La mezcladora social

7 Mar

clase.jpg Acabo de ver la película francesa “La clase”, dirigida por Laurent Cantet, que ha sigo ganadora de La Palma de oro del Festival de Cannes de 2008 y que fue propuesta este año para el Oscar a la mejor película extranjera. Es la adaptación cinematográfica del libro del mismo título cuyo autor (y protagonista de la película, es Francçois Bégaudeau. Las traducción española del título no es muy precisa, ni lingüística ni conceptualmente, ya que el libro se titula en francés “Entre les murs” (“Entre los muros”). Y los muros hacen referencia no sólo a la clase, sino al instituto de las afueras de París donde se desarrollan los hechos.
Me gusta que el cine, la televisión y la prensa se ocupen y se preocupen de la educación. No sólo para hablar de los escándalos, de los conflictos y de las indudables limitaciones que el sistema educativo tiene. Me gusta que los medios se dediquen a reflexionar, a discutir, a investigar, a proponer soluciones. Es bueno que no se considere la adolescencia como una etapa de estupideces sino de oportunidades. Es mejor que no se considere a los adolescentes como energúmenos o como retrasados mentales sino como personas llenas de vida y de inquietudes.
Describe la película, (con un excelente manejo de la cámara que usa y casi abusa de los primeros planos y de los planos detalle) la vida de un instituto francés durante un curso escolar. En él, un conjunto de profesores y profesoras bienintencionados trabajan llenos de buenos propósitos y de algunos inveterados vicios.Es una buena película, alejada de esas cintas americanas (Mentes peligrosas, El Rector…) que nos muestran a los adolescentes como salvajes a quienes pretenden domar unos héroes que están a medio camino entre Superman y Mazinger Z. La película tiene una fuerte dimensión documental y está alejada de los tópicos más manidos y de las perspectivas melodramáticas de otras cintas sobre la escuela, al estilo de El club de los poetas muertos. Se trata de una hermosa película, porque refleja con acierto, con sinceridad, sin tapujos, sin melindres, la vida de un instituto, la dinámica de una clase de francés cuyo profesor es un profesional que lucha cada día por enseñar a su grupo de alumnos y alumnas adolescentes la gramática de Molière.

El libro del que procede la película ha tenido un extraordinario éxito en Francia (se han vendido más de 200.000 ejemplares) y ha sido traducido a más de quince idiomas. Le fue concedido el premio Culture-Telérama 2006. Lo que no me ha gustado es su traducción al castellano. Una traducción muy pedestre, escasamente fiel y muy poco elegante.
El autor del libro y protagonista de la película, François Bégaudeau, hace un buen trabajo como actor. El papel que desempeña es el de un profesor de lengua francesa, joven, entusiasta, preocupado por el aprendizaje de sus alumnos y alumnas. Un aprendizaje que va más allá de la gramática y de la sintaxis. Le preocupa también la formación de los estudiantes, su auténtica educación, incluido el cultivo de las formas como muestras de respeto.
Los alumnos y alumnas son adolescentes que atraviesan una etapa crucial de la vida, en la que han dejado de ser niños y todavía no han alcanzado la edad adulta. El conglomerado de estudiantes es variopinto. Negros y blancos, chinos y europeos, franceses y norteafricanos, chicos y chicas, creyentes y agnósticos. La escuela es “la gran mezcladora social” como dice Phillip Roth en “El animal moribundo” (libro que también tiene como protagonista a un profesor, en este caso universitario). La escuela es un lugar especialmente adecuado para educar en la convivencia. No sólo porque tiene una enorme diversidad de estudiantes. Sino porque estos conviven con adultos que están especializados en la tarea de enseñar.
Una de las cuestiones que, como no podía ser menos, centra la atención del director de la película es la convivencia. No me gusta cómo resuelve el claustro de profesores y profesoras el caso de un alumno conflictivo. No me gusta esa solución que consiste en expulsar a quien resulta problemático. Es como si los responsables de un Hospital decidiesen echar al enfermo más necesitado de auxilio sanitario
Me gusta que se vea la dinámica del centro desde la perspectiva del profesorado. Que se muestren sus preocupaciones, inquietudes, angustias, problemas, emociones y sensaciones de fracaso…Me parece estupendo que se refleje ese con naturalidad ese microcosmos que es una institución educativa. Los profesores y las profesoras no son máquinas de enseñar sino personas que tienen su vida privada y sus dudas, conflictos y tensiones.
“Empezamos a trabajar con los alumnos en noviembre de 2006 y seguimos con ellos hasta el fin del año escolar. Organizamos talleres abiertos los miércoles y los jueves. Cualquiera podía participar si le apetecía. Contando a los que sólo vinieron una vez, vimos a unos cincuenta alumnos. La clase de la película está formada casi en su totalidad por los que asistieron durante todo el año”, dice Laurent Cantet .Y añade: “Aprendimos a conocerlos y descubrimos lo que podían aportar a los esqueletos de los personajes que les proponíamos.. Los personajes del guión inicial, que sólo existían en la medida de las situaciones que podían provocar, empezaron a tomar forma”. “Además de tener una gran facilidad para improvisar, también eran capaces de volver a interpretar una escena con total exactitud y con la misma naturalidad que durante la primera improvisación”.
Bégaudeau participó en todos los talleres durante el año de preparación de la cinta: Se nota que la película está trabajada, precisamente porque hay mucha espontaneidad y poco artificio.
Bienvenida una película que nos ayuda a comprender lo que pasa en las instituciones educativas. Ojalá sirva para destruir tópicos, para descubrir la complejidad y para comprometernos con la educación. De una manera más inteligente y más apasionada.

