Admirable Proyecto Berta

6 Sep

He propuesto alguna vez que debería ser obligatorio que los telediarios, los periódicos y los informativos de la radio abriesen con una noticia de carácter positivo, con una buena acción o con un propósito noble porque ya se ha convertido en costumbre que comiencen con la catástrofe, el atropello o la desgracia de mayor envergadura. Es más, se tiende a pensar que para que un hecho sea noticiable tiene que estar traspasado por algún grado de maldad o de egoísmo.

Si la información estuviese regida por la norma que propongo, es probable que un buen día, sentados en el sofá de la casa, viésemos a la presentadora comenzar el telediario con esta noticia: «Hoy se ha inaugurado en la antigua estación de La Cala del Moral, sita en su hermoso paseo marítimo, una estupenda exposición organizada por las responsables del Proyecto Berta, Estela Guerra y Lola Alcántara. Este Proyecto solidario, que lleva el nombre de una perra, se dedica a salvar a esos perros que nadie busca y, en aquellos casos en que son buscados por sus familias porque se han perdido, también aportan su ayuda difundiendo sus fotos para que puedan ser localizados».

Y la noticia seguiría:

«El Proyecto Berta es una Asociación sin ánimo de lucro que se dedica al rescate de animales y a rehabilitar podencos del mundo de la caza para darles una vida mejor. La Asociación adopta, se hace responsable y busca quien se haga cargo de animales desprotegidos».

Emocionan las palabras de Estela: «Hasta la fecha nuestro Proyecto ha rescatado y encontrado hogares maravillosos para más de 100 perros. Para mí es un gran orgullo y el sueño de mi vida ayudar a los más necesitados y así lo haré hasta el final de mis días».

La exposición que se inauguró el día 29 de agosto, con notable afluencia de visitantes, permanecerá abierta un mes al público ofreciendo a la venta preciosos objetos de cerámica y originales miniaturas que han sido diseñados y fabricados por Lola Alcántara (@galguerías_lola), miniaturista de prestigio, artista consagrada, con quien comparto amistad y una larga trayectoria docente en la Facultad de Educación de la Universidad de Málaga.

Estela Guerra, fundadora y presidenta del Proyecto Berta y Lola Alcántara, predican con el ejemplo y comparten su vida con varios perros. Además, dedican buena parte de su tiempo a organizar actividades para el Proyecto Berta: participan asiduamente en mercadillos desafiando los rigores del tiempo, viajan a Estados Unidos para que las familias del grupo ‘Senior Sighthound Sanctuary’ que han adoptado a los galgos desamparados puedan acogerlos y cuidarlos, denuncian situaciones de maltrato, apoyan campañas contra la caza, se mueven con eficacia en las redes sociales para promover su causa… En definitiva, ofrecen una vida más digna y confortable a los animales que vagan por las calles y por los campos soportando el abandono, la enfermedad y la muerte.

No se puede hablar de este Proyecto sin conocer la historia de Berta, un podenco que estuvo perdido durante un tiempo. «En los 18 días que duró la búsqueda de Berta, dice Estela, encontramos muchos perros a los que nadie buscaba, solos, perdidos, desamparados… Decidimos darles una oportunidad, rescatarlos y ofrecerles una vida digna… la que siempre debieron tener. Es una tarea difícil, complicada y muy dura a veces, pero estamos dispuestas a asumirla».

Hay quien piensa que habiendo tantos seres humanos con necesidades apremiantes esta dedicación a proteger, rescatar y cuidar a los animales es una actividad poco justificable. Lo que me dice la experiencia es que quien argumenta de este modo es porque busca una excusa para no atenderse más que a sí mismo. No es que no sean compatibles ambas causas, es que son complementarias. Y he visto que quienes tienen tiempo para este tipo de cuidados a los animales son igualmente sensibles a las necesidades de los seres humanos.

Clasifico a las personas en cinco grupos en función de cuál es su relación con los animales. El primero es el de las personas maltratadoras. Personas sádicas que golpean a los perros, que disfrutan con su dolor y con su muerte. Pertenecen a ese grupo los cazadores que se deshacen de sus galgos de forma cruel, las personas que organizan peleas de perros o de gallos y que se divierten y se enriquecen con su sufrimiento, las que, por comodidad, abandonan a su suerte a sus mascotas, las que defienden que las fiestas populares mantengan costumbres en las que los lugareños se divierten maltratando algún animal… Sé que discreparán los aficionados y aficionadas a los toros que se vean incluidos en este grupo pero, si bien se piensa, no se puede decir otra cosa de quienes se reúnen en una plaza, pagan su dinero y aplauden con entusiasmo los puyazos del picador, la colocación artística de las banderillas, la estocada del diestro y el descabello del toro.

Coloco en el siguiente grupo a quienes critican y ridiculizan a las personas que dedican una parte de su vida al cuidado de los animales. No entienden la preocupación por estos seres que comparten el planeta con nosotros. Piensan que existe una barrera elevadísima que separa a los seres humanos de los animales y que estos solo tienen la función de servir de alimento, de diversión o de ayuda los seres humanos. Dicen que, respecto a los animales, solo tenemos derechos, no obligaciones.

