El apostolado universitario

3 Jul

El Plan Bolonia goza de una mala salud de hierro

Aquí tocan la lira mientras arde España. Las llamas se llaman primas, mercados, subprime, activos tóxicos, bancos malos y re-malos. Las cosas suben, los sueldos bajan

Como tocan vacaciones de verano, donde las aulas descansan de tanto intelecto al uso, vamos a repasar esto de la Educación Superior, que se está convirtiendo en una actividad marginal. Las Universidades españolas han devenido en fábricas de desempleados o de empleados subprime en casi todas las carreras, excepción hecha de las tecnológicas, donde el mercado de trabajo las reclama en Alemania.
      Esto de la Academia se está convirtiendo en una súper-vocación a prueba de explosiones nucleares. Rebajan los sueldos, los vuelven a bajar, reducen las dos pagas extraordinarias y, además, incrementan el número de horas docentes. Trabajar casigratis.com parece ser el nuevo emblema cibernético de una actividad que ha venido a menos, tanto en su consideración social, como en la salarial.
      Con profesores sobrecargados de docencia no se puede hacer investigación, ni aplicar con propiedad el ahora olvidado Plan Bolonia, del que nadie quiere oír hablar. Cómo se puede aplicar la evaluación continua con clases de 120 alumnos en dos turnos de mañana y tarde, realizar prácticas supervisadas, hacer seguimiento de la actividad investigativa de los alumnos y de sus trabajos individuales o grupales en tutorías imposibles de atender de forma presencial, y aun a través de la plataforma del aula virtual. La calidad de la Educación Superior, equiparable a todo el territorio de la UE, es el objetivo supremo del cónclave de Bolonia, pero así, tememos que será imposible, al menos en el sistema universitario español. Esto sin hablar de la imprescindible reforma a fondo de la educación básica o bachillerato antiguo, que produce en amplio ejército a analfabetos funcionales; saben leer, pero no entienden lo que leen.
      Por explorar el territorio que mejor conocemos, el del Periodismo, tenemos dos productores de profesionales en   Andalucía, en Sevilla y Málaga; un tercero se incorpora en octubre de manos de una Universidad privada, la de los jesuitas –primera privada de la CC AA andaluza–, ¿para qué graduar a unos doscientos y pico de chicos por año, cuando la realidad laboral en los medios de comunicación es la de cierres de empresas y reducción brutal de las plantillas de las redacciones? No es una pregunta de fácil respuesta, pero tampoco es retórica. Esta es una profesión u oficio, como le gusta más a Gabriel García Márquez, sólo factible de ejercer en español aquí o en algún país hermano de América Latina, aunque allí haya que ponerse chaleco antibalas. Trabajar de periodista en Alemania, Inglaterra o EEUU, es tarea más complicada, porque habría que ser capaz de escribir bien en otro idioma.
      El panorama universitario actual es insostenible si no se piensa con claridad y valentía sobre cómo adecuarlo a esta nueva forma de vivir en zozobra, sin dinero, sin créditos, con un presente que no se parece en nada, cuando, cumpliendo aquella sonora frase del momento, había ‘café para todos’. El café se acabó, camaradas. Diez universidades públicas en Andalucía, más ahora otra privada, parece insostenible. ¿Qué hacer?, ya se preguntaba el camarada Lenin. Esa es la cuestión. Ningún político va a tener el valor que hay que tener para reducir esas plantillas, como tampoco lo harán con comprimir realmente los gastos de ayuntamientos, diputaciones, mancomunidades, congresos parlamentarios locales, etcétera, etcétera. Así, que las universidades, que deberían ser parte importante de la solución, por ahora son una parte del problema.
      Lo que está clarísimo es que con menos sueldos y más carga docente la calidad no mejorará, sino todo lo contrario. Así, no hay Bolonia que valga. La investigación queda seriamente dañada, más de lo que ya se encuentra, porque España no está a la vanguardia de casi nada, si nos comparamos con los países del entorno. Tal vez agrupando las universidades andaluzas por especialidades e incrementando el sistema de becas, se podría aliviar el problema presupuestario y proteger a los estudiantes que quieran cursar carreras fuera de sus provincias y no tengan recursos para ello. Las autoridades tienen el verano por delante, así que menos playita y más cavilaciones para discurrir sobre qué es lo más conveniente a nuestra Academia, que inauguró el conocimiento europeo hace ya 800 años.

Una respuesta a «El apostolado universitario»

  1. ¡Te sigo, amigo Carlos! Ahora desde Florida, tus crónicas serán analizadas regularmente. Así que…¡tiemble y esmérese, amigo!
    DimKa

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