Catorce medallas que simbolizan el premio a este pueblo que sufre y canta. Alguno póstumo, mejor tarde que nunca. El tercer hospital malagueño y un hotel en la sala de espera
El Día de Andalucía, que es mañana, siempre da para panegíricos ilusionantes. Envueltos en los premios a quienes lo merecen, los políticos hacen promesas, que es la forma de hacer la política del día a día. Ahora que cualquiera puede tener su minuto de fama no es vano premiar a representantes de la cultura, la educación, las empresas, el deporte, el arte y la investigación, todos nacidos en esta tierra ancha y doliente. Otros se lo curran en la televisión española. Cantantes en busca del top-music, cocinillas en pos del Michelin, sastres de la puntada sin hilo; famosos probando suerte en la sartén; jóvenes tras el sueño de la gloria; niños con delantal y gorros de chef. Una pléyade inaudita, que inunda los telediarios de TVE, encajando en noticias sus propios programas de masas. Andalucía forma parte de esta España, y no pide separarse, solo recordar en su día la marca significativa para un país a ratos extraviado.
Cada provincia reclama lo suyo. El Pleno del Ayuntamiento malagueño sentó la pasada semana dos puntos de honor. Un tercer hospital, para resolver los colapsos de una población que ha crecido más de lo previsible. Desde la intención a su inauguración pueden pasar un quinquenio o más. Como las obras del Metro se eternizan a punta de excavadora, para que cuando se concluya enseñe que ya se quedó atrasado. Los políticos locales temen que suceda lo mismo con ese nuevo centro hospitalario. En este caso, se trata de la pronta atención sanitaria, que normalmente no puede esperar. La propuesta pasa por adecuar los hospitales existentes en la ciudad, todos abarrotados de pacientes y abrir centros alternativos, mientras el nuevo hospital inaugura sus dependencias. No hay duda que en este nuevo Día de Andalucía, Málaga tiene esa importante deficiencia.
Otro panorama incierto para la ciudad es el polémico nuevo hotel del puerto. No hay con esto término medio. Se está a favor o en contra. Los que creen que se necesita una torre-hotel en el dique de Levante, pues el auge del turismo va creciendo imparable. Los que esgrimen el argumento de la barbaridad que sería plantar un edificio de tal dimensión, acarreando un daño irreversible al horizonte de la ciudad. Éstos están en contra no de un nuevo hotel, sino en su ubicación, que dañaría la visual de La Farola. No obstante la polémica, el Pleno aprobó por mayoría que el proyecto siga adelante. Como todo lo demás, cada obra nueva consume un tiempo excesivo. Anuncian, con años de retraso, el nombramiento de la malagueña Pepa Flores, Marisol como hija predilecta. Han tardado una mijita.
Mañana es mañana. La celebración en Sevilla del Día de Andalucía tiene como marco la entrega de las medallas a los distinguidos. Por Málaga la de Gregorio Sánchez (Chiquito de la Calzada) a título póstumo. Un humorista peculiar, sentado en las raíces del gracejo popular malagueño, un ser humano básicamente bueno. Supo concitar en el pueblo llano español lo que significa ser andaluz. Obtuvo su gloria tras toda una vida de cante, chistes y escenarios; hasta Japón llegó por bulerías. Fue, finalmente, profeta en su tierra. Aquí ya tiene plaza, estatua y fama para siempre.
Otra malagueña premiada mañana es María Elvira Roca Barea, profesora de instituto, que ha tocado el reconocimiento por su obra sobre la ‘leyenda negra’. En su libro, que es un ensayo denso, profusamente documentado y que reivindica el papel de España en el descubrimiento, exploración y colonización de las Américas, desde el más lejano Norte al infinito Sur, desmonta la construcción de la leyenda negra fraguada por los enemigos de la España de aquella época. Ha sido un éxito de lectura si se mira las reediciones que alcanzan a más de quince, extraordinario para un texto de tal dimensión. Es recomendable su lectura, sin duda alguna.
Mientras el culebrón catalán esparce sus últimos capítulos, otros frentes se abren. Los jubilados (ya escribimos la semana pasada) están en pie de protesta por toda España. El PSOE propone subir las pensiones en el mismo porcentaje de la inflación, parece sensato. El PP arguye que no hay dinero para tanta gente. La disyuntiva está en crear empleo, que asegure las pagas a los 9,5 millones de pensionistas. La crisis aún no ha terminado. Además, la espada cuelga sobre sus cabezas con los presupuestos sin aprobar en Diputados. Si no hay cuentas firmes pronto, el gobierno se va a tambalear como un castillo de naipes arrugados. Los populares no quieren oír hablar de adelantar elecciones. La oposición hace contrapeso para que eso suceda. Esto acaba de empezar.
El día festivo de mañana no aparca las necesidades que Andalucía arrastra. El desempleo masivo en relación a la media de España sigue siendo demasiado alto. Cádiz, la provincia con el mayor paro, se viene instalando en incrementar una de las ocupaciones más rápidas y fáciles de hacer gran dinero: el narcotráfico. Las autoridades parecen impotentes para controlarlo. El mayor dilema del gobierno andaluz es crear empleo y lo antes posible. Diversificar la economía tradicional del turismo y la agricultura, no solo es necesario, sino inaplazable.