El siguiente grupo estaría formado por las personas que viven de espaldas al mundo animal. Como si no existiera. Su abandono, su dolor, su enfermedad o su muerte les traen sin cuidado. Para ellas no tiene mucho sentido dedicar dinero, tiempo, atención o cuidado a los animales.

Hay otro grupo compuesto por personas que simpatizan con los animales, que tienen una mascota a la que cuidan con solicitud, pero que carecen de un compromiso militante con esta justa y hermosa causa.

Hay, finalmente, un grupo de personas de especial calidad humana que está formado por quienes como Lola y Estela (o como mis amigos Noemí y Fran, que no hace mucho viajaron desde Oviedo a Chiclana para adoptar a Simona, una perra que se había amputado una pata para liberarse de una trampa en la que había caído) que hacen mejor a la humanidad. Son personas que dedican una buena parte de su vida no solo a cuidar a todos los animales que pueden sino que se preocupan por aquellos que sufren y que están abandonados. Estoy seguro de que si hubiera muchas personas como ellas el mundo sería mucho más habitable.

Hay que buscar estrategias para que las personas vayan pasando al grupo siguiente de la escala. Es decir, para que vayan avanzando en sensibilidad y compromiso con el mundo animal.

La empatía con los animales nos impulsa a conocerlos, a observarlos, a tratar de comprenderlos porque la verdad es que no sabemos mucho de ellos. Los animales piensan, sufren y sueñan. No debemos olvidar que de todo lo que ocurre en el mundo solo tenemos versiones humanas.

La empatía nos lleva a cuidarlos, a evitar su dolor, su abandono y su muerte. Es preciso acabar con aquellas costumbres y tradiciones que se basan en el sufrimiento de los animales.

La empatía nos lleva también a aprender de su comportamiento. Recuerdo lo mucho que disfruté leyendo el libro ‘Lo que aprendemos de los gatos’, de Paloma Díaz-Mas. Piensa la autora que los gatos tienen mucho que enseñarnos pero para ello hace falta que estemos atentos y dispuestos a aprender.

Nos solemos ofender cuando nos llaman animales, burros, bestias, cerdos… ¿Por qué? ¿Es que acaso no somos animales? Podemos y debemos aprender de su autenticidad, de su espontaneidad, de sus valores. Conocerá el lector o lectora el hermoso epitafio que dedicó Lord Byron a su perro: «Cerca de este lugar están depositados los restos de alguien que poseía belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, valor sin ferocidad y todas las virtudes del hombre sin sus vicios. Este elogio, que sería un halago sin sentido si estuviera escrito sobre cenizas humanas, es solo un justo tributo a la memoria de Boatswain, un perro que nació en Terranova en mayo de 1803 y murió en Newstead el 18 de noviembre de 1808». Ya quisieran muchos seres humanos merecer un epitafio tan justo y tan hermoso. Saben muy bien lo que digo mis amigas Lola y Estela. Enhorabuena por vuestro admirable Proyecto Berta.

4 respuestas a «Admirable Proyecto Berta»

  1. Querido Miguel Ángel:
    Un hermoso y sensible artículo referido al mundo animal que convive con nosotros. Más de una vez has dicho que quien es sensible ante el mundo animal indica un buen y sensible corazón.
    Qué de acuerdo estoy contigo en lo que has dicho de los toros y de otros malos tratos a animales. Yo, la fiesta de los toros la llamo la fiesta troglodita de la vergüenza nacional. Es una vergüenza divertirse martirizando a un ser vivo sintiente.
    Hermoso el proyecto Berta de Lola y Estela.
    Tengo una hija que es solo corazón, que ha acogido en casa a dos perros abandonados y un gato, tiene dos caballos en una hípica, uno de ellos ciego y se dedica a cuidar a perros abandonados en una perrera y se siente feliz, para mí eso es lo importante.
    Creo que la mayoría de las personas que cuidan a animales tienen buen corazón, pero no es signo universal. Creo que Hitler tenía un perro al que le daba el cariño del que carecían los seres humanos. Y así otros.
    Recibe, Miguel Ángel, un gran abrazo y saludos a todos.

  2. Buenas Miguel Ángel!
    Saludos desde Carmona, un bonito pueblo sevillano que coincide con un apellido de Gema.
    Nos alegra conocer el proyecto Berta y el éxito que tienen en la acogida de animales.
    Gracias por la propuesta de comenzar los medios con noticias positivas y nobles, esto nos humaniza, que falta hace. La empatía animal desarrolla la empatía por todo ser viviente.
    Deseamos que tus próximos y repetidos viajes al nuevo mundo sean tan bonicos como nos tienes acostumbrados.
    Mil besos CarlaMas
    PD. Que bien nos sentó el baño en tu piscina y la mesa compartida con tanto cariño.
    Infinitas Gracias

    • Estimado Ricardo:
      Acabo de ver con sorpresa y agradecimiento, tu mensaje. Hay muchas cosas que leer y muchas otras que hacer (o dejar de hacer para no hacer nada) y siempre es motivo de gratitud que alguien dedique un tiempo a leerte y a comentar lo leído.
      Y también es de agradecer el que haya perspectivas discrepantes que enriquecen el debate. Por eso me ha parecido estupendo el envío de tu artículo.
      Tengo que salir de inmediato así que leeré tu artículo con detenimiento cuando regrese a casa y contestaré a tus planteamientos.
      Un cordial saludo.
      MÁS

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