14 respuestas a «La mezcladora social»

  1. Me encanta, com tú bien dices, que el cine se ocupe y preocupe de lo que pasa dentro de las escuelas. Quizás es lo que nos falta: llegar mucho mas a la sociedad, que sepan que hacems dentro de nuestras puertas, y si éste es el camino, adelante. Pero no hay que olvidar que la manera más fácil de hacerlo está en nuestras manos y no en la de los cinesatas, abriendo las puertas de par en par, diseñar una escuela abierta y trasparente, para que las famílias, los barrios y las sociedades entren y puedan ver lo que pasa cada dia «entre los muros», entre «los muros de sus hijos», entre «sus muros».
    Y haciendo lista de películas relacionadas con el tema yo añdiría «Hoy empieza todo» de Bertrand Tavernier (sobre la vida en una Escuela Infantil francesa), «Ser y tener» de Nicolás Philibert (sobre lo que ocurre en una escuela rural, francesa también), «La lengua de las mariposas» de José Luis Cuerda (sobre la educación, y la relación maestro-niño pre y post guerra civil española), y «Una nana para Hamza» de Marc De Bree, Mark Gielen y Jan Peeters (sobre como se atiende la diversidad en varias escuelas infantiles de Europa).
    Buen sábado a todos (empezamos bien el fin de semana).
    Gracias Miguel Àngel.
    Ivan desde Barcelona.

  2. No se pierdan la película china «Ni uno menos».
    Wei Minzhi, apenas una niña de trece años de edad, será quien suplante, en una escuela primaria de una aldea china, al maestro Gao que deberá tomar licencia a causa de la enfermedad de su madre. Al ver a la maestra suplente, éste se preocupa por su inexperiencia y, resignado, deja estrictas órdenes sobre cómo conducir la clase.
    Una de ellas es la de copiar todos los días en la pizarra un texto de manera, clara y prolija, con la letra del tamaño del «excremento de un burro», para que todos los alumnos puedan leerlo desde sus bancos.
    También, le indica que use –dada la pobreza de la escuela- solamente una tiza por día. Al partir, Gao le deja a Wei Minzhi 26 tizas y le ordena lo que sería su principal misión: «Ni uno menos»; es decir que –a su regreso– él tendrá que encontrarse con todos sus alumnos sin que haya desertado ninguno.
    Formidable.Y ya me anoté las películas que me recomendó Iván,sobre todo las dos que no vi: «Ser y tener» y «Una nana para Hamza».Las otras dos, la de Tavernier y «La lengua de las mariposas» las vi y opino -como él- que son maravillosas,imperdibles y-a la vez-un mimo para el alma y para la profesión que hemos legido.
    Un abrazo fuerte,Miguel. Nos leemos el próximo sábado.

