Esto está mucho peor de lo que cuentan, hasta roban a la Guardia Civil. El asalto al depósito de drogas es un guión por acabar de película hollywoodense
En el asalto del sábado por la noche fallaron todas las alarmas. Como en una película, la banda sabía lo que hacía y le salió bien. Entraron al puerto de Málaga con una furgoneta y su equipo tecnológico; desarmaron las cámaras, succionaron el bombín, desactivaron las alarmas, derritieron la cerradura de la cámara acorazada y contemplaron, con una amplia y satisfactoria sonrisa el almacén cargado de drogas. Tal vez la probaron, una raya rápida, para comprobar su calidad, la pureza del gran alijo que iban a robar y se pusieron manos al polvo con renovadas energías. En una acción coordinada y rapidísima, unos cinco o seis hombres, estibaron el cargamento millonario en un vehículo -robado esa misma noche para despistar-, unos quinientos kilos del producto. Mientras trasegaban los bultos blancos por dentro, recalculaban la proporción del peso con el precio en el mercado. A 32.000 euros el kilo, unos diez millones. Arrancaron la furgoneta, pesada y lenta, y salieron del recinto portuario al amparo de las sombras y de la indiferencia de los vigilantes distraídos de aquella avanzada hora del pasado sábado 12 de noviembre de 2011. Un golpe maestro a la Guardia Civil, y en su propio terreno: un puerto de mar abierto al hampa común.
El asalto se descubrió el lunes 14 por la mañana. La alarma saltó demasiado tarde. La banda ya había descargado su ‘tesoro’, y quemado el transporte blanco, vacío de su cargamento. Sin rastro, sin huellas, sin pistas. La comisión de investigación, formada por expertos de todas las policías del país, se mira con caras de lelos. La primera hipótesis es la más obvia, tienen colaboradores. Pero, ¿y si no los tuvieron? Sería el golpe más audaz, más ingenioso y cerebral ocurrido en las propias narices de los guardias.
Conocedores del depósito, desactivaron 15 cámaras de seguridad. Dado el parte de que el circuito de cámaras exteriores e interiores había dejado de funcionar, los guardias civiles se acercaron al depósito, pero no observaron nada anormal, ya que aún no se había producido el asalto. No le dieron mayor importancia y lo atribuyeron a un corto circuito, ‘ya lo arreglarán el lunes’. Cuando la patrulla se hubo ido y la calma del sábado noche volvió, la banda desactivó la alarma, que está conectada las 24 horas al puesto de la Guardia Civil del puerto y a la empresa privada de seguridad, que vigila sólo de lunes a viernes y de 07:00 a 15:00 horas, como buenos funcionarios. ¿Quién va a trabajar un fin de semana para robar drogas? Además, conocedores de las instalaciones, dejaron fuera de servicio doce detectores de temblores y diez de movimientos. Un trabajo fino y ejemplar. En una escuela de robos, éstos serían profesores.
Una vez dentro, calcinaron el acero de la cámara acorazada con un poderoso soplete térmico y accedieron al propio depósito de la droga. No les faltó un detalle, nada quedó a la improvisación. El audaz golpe ha llegado hasta el despacho del ministro del Interior. El responsable político local le echa la culpa a la Judicatura, pero las precauciones en el sitio fueron insuficientes. El alijo sustraído no se ha establecido con seguridad, ¿300, 500, 600 kilos de drogas? En todo caso, muchos kilos. Se puede estimar que cargaron a tope la capacidad de la furgoneta, y, según la foto, ese tipo de vehículos de carga pueden con hasta una tonelada. De propina se llevaron el disco duro de las grabaciones.
Los sindicatos de la GC han cerrado filas en la defensa de sus colegas de guardia aquella noche. Se les responsabiliza e incluso se les mira con la lupa de la sospecha. Las dudas aparecen por la información previa y secreta que manejaron los atracadores. Se piden ceses de jefes policiales y de cargos políticos, pero aquí nadie se toma esa responsabilidad en serio, será porque lo somos poco. En fin, el alto grado de conocimiento del sitio y la pereza burocrática han contribuido a que vuelvan al mercado unos cientos de kilos de cocaína, gracias a la audacia y buen hacer de los ‘malos’ y la adormidera de los ‘buenos’. El guión no está acabado aún, la película es posible. El ‘bueno’ podría ser Banderas y el ‘malo’, Bardem. El título, ‘Asalto en blanco’.