El detalle que faltaba para hundir las exportaciones agrícolas. Pepinos envenenados que infectan y matan a alemanes sin haberles declarado la guerra
Esta crisis del pepino no es nueva. El punto de mira alemán está en que estos pepinos andaluces son ahora cultivos ecológicos, que compiten con ventaja sobre los germanos, cuyos ciudadanos están muy concienciados y acostumbrados a consumir este tipo de hortalizas. Si, efectivamente, algunos pepinos han llegado contaminados –aunque sus verdaderas causas no están claras aún–, la alarma se disparó y lo fácil fue culpar a esa producción y, por extensión, a todo lo que venga de Andalucía. El favorecido claro e inmediato es el productor local, aunque sus pepinos sean más caros para el cliente final.
La cronología de esta guerra alemana contra la horticultura andaluza tiene tradición. En diciembre del año pasado, Alemania y Holanda informaron a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, que habían entrado en sus mercados un lote de pimientos de Almería, donde habían encontrado un pesticida prohibido denominado Efetón (isofenfos metil). En esa ocasión, la Junta de Andalucía precintó 37 explotaciones en la provincia almeriense, ya que algunas de ellas dieron positivo en el análisis de dicha sustancia. El Efetón es un pesticida que se usa para incrementar la maduración de esos frutos, pero prohibido desde junio de 2010 en pimientos, aunque curiosamente se puede usar en tomates. Los distribuidores alemanes Kaufland y Lidl, este con presencia en España, suspendieron las importaciones de pimientos españoles. La asociación Hortyfruta se defendió asegurando que el pesticida sólo se había usado de manera puntual, y que no podía extenderse la condena a todos los productores andaluces, cuyo principal interés es dar prestigio de calidad a sus productos agrícolas.
La sabrosa fresa de Huelva, tampoco se ha salvado de la aguda lupa alimentaria europea. Hace un año los cultivadores de fresas denunciaron ante la Comisión Europea las acciones de Suiza por desprestigiar a su producto. Los celosos helvéticos lo hicieron a través de un reportaje de la televisión suiza, donde declaraban las condiciones laborales impropias de los trabajadores del sector.
En el trasfondo de toda esta guerra del pepino, de la fresa y del pimiento se encuentra la necesidad de sustituir los herbicidas químicos por procesos biológicos naturales, donde la utilización de bacterias o insectos se encargan de combatir las plagas. La nueva reglamentación fitosanitaria europea apunta hacia esa práctica, que propicia el camino hacia los productos ecológicos. El uso de estos sistemas naturales ya se viene aplicando en los invernaderos de Almería y también en los campos de fresas de Huelva.
Pero la guerra no es sólo externa. También aquí se libran batallas. La pugna entre Almería y Murcia por colocar sus producciones está en liza desde 2007, cuando se enfrentaron por un vídeo estrenado en la feria Fruitlogístic de Berlín. Allí los murcianos decían ser diferentes de otros colegas españoles, aprovechando las denuncias alemanas sobre pimientos almerienses, llegaron a decir que comer esos pimientos podía ocasionar graves consecuencias para la salud. La competencia es feroz y todo vale, casi como en la política, para desprestigiar al adversario.
El pepino, que hasta ahora ha matado a diez personas y mantiene infectadas a otras mil, agrava la situación de los cultivadores andaluces, ya que estos productos envenenados proceden, al parecer, de una cooperativa ecológica, donde no se presume que esto pueda suceder, pues no utilizan productos químicos. La aparición de la bacteria E-coli Enterohemorrágica ocurre en un mal momento, ya que España quiere ser punta de lanza en Europa de la producción ecológica con casi 850.000 hectáreas, según el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica. No obstante, con estos pepinos en los titulares, ya hemos dejado de vender 200.000 kilos la semana pasada. Mientras se realizan las comprobaciones, el sector horticultor de la Axarquía declara que se les echa encima la ruina total. Ya todo vale un pimiento o un pepino. En Europa sólo ganamos en el fútbol, algo es algo.