Aunque no ha sido el primer partido del Unicaja frente a un rival «grande» esta temporada, la contienda del pasado fin de semana frente al Valencia Básket era un encuentro de los señalados como importantes. Pese a que Joan Plaza dejó claro en la rueda de prensa posterior al partido la relatividad del peso específico del choque frente a los de Pedro Martínez, se esperaba éste para ver una medida más o menos real de la situación y del nivel que puede dar este equipo, y el sábado era un momento que se pretendía idóneo.
Repetidamente sacamos a pasear eso del «campeón de noviembre» que Sergio Scariolo nos puso en nuestra memoria particular y sirve como argumento para respaldar la idea que los dos entrenadores del partido del sábado dieron sobre la poca trascendencia que tenía dicho encuentro. Y lo cierto es que de este partido se hablará lo justo: se recordará la racha que aportó Rafa Martínez desde el triple, la derrota en el rebote y el indigno registro en el tiro libre, algo que para el baloncesto profesional es como el valor en un soldado: se le presupone, pero no apareció del lado del Unicaja.
También fue la reaparición de Nemanja Nedovic, que tiene mucho que ver con los objetivos que se fija este equipo, pero que de momento necesita recuperar su nivel para ser útil, sobre todo para un equipo que estaba alcanzando un buen rendimiento. No sé si el estilo de juego con rotaciones de once jugadores lo hacen operativo para todos los encuentros o si bien es necesario reducir la presencia de algunos. Sea por decisión táctica previa o por la mala forma que puedan estar mostrando, cosa que por ejemplo el pasado sábado quizá podía haberse esperado. Aunque se trata de jugar a técnico, algo especialmente grave sin estar en el día a día del equipo, limitar la presencia en cancha de jugadores como Kyle Fogg para dárselo al Jamar Smith desacertado del sábado quizá hubiera tenido lógica si el exjugador de Limoges hubiera estado mínimamente en su línea, aunque no me parece el único responsable ni el único motivo de la derrota.
Lo cierto es que el equipo no estuvo a la altura de los problemas que le planteó el rival, más sólido, con más facilidades en ataque de las que necesitaba y que planteó problemas tácticos que no tuvieron la respuesta adecuada. Las carencias que aparecieron no deben ser sino algo que en el lógico avance en la preparación del equipo deben superarse evitando repetirse.
Quizá sea un partido más, con la importancia justa, aunque yo mismo hablara la semana pasada como una prueba para demostrar el nivel del equipo. Y aunque el entrenador se encargara de negarlo al final del mismo, no dejo de pensar que el rival en el objetivo global de la temporada se parece más al Valencia Básket que al Real Madrid o al FC Barcelona, si de verdad se piensa que hay que pelear por la vuelta a la Euroliga (algo que a fecha de hoy sí es una oportunidad real), todo pasa por quedar lo más arriba posible. En modo campeón de una hipotética liga dejando aparte a los tres equipos que son mucho más grandes y han sido más hábiles a nivel directivo a la hora de relacionarse con la Euroliga a nivel patronal y participantes.
Deportivamente, ése es el objetivo. Porque conseguir el acceso vía Eurocup se me antoja complicado, por otro lado, ya que dudo mucho imitar al Darussafaka con el presupuesto del próximo curso en 40 millones de euros y se le busque un patrocinador a la competición que descabalgue a los turcos de la posición alcanzada a base de liras.
A nivel despachos el trabajo es largo, tenaz y complicado, porque al fin y al cabo, en el tema negociaciones no se triunfa sólo con el conocimiento de la normativa, y cómo aplicar tal ley o cual reglamento a ningún nivel. Ni para un fichaje, la renovación de un jugador o del entrenador o trajinarse a algún rival interesado en lo mismo que tú. Si fuera tan fácil como eso, sería como decir que alguien por aprobar el examen teórico del carnet de conducir va a ser el sucesor de Nico Rosberg en el equipo Mercedes… y me parece a mí que un mínimo de sentido común termina desechando esa idea.