Momento de creer.

27 Mar

Tras haber resuelto otra etapa más de la temporada, en concreto la clasificación para el playoff de la FIBA BCL, el Unicaja ha seguido con la competición con el compromiso en Sevilla.

Del partido del domingo tengo la sensación de haber vivido esa situación en otras ocasiones, victoria de oficio, tirando del poso de rendimiento que tiene el equipo a base del trabajo de la temporada, y resuelto porque en resumen, el Unicaja es mejor que el Real Betis, y las lesiones y ausencias locales pesaron más que las visitantes, aunque la de Kendrick Perry fuera un poco “a traición”, ya me entienden.

Porque jugar a diez piezas es algo que no es tan habitual entre los de Ibon Navarro, el partido de Atenas tuvo su importancia, y que el plan de partido incluyera a Perry, para no poder contar con él a ultimísima hora fue un inconveniente añadido, no obstante, creo que de haber tenido mayor regularidad en el rendimiento, el triunfo hubiera sido mucho más holgado en una plaza, Sevilla, que es para hacer un estudio.

Hace unas semanas hubo su dosis de controversia por la subida más que intencionada que el equipo local le dio a las entradas del partido, lo cual me parece lícito, pero llama la atención porque ya se vivieron en Málaga las visitas de los otros equipos andaluces, y no hubo intentona de “atraco” para con los visitantes del Martín Carpena, al tiempo, la directiva bética dio marcha atrás intentando atraer a su propio público, pero que como resultado final no se lleguen a los 4.800 espectadores en una instalación que puede albergar más de 7.600 según los datos oficiales no suena bien.

Que incluso por la televisión se puedan oír los cánticos de la afición visitante, me reafirma en la idea que tengo desde hace tiempo, que una ciudad como Sevilla tiene cualquier cosa menos un idilio con el baloncesto, y para mí es una pena, porque yo quiero un Unicaja más fuerte que nunca a base de rivalizar con enemigos poderosos, no que se parezcan a náufragos, y no todos los problemas son económicos.

Ahora toca una semana sin competición europea y con el partido ante el Carplús Fuenlabrada en el horizonte, seguro que lo que tendremos en la cabeza será la eliminatoria contra el UCAM Murcia del Martes Santo.

Tras el sorteo del pasado viernes, hemos hecho nuestro particular análisis del equipo entrenado por Sito Alonso, tenemos en la memoria los dos partidos de esta Liga ACB, el rotundo triunfo 82-66 de la ida y la derrota 85-80 del día 12 pasado.

Coincido con la idea de Ibon Navarro, el cual no quería un rival español, para mí es como si se le quitara algo de gracia, y entre lo visto que se tienen a los otros rivales y el precedente del pasado año ante el BAXI Manresa, hubiera preferido otro rival.

Ahora bien, más allá de creer que la cosa no está bien aquí por tener que enfrentarse al UCAM Murcia, seguro que a orillas del Segura lo último que querían era tener al Unicaja enfrente, porque si todo va por los cauces habituales, por los que todos esperamos que se desarrolle la eliminatoria, el equipo malagueño tiene que hacer valer todo lo bueno que ha ido mostrando, está claro que el rival tiene otros condicionantes que obligarán a lidiar con las rachas anotadoras de Travis Trice o Thad McFadden, con la dureza defensiva en general del equipo visitante, y con un marcado acento en el físico en la generalidad de su juego.

No tiene por qué ser fácil, pero no creo que nadie esperase que, restando sólo siete equipos además del Unicaja, se hubieran metido los equipos débiles de la competición, no va a ser igual, pero no hacer referencia alguna a la Copa del Rey de Badalona se me antoja un imposible.

Va a ser complicado, pero lo entiendo más que factible, no se conseguirá la victoria tirando sólo de oficio, será necesario hacer mucho más que frente al Real Betis, además, el peligro del primer partido coincidente con la Semana Santa se acrecenta al restar afluencia al Martín Carpena, pero esto viene dado y contra ello es inútil pelear, pero al igual que me creo que el equipo va a darlo todo, la afición también, y empujará desde la grada, no me cabe duda alguna.

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