  3. Hay una película reciente, de cuyo director no recuedo el nombre, que hace una relfexión sobre la importancia de los extravíos en las instituciones escolares. Se titula «La ola». ¿Hay quienme pueda aconsejar si merece la pena verla?

  4. Está mucho más conseguida Ser y Tener, apasionante reconstrucción del aprendizaje en el aula, donde cada segundo, en el caso de los escolares de educación infantil tiene su valor añadido. Y también Hoy comienza todo, obra maestra poco conocida que aúna cine social con la realidad, difícil, compleja, llena de matices, de la enseñanza. Son dos películas exclusivamente para docentes, esto es, los auténticos profesionales de la enseñanza. Los que no son docentes creo que no podrán llegar ni a comprenderlas.

  5. Desde aqui rompo lanzas a favor de los maestros y los profesores. En vez de lanzar críticas gratuitas y sin sentido hacia ellos, deberíamos utilizar todos los medios que tenemos para ensalzar su labor diaria en las condiciones pésimas que la desarrollan: sin medios, sin recursos pero siempre con pasión. No a los falsos demagogos. No a los que hablan de lo que no saben. Si, siempre, a los que construyen, día a día en el aula, futuro continuo para el alumnado.

  6. Le respondo a mgonzalez:
    La película «La Ola» es genial. No solamente por el extravío de las Instituciones escolares, sino porque a partir de una pregunta que una de las estudiantes le hace al profesor de historia, éste decide hacerles vivenciar a sus alumnos el hecho en cuestión para responder,por una parte, a aquel interrogante y, por el otro, a darse cuenta acerca de las consecuencias nefastas de la masificación en un país.
    Me pareció una postura radicalísima por parte del profesor,pero también me ha hecho reflexionar sobre ciertas maneras de «permiso» que los ciudadanos otorgamos a nuestros dirigentes,peligrosamente enarbolados como «líderes».
    En síntesis, no tiene desperdicio y puede abrir debates riquísimos en donde tendremos la posibilidad de descubrir posturas encontradas y diferentes miradas sobre una misma situación.
    Cariños, Miguel Ángel,un abrazo enorme para Ud.Nos deslumbra siempre con cada artículo que escribe y nos permite, a los docentes, a hacer ecos con las reflexiones que se desprenden a partir de su lectura.

  7. Rogaría que los que no son docentes se abstengan de escribir en estos foros. No es una cuestión formalista sin más, es una apelación al sentido común: hablar, comentar, naturalmente, pero sólo de aquello que se conoce.

  8. No he visto la película, pero desde que tenga oprtunidad la veré. Soy un profesor que me interesa la formación integral de los alumnos/as, valorando más, el que crezcan como personas, que el que lo hagan acumulando información o conocimientos. Hoy en día el enseñar valores es una asignatura pendiente de la educación.Incluso vemos que cuando hay una tendencia política que saca una asigmatura que mejore la convivencia y los alumnos aprendan argumentos para vivir en comunidad crea mucha polémica. Hace falta más formación de los profesionales que se dedican a la enseñanza con respecto a educar en valores, quizá sea porque no hemos crecido en una cultura que prime el ser y no el tener.

