La Ley del absurdo

12 Dic

Estalló por ahí un anuncio, que creo que se difundió casi exclusivamente en las redes, de que estábamos a la puerta de la tercera guerra mundial puesto que China había puesto en alerta a sus ejércitos ante tal eventualidad. Se añadía que los chinos seguían los pasos de los rusos, que por lo visto habían sido los primeros. La información divagaba después alrededor de una denuncia sobre proyectos norteamericanos para lanzar guerras bacteriológicas que habían sido descubiertos gracias al derribo de un avión sin piloto en el espacio aéreo de Irán… En tal aparato se encontró –decía el anuncio- un sistema muy moderno, un aspersor al parecer diseñado por la CIA, para ‘regar’ espantosos virus.

Asombra comprobar, no tanto cómo puede inventarse ese cúmulo de amenazas como la capacidad de creérnoslas sin someterlas a la menor crítica. Si dejamos de creerlas (aunque nos mantengamos abiertos a recibir nuevos bulos) es porque pasan los días y no vemos que los aprestos bélicos se hagan visibles ni tampoco que en alguna zona del mundo empiecen a multiplicarse los virus a tal punto que la sanidad pase rápidamente a ser pública (mal que le pese a la Esperanza Aguirre del lugar, que damas –y caballeros-  de ese estilo hay en todos lados) ya que ninguna empresa privada se pondrá a curar gratuitamente a millones de apestados.

Hay una sólida creencia en principios inmutables a través de los tiempos, como aquel de que ‘no hay dos sin tres’. La posibilidad de que estalle una tercera guerra mundial viene avalada por esa persistente superstición.

¿Qué necesidad puede tener Estados Unidos, que sigue siendo la superpotencia dominante, de inundar alguna zona del planeta con virus exterminadores? Para extender su poder no necesita de la guerra bacteriológica. Y para achicar su deuda no necesita ni invadir China ni cargarse a unos cuantos millones de chinos, con lo cual hasta podría hacerle un favor a la inmisericorde cúspide del Partido Comunista de aquel país. Y para reducir drásticamente la población del mundo, con vistas a que haya alimentos para todos… ¡Alto ahí! ¿Qué le importa a los Estados Unidos que haya o no alimentos para todos? ¿Es acaso un problema de ellos? Además… ¿a qué acelerar con la guerra  bacteriológica la matanza de inocentes que ya se está produciendo en África y en muchos países absolutamente empobrecidos de América Latina y de Asia, como consecuencia del actual sistema de explotación y del poder absoluto que ejerce el gran capital especulador sobre todo el planeta? Una situación que nada indica que vaya a evitarse o reducirse, sino, al contrario, todo parece anunciar que seguirá extendiéndose.

La posibilidad de que lleguemos a creer anuncios formulados con la apariencia de contener ‘información’, cuando son pura intoxicación, tiene que ver, seguramente, con que es la propia realidad la que desborda constantemente hacia el ‘absurdo’ (“contrario a la lógica o a la razón”). Que todos los países estén endeudados y no haya ningún acreedor va contra toda lógica y es lo que está ocurriendo… y pese a ello la deuda sigue siendo el gran instrumento del poder de las naciones más fuertes. La pobreza extrema podría eliminarse del planeta con un esfuerzo económico relativamente pequeño, pero no se hace, y este es otro dato que va contra toda lógica. Europa está junto a un precipicio que la puede llevar a hundirse como proyecto y no parece que haya ninguna razón sólida para que esto ocurra.

¡Con cuántos absurdos se está tejiendo la ‘realidad’ política, económica y social del planeta… como para que cualquier bulo pueda abrirse paso en nuestras mentes, machacadas durante décadas para convertirlas en ‘acríticas’, preparadas para desaprender lo que su razón les dice! Y eso teniendo en cuenta, en primerísimo lugar, lo que la realidad nos muestra pero nos negamos a aceptar: que los humanos no nos comportamos siguiendo pautas racionales sino que nos movemos básicamente detrás de intereses, emociones, sentimientos…Esto nos lo indica la propia razón… ¡pero lo emocional nos lleva a presumir de ser racionales!…Enorme galimatías. Extraordinaria paradoja. Si Occidente vive del culto a su propia –falsa- racionalidad… ¿cómo aceptar que vivimos bajo la ley del absurdo?

Una respuesta a «La Ley del absurdo»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *