárceles disfrazadas de ‘centros de internamiento’, todas acciones simétricas con la brutalidad represiva de la inmigración en Estados Unidos.
Los Derechos Humanos naufragaban y su hundimiento se llevaba consigo los restos de la Democracia, ya bastardeada por una parodia de representación. Quedaba a la vista un ‘juego’ que había conseguido, como los ‘trileros’, que nunca supiéramos dónde estaba la reina de corazones; es decir, cómo se lograba hacer un cambio político real, cuando todos los partidos y todos los mecanismos del Sistema han sido diseñados para perpetuar el Sistema de dominación.
Y ahora todo ese tinglado exhibe sus miserias sin el menor pudor. Todos los pueblos que se apuntaron a la ‘primavera árabe’ están retrocediendo ante los ‘recambios’ que no cambian nada y que reprimen cada día más salvajemente.
Y en Estados Unidos el Senado ya ha aprobado la ‘Ley de Defensa Nacional’: cualquier ciudadano, de cualquier país, puede ser detenido, en cualquier lugar del mundo, y llevado a Estados Unidos para enterrarlo en vida, bajo detención indefinida, simplemente por ser ‘sospechoso’ de colaborar con grupos involucrados en ‘acciones hostiles’… Represión planetaria: mundo sin fronteras porque el Imperio llega a todos los rincones. Esto lo propicia el propio Obama, aquel que llegó al gobierno prometiendo cerrar Guantánamo y terminó convirtiéndose en sostenedor de la brutal guerra de destrucción –sin excusa alguna- contra Afganistán y aprobando la política que George Bush ‘copió’ a Israel: la de los ‘asesinatos selectivos’.
El ‘sheriff’ más duro de Estados Unidos, de Arizona, es cortejado por los candidatos republicanos mientras el Departamento de Justicia lo quiere procesar porque con él reina el racismo más descarado: a los latinos se los persigue con saña y se les impone condiciones carcelarias brutales. Si el proceso abierto contra él prosperara, podría…”ser obligado a colaborar con la Justicia en la elaboración de un nuevo reglamento de su oficina que elimine las prácticas discriminatorias”….¡Espantoso castigo! ¡Participar él mismo en la elaboración de normas que él, obviamente, jamás cumplirá! Un toque de hipocresía en el reino del cinismo.