Una petición normal

5 Dic

Del balance de esta horrenda semana que pasará a nuestra historia particular como otro momento en que volvieron a aparecer las conocidas carencias en la infraestructura de Málaga, en cuanto a baloncesto se podría decir que el Unicaja se ha ajustado a la lógica que podría haberse adivinado antes de encarar los envites de Múnich y Manresa. Tal vez, el partido de Alemania se podría haber resuelto de otra forma, pero creo que aún queda para cuadrar la realidad del equipo que se quiere tener. El último encuentro, el de Manresa, fue resuelto de forma correcta por el equipo de Joan Plaza, sin reservas en el rendimiento y con mínimas desconexiones, algunas provocadas por circunstancias ajenas al juego. Vale que el rival está en el sótano de la tabla y ni parece que hayan completado una buena plantilla. Ni creo que las bajas tengan una solución en breve, por lo tanto, el partido sonaba a oportunidad propicia. Pero el Unicaja de los últimos años era más que capaz de caer en una cancha a priori no muy hostil, o simplemente, con recordar las visitas a Murcia (aunque sea en Eurocup) o a Badalona, basta para pensar que cualquier partido más allá de Málaga provoca estar en guardia.

Aunque esta misma semana, los chicos de Joan Plaza tengan el compromiso de UCAM Murcia en la competición europea, el partido que está señalado en rojo es el del sábado frente al Valencia Básket. No es el primer rival de fuste que viene a Málaga, pero a la altura de la temporada que estamos, creo que el interés para todos está en ver el nivel que da el equipo malagueño ante un contrario que ha de ser el objetivo a batir, con el estatus que realmente ocupa, que lo sitúa detrás de los equipos de Euroliga y en la pelea de quedar arriba en esa particular lucha con equipos como Valencia Básket, RETAbet Bilbao o Herbalife Gran Canaria, clásicos que reemplazan a aquellos rivales que casi se les miraba a la cara como Real Madrid, FC Barcelona o Baskonia. La realidad es la que es, si además se eliminan las sorpresas que hoy pueden ser el Iberostar Tenerife o MoraBanc Andorra, se cierra con quienes hay que pelear por estar arriba.

Partiendo de la base de evitar las sorpresas ante rivales que hay que ganar para estar arriba, e intentando asaltar a la aristocracia liguera, creo que ha de ser a lo que debe acceder este equipo, primero tener claro el punto de partida, y a partir de ahí, trabajar con la ambición que se le espera.

De entrada, para ello no estaría de más que los jugadores que aún están buscando su lugar en el equipo se terminen de encontrar, que justifiquen el porqué se encuentran aquí en lugar de aquellos a los que reemplazaron. Teniendo en cuenta que estamos en la época de intentar acertar a la primera y sobre todo atinar ajustándose al presupuesto, algo que formalmente seguro que gusta mucho a nivel despacho (por otra parte no creo que ningún dirigente esté al margen de esta máxima), estamento al que seguro desde el banquillo se le reclamaría mayor esfuerzo presupuestario y mayor contundencia a la hora de tener negociaciones cuando se plantee un fichaje o una renovación. Porque en el Unicaja actual, ya no tanto los fichajes son los que suelen ofrecer problemas, no sé si porque los objetivos son más modestos que en ocasiones pretéritas, pero las renovaciones suelen tener más dificultades que antaño. Quizá la solución estaría en encararlas antes de que se produzca la necesidad, anticipándose a la voracidad del mercado sobre piezas que mejoran su cotización y su rendimiento. Todo esto suena tremendamente prematuro, pero si se recuerda mínimamente la entrevista en ACB.com que Carlos Suárez concede esta pasada semana, el mensaje que yo saco de ahí es que o hay un mínimo de prisa y demostración de interés en querer alargar el compromiso del madrileño con este club, o más adelante –y de continuar con su aportación esta temporada- va a resultar muy complicado. Con la consiguiente repetición de frases tristemente conocidas como «cifras fuera del rango que maneja el club», «ante el interés de equipos de Euroliga no se puede hacerse nada» o «se ha llegado al máximo que el club puede ofertar». Intentar no repetir casos que todos tenemos en la memoria tal vez sería bueno, sería una señal de solidez, madurez y de aprendizaje dentro de la estructura de club. No se va a poder evitar según que «fugas», pero lo importante es dar lo máximo en tiempo y forma, teniendo claro que el esfuerzo empleado no ha tenido reserva alguna. No en vano es lo que se exige a los que salen a pelear al parquet y por otro lado es lo mínimo que se pide a quienes representan al club al nivel que sea.

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