Planeta Trump

6 Jun
El presidente estadounidense se caga en el planeta

 

Sus amenazas las cumple. Este presidente cree que el planeta no se derrite. Que los EEUU de Trump se hayan salido del ‘Acuerdo de París’ no ha sorprendido a nadie

Este peculiar hombre fuerte del país más potente del mundo no se anda con chiquitas. Es un provocador nato. También es un ignorante de la cosa pública, de los acuerdos internacionales, de los compromisos bilaterales, de que representa a un Estado todopoderoso y no a uno de sus holdings financieros. Un César en la Casa Blanca, puede ser más peligroso que un simio con una ametralladora. El ‘Acuerdo de París’, del que Trump ha retirado a su país, fue suscrito por 195 naciones y obliga a que ninguna de las firmantes se pueda retirar antes de noviembre de 2019. El extravagante presidente se ha pasado por el forro de su larga corbata tal cláusula. Chistiana Figueres, diplomática costarricense, líder de las negociaciones de París en representación de Naciones Unidas, ha sido clara: “Ellos (EEUU) pueden retirar los fondos a la Secretaría del Cambio Climático y al Fondo Verde. Pero qué van a hacer hasta 2020, cuando finalizarán las negociaciones”. No parece factible que Trump desconozca tales plazos, para eso tiene asesores en su Casa, sino que su talante autoritario, mando de cuna, se le impone y da la orden de retirarse. Pareciera que le da igual que los estadounidenses no tengan derecho a un aire limpio. Trump puede que respire un oxígeno filtrado para él en exclusiva, pero los 300 millones de sus ciudadanos no.

Trump saca cuentas. Reducir las emisiones contaminantes en el planeta le cuesta mucho a su país, afecta seriamente su economía, dice. No desconoce que el gigante de Norteamérica es el segundo país más contaminante del planeta, tras China. Vincula pues la negación del efecto invernadero a la creación de empleo. Generar más puestos de trabajo en la industria del carbón no parece factible. En EEUU el gas ha sustituido al negro combustible. Además de que la extracción del mineral se ha automatizado a tal extremo que ese sector no va a crear más empleo. ¿Entonces a que responde la decisión tajante de Trump?

Mientras la mayoría de los dirigentes de los países firmantes del ‘Acuerdo de París’ califican la decisión de Trump de visceral, los periódicos americanos, como The Washington Post, creen que el presidente les ha dado una buena oportunidad a los demócratas para acosarlo hacia un probable camino a su refutación y, por tanto, complicarle su reelección. Las decisiones de ese calibre no solo afectan al conglomerado político internacional, sino al patio interno. Hay que recordar que Trump también tiene enemigos dentro del partido Republicano. Aunque el techo electoral está aún muy lejano, al pueblo americano, que hace alarde de ser un fiel amante de la naturaleza, le va a costar entender las razones de una decisión tan drástica de su presidente WASP. En un Estado federal, tan celoso de sus leyes locales, puede que el entusiasmo por un planeta limpio y a conservar sea una oposición frontal a este presidente, que piensa y cree que el planeta está bien como está.

Aunque en la comunidad científica hay discrepancias sobre este asunto. El sector defensor del cambio climático parece ser mayoría. Sin olvidar que tales posiciones, a favor o en contra, se han vuelto signos ideológicos a derecha y a izquierda. La decisión de Trump está claramente con la derecha más conservadora. Su nueva provocación al mundo científico está contribuyendo a que los grandes defensores hayan cerrado filas. La Unión Europea a la cabeza, seguida por Brasil, México, Uruguay, Chile, Costa Rica o Canadá, principal socio bilateral de EEUU, en franca oposición a la determinación del estadounidense. Estos países, entre otros, dan fe de que el proceso por rescatar al planeta es indetenible. Vladimir Putin mantiene un silencio cómplice sobre su amigo de Manhattan.

El objetivo técnico que se acordó en París es que a finales de este siglo, se hayan reducido las emisiones de gases contaminantes, para lograr que la temperatura mundial no aumente más de 1,5º centígrados. EEUU firmó en la administración de Barack Obama, tras duras negociaciones. Se comprometió a reducirlas en su país hasta un 28% para 2025. Claro, se le pasó calcular que le sustituiría el magnate Donald Trump, ¿cómo lo iba a imaginar teniendo a Hillary Clinton a su lado? No es factible que otro gobierno se atreva a retirarse, siguiendo el ejemplo Trump. Sólo Nicaragua y Siria están fuera del acuerdo. El gran Sheriff de Washington ha desenfundado antes que los demás. Su disparo sólo ha conseguido motivar un rechazo unánime del mundo. Se quiere que las generaciones futuras respiren mejor, que la claridad del cielo, los espacios verdes y la naturaleza se recuperen. Tal vez nos vaya la vida en ello. Este presidente vive en una Casa Blanca, que está pintando de gris. Debería recordar al poeta de América, Walt Whitman. El que cantó a la libertad, la democracia y compuso su poesía a la naturaleza. “(…) crecer bajo el aire abierto y comer y dormir con la tierra.”. Siempre queda la esperanza de que Trump no sea reelegido y se vaya a pescar salmones a algún río helado del Norte. Pobres peces.

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