Martes 13

13 Jun
Es una fecha satanizada por la tradición, que merece ser glosada

 

Sólo es una leyenda alimentada por supersticiosos. Es un mito asentado en la memoria colectiva hispana. Sin base científica. Pero, ¿y si es verdad?

Hoteles sin piso 13. Aviones sin fila 13. Los iconoclastas lo eluden y apuestan por ese número como contra partida. En los países anglosajones es el viernes13 (llevada al cine como una serie de infortunios), en Italia se ceban en los viernes 17. Algo parece haber en esta tradición sobre la mala suerte. Se remonta, dicen los estudiosos de la Cábala y los augurios, a la última cena, donde se sentaron 13 personajes contando a Jesús, con un traidor entre el pan y el vino. Son 13 los espíritus malignos, señalados en la tradición judía. En el Apocalipsis está escrito el capítulo 13 con el Anticristo de protagonista. En otra comida, en las sagas nórdicas, los dioses del Norte cenaron con el espíritu del mal, el invitado número 13. Y en el Tarot, esas cartas adivinatorias, ese número se refiere a la muerte. Y, entre nosotros, además el martes y no otro día. Marte, el dios de la guerra entre los romanos, se recordó, con el frío acalambrando la nuca, cuando el martes 29 de mayo de 1453 cayó Constantinopla. Grande mala suerte, pues la cristiandad perdió oriente hasta el sol de hoy. Se asocia ese día de la semana al planeta Marte, gran conocido en la Edad Media como el origen de todos los males sobre la Tierra. La leyenda, incrustada en la memoria de las sociedades occidentales, recuerda que fue un martes 13 cuando, desde la Torre de Babel, la humanidad confundió sus lenguas para siempre. El refranero español lo ha inmortalizado. ‘Ni te cases, ni te embarques ni de tu casa te apartes’. Difícil cuestión de cumplir hoy día, dado el vértigo cotidiano.
Hoy, que se publica esta entrega semanal como todos los martes, coincide en que además es 13. Nada que reprochar, pero como el país transita por vericuetos que acechan como malos presagios, viene este juntar letras glosándolo, más que nada para exorcizarlo. Puede que conjurar la fecha sea algo más que conveniente. Humilde homenaje a los creyentes en esto y leve alivio para los que no. Unos se atreven, mirando a un horizonte mejorable, pedir una moción de censura contra el presidente del gobierno desde el Congreso de los Diputados. ‘Mucho ruido y pocas nueces’, que dijo el vate inglés en su memorable comedia romántica. Por el noreste, los empecinados políticos catalanes insisten en separarse, por fin y para siempre de España. Cantores de mal agüero ambos. En un día como hoy, no es conveniente emprender ninguna empresa, pues el riesgo de fracasar es alto. Mejor dejarlo para otra ocasión. Los días de la semana con ‘r’ (martes, miércoles, viernes), aconsejan los entendidos, resguardarse bajo techo sin salir, sin moverse, sin aspavientos.
El mapa político español no está para supersticiones. La mala suerte crece sola, casi sin abono y sin lluvia. Es mala yerba que enreda sin parar. Por el Sur, la presidenta recoge velas. Reordena a sus capitanes. Intercambia carteras y pide cohesión, trabajo y miradas en el horizonte promisorio. En su casa ha llamado a la reorganización interna. Ella, poseedora de la región socialista mayor del reino y con mando en plaza, se ha colocado la indumentaria de gobernar sin fisuras. El aparato la sigue encomiando. Los consejeros malagueños desplazados seguirán en su rumbo por ahora. Nuestro querido Pepín volverá a su sillón en el Parlamento andaluz. Nuestra querida Adelaida a su cátedra, tal vez. O puede que siga tentada por seguir en el ruedo político ahora ya desde Málaga. No será una decisión a tomar hoy, otro martes, que no 13, mejor.
Está lo de la Amnistía Fiscal, que aclara el ministro Montoro no era tal, sino reordenar las cuentas. El Tribunal Constitucional le dice que estaba errado. La oposición se levanta contra este recaudador implacable, que hace que la caja pública suene sin cesar. Al público de a pie, ese que aún escucha noticias por la radio y ve la televisión, que sigue las RRSS, que lee incluso los periódicos en papel a tinta o en pulcro digital, le parece que no ha conseguido que repatríen capitales escamoteados, ni que los acusados por corrupción de alto dinero hayan devuelto un solo euro. Esa clase media, sufriente por su Hacienda, sí que paga hasta el último céntimo. Son cosas que se van acumulando en la memoria histórica más actual, y donde nada tiene que ver los martes 13. Un recaudador, que con solo verle la cara, con su socarrona labia, hace calibrarle como un tío de mal agüero, no presagia nada bueno cada vez que aparece por las pantallas.
Como quiera que sea, esto de la tradición en la desconfianza sobre el martes 13 es solo una fecha circunstancial. El mapa político hispano no ceja en su empeño por estar instalado en una rueda de infortunio, que no cesa de girar. Va de lunes a domingo y de enero a diciembre. Ya se viene encima el calor, la playa, el tinto de verano y los cuerpos ardientes. Se calmará el personal en vagancia playera. Pero, ay, las corrientes subterráneas solo están agazapadas para arremeter con la furia usual. Como en el breve relato de Augusto Monterroso, Cataluña seguirá ahí, los Podemos también, los Ciudadanos aún más amigos de Aznar, el gobierno en minoría igual de frágil y Hacienda haciendo caja. Adiós martes 13, bienvenido miércoles.

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