La ordenanza municipal obliga a comportarse en la calle. Desde escupir en el suelo hasta fornicar en la vía pública; desde ensuciar las paredes con grafitis hasta pegar anuncios en los postes. Los municipales van a tener trabajo extra. La verja sigue en pie.
La normativa callejera era esperada. Una de las grandes ciudades españolas sin una, era Málaga. Esta es una ciudad sin ley, donde muchos ciudadanos hacen en la calle lo que no harían en sus casas. Nadie dejaría a su perro cagarse en la sala, pero sí en cualquier acera. Hay, los he visto, quienes recogen las deposiciones de su can; otros, muchos, no. Ninguna persona se mea en el quicio de su habitación, pero en cualquier esquina del centro sí. Ningún adolescente come pipas tira las cáscaras en su casa, al suelo de la calle sí. Las aceras, parques, vías ciudadanas están para ensuciarlas. Al parecer la intención de la citada legislación urbana es acabar o, al menos, aminorar tales hechos de incivismo. Las multas van desde 750 a 1.500 euros.
La pregunta es cómo se controla al personal. Con la amenaza de multas, dice el texto. Pero para ello hay que coger in fraganti al infractor. Eso requiere un ejército de policías dedicados día y noche a perseguir a los delincuentes ocasionales. No será posible. Los grafiteros, por ejemplo, actúan de noche. Con la nocturnidad la adrenalina se dispara y el espray dibuja mejor. La estadística recoge a pocos sorprendidos por los agentes de la ley. Perseguir a los dueños de perros, que defecan y orinan por toda la ciudad, difícil empleo para la poli. Los que pegan carteles de propaganda en los postes y farolas, algo más fácil, suelen dejar un teléfono de contacto. Y el botellón, multiplicado por cada recoveco de la ciudad, los municipales se tendrán que clonar para atender a tanta bebida callejera ilegal.
Cómo sorprender a los que destrozan mobiliario urbano. A los que rompen los bancos, los asientos de los autobuses, las luces del alumbrado público, las marquesinas de las paradas de autobuses, las duchas de las playas, pedestales o fachadas de monumentos históricos, la quema de contenedores o papeleras, quemar árboles o incendiar coches o robar las plantas ornamentales, entre otras muchas atrocidades de las bandas de vándalos. No hay multa para tanta gente, ni cuerpo policial que abarque tanto.
El apartado dedicado al control de la prostitución callejera tiene miga. Ayer, el programa de Carlos Herrera en Ondacero, le dedicó un rato en la sección de cachondeo, que comienza pocos minutos después de las diez de la mañana, a glosar esta parte de la Ordenanza malagueña, que les pareció propicia para preguntar a los oyentes sobre sus experiencias carnales en la vía pública. La jodienda está servida. Aquí se trata más de complacer a los vecinos, que se quejan con toda razón, que de erradicar la práctica del sexo pactado en la calle. Ardua tarea para la poli local, pues se tendrán que travestir en voyeur avezados, para pillar en el acto a los infractores sexuales. Otra cosa será que las mujeres que hacen la calle puedan pagar la multa de hasta 1.500 euros; o que los contratantes la paguen, si tomamos en cuenta que una felación a la carta está en 20 euros.
Mientras vemos cómo se aplica esta macro Ordenanza de orden ciudadano en Málaga y sus resultados, la vida sigue igual: el paro crece, sobre todo en Andalucía, este paraíso subtropical del turismo; la guerra de los sondeos dan ganadores por primera vez al partido de la oposición; las primarias hace pupa a los que gobiernan; la economía española sigue en la UVI; el Málaga sigue dando más sustos que alegrías; los sindicalistas hacen menos gracia que un cólico nefrítico; los americanos alertan de un atentando del islamismo extremo en Europa; Lula deja el gobierno brasileño, pese a tener un 85% de popularidad; los malayos se pasean por la alfombra de la justicia, mientras Marbella espera que le devuelvan el dinero robado y Málaga se dispone a olvidar el trago amargo del 2016 y mirar más de cerca a la cultura cotidiana.
Sr. Pérez Ariza: Las leyes están para hacerlas cumplir. Esa es la obligación que tienen que cumplir la Policía Local de Málaga, que para eso le pagamos y si no la cumplen que se marchen a trabajar a otra cosa junto con su jefe y el concejal Antonio Cordero.
Pingback: Women Church Suits
Pingback: Megabus Promotion Code
Pingback: Treasure Hunters Roadshow