Los chiringuitos abren carta on-line. Caña, tinto de verano, calamaritos, pimientos & Wi-Fi. Si esta no es una ciudad tech, que venga frau Merkel y lo niegue
Este verano, a la playa con su artefacto digital en la mano, porque en el chiringuito va a poder conectarse gratis. Entre sol y sombra, sus redes sociales al instante. ‘Aquí en Pedregalejo, dándome un masaje chino’ (con foto). ‘Con los niños en la Malagueta, no hay medusas’. ‘Desde El bulto, sin barcas y con sombrilla’. Y en ese plan twittero instantáneo y por el facebook a lo grande. Esta es una ciudad conectada con el Paraíso. Ya la podemos rebautizar como la Costa del Wi-Fi, aunque sigue siendo del Sol.
Pero en la calle no hay Wi-Fi, sino mucha manifa, donde el griterío se va generalizando hacia los recortes de los empleados públicos. La cosa sigue en plan analógico. Los parados gozan de buena salud, pues parecen olvidados por ahora. El sábado, España contuvo la respiración hasta que la roja le metió las cabras en el corral a los gabachos de verdad, no los del guiñol. Seguimos vivos, al menos futbolísticamente. Hoy el aliento sigue en la UVI, pendientes de la prima frau Merkel, que ha cerrado el grifo del rescate a la espera de que la banca española y el gobierno aclaren sus deudas y sus dudas. Al parecer, vienen 60.000 millones de euros contantes y sonantes para que los banqueros sigan jugando a la ruleta. A propósito del ‘hasta el gorro’ del Defensor del pueblo andaluz, por aquí se pregunta el personal si no será que la clase política, en su inmensa inmensidad, vive y ve otra realidad diferente a la de los mortales andalucitos de a pie. Ignorar lo obvio les puede destinar al paro indefinido, a los políticos, el pueblo ya puebla el INEM.
Málaga sigue a su bola enmarcando una ciudad, un valle tecnológico con vista al mar. Wi-Fi con Sol es una apuesta posmoderna, aunque haya que pagar una multa de 300.000 euros por saltarse las reglas que dicta la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT). Mientras la sanción se dilucida en las instancias judiciales, la Red Biznaga malagueña sigue inactiva para las dependencias municipales y sus vecinos. La falta del Consistorio fue no registrarse como operador, lo cual es el asidero de la CMT para endiñarle a Málaga una suma a todas luces desproporcionada, si se toma en cuenta que la intención de los munícipes era extender la comunicación on-line con sus ciudadanos. Cosas de las administraciones que rara vez llegan a un acuerdo previo.
Los chiringuitos no tienen problemas con la CMT. En su caso, dan al cliente la clave de acceso particular, la que el dueño del local usa para sus propias gestiones. Baño, sin dejar de estar conectado es la moda que se impone este verano en toda la costa malagueña. Los mensajes como una extensión de la natación, del ocio arenoso a pie de hamaca y bajo la sombra cálida de las sombrillas. Entre tinto de verano, caña o clara, un SMS, un twitt, una foto caliente subida al Facebook. Un verano sin desconectar, ¿será posible relajarse? La necesidad de participar en las Redes se refuerza en las vacaciones. Estar ausente puede ser sancionado con el olvido de los followers.
Los dueños de chiringuitos lo han sabido hacer. Un valor añadido a la carta de sus locales, sin multa de la CMT. El Ayuntamiento de la capital de la Costa del Sol podría pedirles asesoría, en esto de las conexiones libres de cargas adicionales. Estos empresarios familiares demuestran que tienen olfato para sacarle punta a la crisis, apoyándose en las nuevas tecnologías que hacen del personal adictos al i-phone y la blackberry, ahora a ritmo de canción del verano. El tema que viene se puede titular Twitter & Caña, en sustitución de aquella ‘Twist & Shout’. Este veranillo va a ser diferente.
La mágica noche de San Juan ha pasado dejando 17 toneladas de basura en las arenas de la costa urbana. Mientras las natas residuales nadan sobre la superficie marina, los urbanitas malagueños usan las playas como papeleras. La educación cuesta dinero. Limpiar esta costa ensuciada, también. Desde ahora, siempre nos quedará la fantástica forma de comunicación instantánea que nos proporciona el Wi-Fi. Los chiringuitos como oasis de los mensajes en 140 caracteres, esa nueva forma de telegrafiarnos la vida.