  9. Bueno, bueno. Este señor que se apela a sí mismo como ‘Rinconete’ se ha convertido, de ‘motu propio’ en ‘portero’, por no decir ‘gorila’, del local del señor Santos Guerra y ha decidido, él solito, reservar el derecho de admisión decidiendo quién entra y quién no en este lugar. Presumo que el señor Santos Guerra no está de acuerdo con esto, pero por lo visto hay quien va a casa ajena a dar órdenes. Tiene gracia que este blog forme parte de la edición digital de un periódico que se llama ‘La Opinión’. Tiene gracia porque el señor Rinconete quiere coartar la opinión a una buena parte de los posibles opinantes con el pobre argumento de que «sólo debe hablar (y opinar) quien sabe de esto». Supongo que usted es educador, maestro o profesor. Debe usted gobernar sus clases como un ente todopoderoso sin permitir a sus alumnos (pobres ellos, tan ignorantes de la sabiduría que usted va a impartirles) que digan esta boca es mía. Por eso, sólo por eso, demuestra usted ser un pésimo educador, como demuestra ser un pésimo miembro de foro, por ende pésimo ciudadano y, para acabar, un maleducado de tomo y lomo. Señor Rinconete: algunos leemos este blog y los artículos de Santos Guerra desde hace años. Hemos opinado y hemos dicho lo que nos ha venido en gana durante este tiempo, fuéramos o no docentes, porque el señor Santos Guerra enseña, sobre todo, el sentido de la libertad y jamás ha puesto un ‘pero’ a un comentario, aunque muchos de ellos fueran críticos. El otro día, otro ‘de los suyos’, señor Rinconete, proponía el cierre de este blog. Vayanse ustedes a donde el viento les lleve, lejos, por favor, de nuestros blogs (los artículos y entradas serán del señor Santos Guerra y del medio que los publica, pero este blog es también nuestro, de los que lo leemos y disfrutamos)y lejos también de nuestras escuelas. O aún mejor: no se vayan. Pero callen, lean y aprendan. Tal vez entonces entienda la burrada que pide en su comentario, señor Rinconete.

  10. Simplifico mi aportación, insistiendo en ella: en la medida que este es un blog, como tantos otros, sobre la enseñanza, deberían acceder al mismo y emitir sus opiniones al respecto las únicas personas capacitadas para hacerlo: los docentes, de la misma manera que a nadie se le ocurriría, por ejemplo, escribir sobre física cuántica sin tener la menor idea al respecto.
    Dicho de otro modo: nos sobran «expertos» y teóricos al uso, esas personas que definitivamente no saben de lo que hablan. Dejemos paso a los profesionales, por favor.

  11. He buscado por todas partes donde diga que este es un lugar donde se habla de pedagogía. Si bien es cierto que su autor es un experto pedagogo, tambien lo es en otras áreas como la psicología o el cine…
    Creo que se confunde pedagogía con educación. Este último es un término más amplio que abarca todas las instancias de la vida. Y es desde este lugar donde cualquiera puede opinar sin ser poseedor de títulos docentes.
    Claro que el estudio formal es muy bueno y enriquecedor, pero hay algo que no necesita de carrera universitaria y es la experiencia. Esa sabiduría que vamos adquiriendo con el paso de la vida y la labor cotidiana, mezclada con los conocimientos que poseemos. Creo que desde aquí todas las personas podemos opinar. Opinar no quiere decir que estemos en lo cierto, solo una manera de ver las cosas, válída y respetable como cualquier otra, siempre que no cruce la línea de los derechos de la vida en libertad de cada ser humano.
    Ah, a mi me encantó en su momento La sociedad de los poetas muertos…

  12. Soy objeto de acoso sistematico, malévolo, sibilino y manifiesto. Quieren matarme. Quieren aniquilarme como persona. ¿por qué tanta maledicencia, tanta insidia contra alquien que tan solo quiere enseñar?
    ¿para cuándo una denuncia severa contra el acoso a profesores

  13. yo he visto la película «La clase»,y es genial me encantó, tengo que decir que soy docente y tengo chicos en clase de otras culturas, y al final es fiel reflejo , bueno en la peli exagerada,de nuestra vida diaria en el aula, pero se aprende mucho de todas las personas, porque todos tenemos corazón, y eso es lo más importante, valorar lo que hacen ellos y tambien que nos valoren lo que hacemos ayudándoles un saludo sabela.

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