Comunicación.20a

26 Feb

La Facultad de Comunicación de la UMA celebra 20 años con la mirada en un mundo mejor

Hoy, la Facultad de Comunicación de la UMA celebra sus veinte primeros años de existencia. El horizonte del periodismo español no augura certidumbres

En un panorama trágico para el futuro de la profesión periodística en España, esto de formar a periodistas se ha tornado en un ejercicio esquizoide. Las aulas, rebosantes de 120 alumnos por curso, preguntan ¿cuál es el futuro profesional de estos jóvenes? Ante el deber de transmitirles el conocimiento básico que los capacite como periodistas, sabemos todos que el periodismo está ante la encrucijada más compleja de su historia moderna. Creemos que estos jóvenes estudiantes merecen nuestro esfuerzo para encontrar juntos ese futuro escurridizo que se desdibuja entre la crisis económica y la búsqueda de un nuevo lenguaje informativo, que utilice las nuevas tecnologías de la comunicación de una manera fiable, novedosa, atractiva y densa, al mismo tiempo.
La Facultad de Comunicación malagueña ha llegado este año a la veintena. Es un cumpleaños halagador, pero también comprometido ante las inéditas capacidades de las tecnologías; los recortes presupuestarios a las actividades administrativas, que agolpan demasiadas rebajas de sueldos; recursos para la investigación (fundamental en el deprimido panorama académico español); en un plan Bolonia moribundo; congelación de plazas académicas; incremento de las tasas de matriculación, bajada sensible de las becas y ayudas a los estudiantes y, en fin, nuestro propio y directo campo informativo, donde cada semana se reducen redacciones, se cierran medios y se enflaquece el panorama mediático del país. Mantener la calidad va a ser muy difícil, casi imposible.
No caben dudas acerca de la consolidación de una Facultad que nació al amparo de una universidad aún joven hace veinte años. La UMA celebra ahora, asimismo, sus 40 años de juventud con 40 mil estudiantes y unos 2.000 profesores, que es una comunidad fortalecida por el desarrollo de un concepto de excelencia que aún es más una querencia que una realidad. En estas dos décadas, esta Facultad nuestra ha encontrado un lugar de respeto y referencia entre los tantos, demasiados Centros similares que pueblan el mapa de los estudios superiores de la Información/Comunicación en España.
Quedan cosas por lograr, claro que sí. Ampliar el campo de los postgrados técnicos haciéndolos coincidir con las necesidades, problemas y soluciones de las empresas informativas, cerrar aún más sólidamente los vínculos con los centros donde desarrollarán su ejercicio profesional los que ahora son estudiantes. Ampliar, aún más firmemente la investigación de los procesos de la comunicación, que aporten contenidos conceptuales sobre las particularidades de nuestro campo de estudio, cual es, principalmente, el mapa mediático español, tanto privado, como el público, sumido en un profundo fracaso empresarial, que presenta ya demasiadas pérdidas de dinero y que está costando el despido masivo de periodistas, personal técnico y administrativo. En resumen una Facultad mucho más inmersa en la realidad real y cotidiana de esta hora y este momento.
Para ello tenemos por delante esos y otros retos. Por ahora esta Facultad nuestra está poblada por un equipo profesoral que aúna, la experiencia larga y comprobada académicamente en docentes con avales más que suficientes, en ambos campos: el teórico y en la práctica del periodismo, con el empuje de otros profesores situados en la frescura de la juventud, pero suficientemente preparados para iniciar sus carreras como orientadores de los alumnos en este panorama difuso, complicado y hasta desesperanzador. La cátedra Unesco es una de sus fortalezas.
Desde los primeros años fundacionales esta Facultad ha conquistado un lugar desde la sombra del trabajo callado, pero constante y consistente. Su principal activo son los docentes, los técnicos y su personal administrativo que da ejemplo, cada día, de abnegación, vocación de servicio y camaradería. Sin dejar de pensar en los difíciles vericuetos que han solventado los elegidos para dirigir el decanato y los departamentos en estas dos décadas. Por el sendero de dificultades que se transita se puede hacer mejor y mejorar, pero no será fácil. El incremento de horas lectivas conspira contra la investigación, ya mejorable y disminuida, y eso es una de las debilidades que hay que fortalecer. ‘Sin periodismo no hay democracia’, dice el eslogan de la FAPE, hay que recordar, en este día de aniversario, que sin periodistas serios, documentados y valientes, lo que no habrá será libertad.

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