El futuro de la Universidad de Málaga, como el del país, depende de una nueva mentalidad para gestionar la escasez. Tres catedráticos quieren ser rectores
Los vientos soplan congelados para la administración universitaria. La red de universidades andaluzas padece de un exceso de campus, diez (uno por cada provincia más la Internacional y la Pablo de Olavide), que presenta un complicado reto financiero y no se descarta que haya que efectuar un plan de ajustes, reduciéndolas o agrupándolas por regiones colindantes y enflaquecer sensiblemente el gasto global. Un sistema universitario regional, que podría reducirse a la mitad, con campus vertebrados y un amplio plan de becas a estudiantes en cuyas zonas no haya una. El café universitario para todos toca a su fin. La decisión política, nada fácil de tomar, caerá en quien gane las elecciones andaluzas en la primavera de 2012.
Ante este panorama, que retrotrae a los inicios de la Universidad de Málaga (UMA), cuando las nóminas tenían que ser adelantas por una empresa nacional de grandes almacenes, tres ‘mosqueteros’ de la docencia superior se presentan como aspirantes a gestionar este penoso futuro, que ya es un pésimo presente. La rectora, Adelaida de la Calle hacia su tercer mandato, tiene la experiencia y la autoridad –ha sido elegida presidenta de los rectores españoles, CRUE– para seguir al mando de la UMA. Su ex director de Comunicación, Miguel de Aguilera, se presenta como el renovador ante unos tiempos de borrascas y Ricardo Redoli, el menos fuerte, se lanza con escasas posibilidades de éxito, encomendándose a los dioses.
Nadie se ha paseado en aunar esfuerzos, ante la crisis económica, y llegar a una cohabitación, donde las ideas de una y de los otros se pudieran engranar en pro de una universidad sostenible. Este no es el momento de elegir entre las tres opciones, sino el de no equivocarse en el momento por el que atravesamos. Pero como eso en esta España dispersa y ajena es impensable o al menos políticamente incorrecto, lo cierto es que saldrá elegida una de las candidaturas. Los sondeos extraoficiales dan ganadora a la rectora, segundo a Aguilera y tercero a Redoli. Los porcentajes dependen mucho del voto estudiantil, cuya abstención se prevé alta, ya que entre los indignados y los ausentes del mundo universitario, pocos acudirán a las urnas el próximo 1 de diciembre. No obstante, las cifras que corren por los pasillos de las Facultades es 70/30 por ciento de los votos que se contarán válidos. Si esa tendencia se mantiene, la rectora aseguraría su tercer mandato. Aguilera se colocaría en una segunda posición para otra oportunidad, mientras que el tercero esperará o no.
La universidad pública española tiene mucho que reformar, le queda un largo trayecto de puesta al día. Es endogámica, incorpora a demasiados profesores sin experiencia profesional real; contratar docentes con currículos académicos y ejercicio laboral comprobado es una rareza; se investiga poco, aún no suficiente; su relación con el mundo real, aunque ha mejorado, no es pleno y, por si fuera poco, se enfrenta al Espacio Europeo de la Educación Superior sin recursos suficientes, y lo que es mucho más grave todavía, sin que una buena parte de los profesores encargados de poner en marcha este profundo cambio, llamado Plan Bolonia, crea en él. Si se suma a esa realidad una universidad burocratizada, plagada de normativas absurdas, con rasgos de paquidermo cuya lentitud disuade de plantear cambios y con marcadas diferencias entre el personal administrativo y el docente, en el caso de las prestaciones por jubilaciones, por ejemplo, se tiene un panorama gris, que se agrava de cara a las dificultades económicas que se echan encima.
La crisis puede servir para agilizar el aggiornamiento de la Universidad pública española. Un acicate que sirva no sólo para reducir gastos, cosa inevitable, sino para que el concepto, el espíritu del Plan Bolonia, en sus trazos generales de convertir a la educación superior en excelente, se vaya concretando en las aulas y laboratorios ayunos de crear profesionales capaces, a su vez, de volverse a encontrar con una nación que se mueva en ese campo de la alta calidad que tanto se promociona. Mientras esto sucede o no, lo mejor es ir este próximo jueves a votar por una de las tres opciones que regirán a la UMA durante los cuatro duros años que vienen.