EREs que EREs

8 Mar

El escándalo de los EREs en Andalucía no para de asombrar

A los 70, hasta ahora, beneficiados por las jubilaciones alegres, se suman las ayudas a sociedades andaluzas. La caja loca parece no tener fondo.

Si bien son pocos los expedientes dolosos, 70 de 1.569 examinados, según subrayan las autoridades de la Junta de Andalucía, y el total por examinar asciende a 6.096, la sutiliza del prolongado entramado es como para clamar al cielo. Además, la justicia abre otra línea de investigación sobre las ayudas directas a sociedades con fondos provenientes de la UE. 87 millones de euros concedidos en 130 ayudas directas a empresas y ayuntamientos, que tendrán que justificar ante el juzgado de instrucción 6 de Sevilla, cómo gestionaron esos dineros. En total la Junta adjudicó 647 millones de euros entre 2001 y 2010 a través de tal fondo, tanto para empresas en crisis como para ayuntamientos y para los ya famosos EREs fraudulentos.
      Como en una novela por entregas, cada día, la cuenta del fraude de los bautizados EREs se incrementa. La base está en el sistema de subvenciones, una política que crea adictos, pero que no ayuda a un progreso directo y sostenido del entramado empresarial andaluz. Se viene a la memoria el proverbio chino de que es mejor enseñar a pescar que regalar un pez. El que recibe sin más no pregunta, pero queda agradecido y asegura su fidelidad. Para extender la mano no hace falta mayor esfuerzo, para desarrollar una empresa hay que trabajar a diario, mucho más en los tiempos que nos está tocando sufrir. El dinero entraba en las empresas, según compromiso de generar empleos, pero así como llegaban los contratados para justificar la subvención eran despedidos de inmediato. Un lotería segura para esas sociedades, pero que sigue engrosando la lista de parados en este carrusel del fraude.
      ¿Cómo se puede pensar que Andalucía pueda salir de este furgón de cola europeo, con políticas que subvencionan la indolencia, el pillaje y el fracaso? La plaga de esta joven democracia es las corruptelas a todos los niveles: las de poca monta, que se hacen a lo tonto y las de gran escala como estas de las que se ocupan los tribunales andaluces. Pedir a los responsables políticos que metan el dedo en su propia llaga, es como poner a las zorras a cuidar a las gallinas. Para eso está el poder judicial. Aunque está claro que las responsabilidades políticas hay que cumplirlas, y eso pasa por la dimisión de quienes hayan usado sus cargos electos en incumplir con su primera obligación que es la honradez en la gestión pública, sea cual sea la cantidad, pequeña o grande.
      Este ‘fondo de reptiles’, como Javier Guerrero, ex director general de Trabajo de la Junta lo ha denominado, viene horadando el territorio andaluz desde hace una década. Una práctica, por tanto depurada, probada en beneficiar a los allegados sin escrúpulos. No es sorprendente, sino una lógica y clara consecuencia, que los ciudadanos descrean de los políticos. Unos pocos mancillan a la mayoría. Este país necesita una reordenación de las ideas fundamentales y hay que empezar porque se garantice a la sociedad que su clase dirigente toda, no sólo la política, esté a la altura de las circunstancias, que son mucho más grave de lo que nos anuncian los indicadores económicos, pues hunde sus raíces en los valores fundamentales de la ética y la moral, es decir en la decencia. Así como en los derechos de los ciudadanos, pero también en los deberes, porque quienes gozan de los primeros, antes deben cumplir con los segundos, empezando por los políticos que urden estas tramas de verdaderos reptiles.
      Si bien es cierto que el sistema de ayudas laborales a desempleados es de justicia y que ya hay responsables señalados por haberlo manejado sin los controles que marca la normativa, también lo es que las más altas autoridades de la Junta de Andalucía tienen la obligación de depurar esas responsabilidades y actuar con prontitud. La crisis ha destapado una práctica fraudulenta que llevaba una década en ejecución. Tal vez, la escasez de dinero ha dado al traste con ese saco sin fondo plagado de reptiles.

12 respuestas a «EREs que EREs»

  1. Cuando se pone a la zorra a cuidar del gallinero, entonces, pasan, sin excepción, estas, desgraciadas, cosas.
    Un saludo, y muchas gracias, señor Pérez.

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