Verdad periodística y verdad judicial no siempre coinciden. En el caso de Marta del Castillo, las evidencias no han sido probatorias de la aparente complicidad
El cuasi grito del padre de la fallecida, ‘en este país no hay justicia’, clama por una sentencia que exculpa, por no poder probarlo fehacientemente, a los supuestos cómplices y al mismo asesino confeso, quien sólo queda como eso, pero no como violador ni como ocultador del destino de su víctima. Hasta un testigo de última hora, el taxista, fue considerado insuficiente. El presupuesto de inocencia previa se impuso a rajatabla. También sabemos que el autor del crimen no cumplirá la pena integra, ya que si se porta bien, estudia y pone cara de bueno, saldrá libre, seguramente, en unos diez años a lo sumo. Queda el recurso de apelación, pero el cadáver sigue en paradero desconocido por la justicia. La verdad mediática, una vez más, no ha coincidido con la judicial.
Las claves de la sentencia, en apariencia tan suave, son la falta de testigos fiables y la desaparición del cuerpo de Marta del Castillo, con la imposibilidad de una autopsia. El principal culpable, autoinculpado desde el inicio, dijo y se desdijo en relación a la ubicación del cuerpo asesinado. En un marasmo investigativo, el caso ha quedado, como era previsible, en la pena menos grave y, por tanto, en una sentencia frágil y escandalosamente leve para la opinión pública. La justicia queda en el banquillo acusada de ineficiente.
Este país, colocado en esta encrucijada de despropósitos, necesita cambios profundos con urgencia. No sólo en ese territorio que llamamos Justicia, sino en todos aquellos que afectan directamente el desarrollo presente y futuro de una nación en su conjunto. La organización laboral, por llamarla así, que permite la acumulación, año a año, que más del 22 por ciento de la fuerza de trabajo no encuentre uno. La extensa red de burocracia, que se engrosa en 17 Estados dentro del Estado. El escandaloso fracaso del sistema educativo andaluz, cuyas pruebas reconocen un ‘estancamiento’ de los alumnos de la ESO, debido a las dificultades que arrastran desde la etapa educativa anterior. Unas deficiencias que siguen ahí cuando esos alumnos acceden a la Universidad, donde en un alto porcentaje son analfabetos funcionales, saben leer, si se les obliga, pero no se enteran de lo que leen. Por no hablar de la recurrente cola de la asistencia sanitaria.
La cuestión de la Educación básica y obligatoria no es baladí. El consejero de la materia, Francisco Álvarez de la Chica, que aunque no da por perdida a esta generación de estudiantes de secundaria, alarma con los datos. Las dificultades de lectura son escandalosas. Se comprueba en la aulas de periodismo, donde dificulta la aplicación directa del conocido Plan Bolonia, ya que la participación del alumnado es clave para que sea efectivo. Sin lectura compresible no hay paraíso periodístico. Aceptar esto es tan grave como tener que tragar una sentencia judicial, tan solo una, como la que afecta a esta sociedad y directamente a los deudos de Marta del Castillo.
La reforma integral de la Educación básica tiene que ser revisada con urgencia. Los indicadores nos colocan a la cola de Europa. En la Universidad no se pueden corregir las deficiencias que se sembraron en la preadolescencia. Tales precariedades de compresión tienen su base principal en la insistente memorización, cuando en realidad el camino transita primero por aprender a razonar, a pensar sobre los elementos básicos que conforman el trayecto educativo de las materias fundamentales. Leer, comprendiendo lo que se lee, lleva a memorizar lo fundamental; las fechas y hechos, se pueden recordar con precisión para un examen del día siguiente, pero olvidarse sin relación alguna pocas horas después. Este es un tema de tanta gravedad, que su solución tiene que ir en paralelo al del empleo, la justicia, la atención sanitaria básica más eficiente y con menos demora en las citas; tanto como el control de la aparente anarquía administrativa de muchas de las Autonomías, empezando por esta Andalucía en perenne equilibrio al borde del abismo.
Gracias por su informacion. Una nota que engloba muchas realidades que se semejan tambien al deteriorio de la Justicia, el Derecho al Trabajo, la Educacion, La Salud,y muchos otros derechos que como ciudadanos cada dia vemos que pierden su valor en nuestra sociedad., no solo por alla por Espana, aqui tambien en la gran potencia americana…