El próximo domingo 26 se abren los colegios electorales en la Venezuela bolivariana de Hugo Chávez. La oposición dice que avanzarán en su representación parlamentaria, pero necesitan 2/3 de los escaños para poder obtener mayoría y frenar al estrambótico presidente de la revolución. El gobierno del socialismo del siglo XXI miran los sondeos con temor, pues también le dicen que la oposición, esta vez, si va para arriba.
En esa sociedad dividida, empobrecida y acorralada por la delincuencia armada, hasta los revolucionarios de los comités populares de barrios tan aguerridos como el ’23 de enero’, dicen estar hartos de que los asalten a diario. Una cifra escalofriante da fe de ello: más de 19.000 asesinados por asalto a mano armada en el país durante 2009. Sólo superado por México, donde hay una guerra abierta entre las bandas del narcotráfico y el ejército. No se llega a esa cifra en escenarios bélicos como Irak o Afganistán. Llama la atención que un gobierno de marcada impronta castrense no haya podido con esas hordas de delincuentes comunes.
La inflación en un país dolarizado, donde casi todo es importado, monoproductor y dependiente del petróleo y su principal cliente, los oligarcas del imperio del norte, supera el 30% y sube sin freno cada mes. Es tan rápida la espiral inflacionista que es el único país, donde un coche se puede vender a los tres años por el mismo valor del que costó e incluso más. Los índices de desempleo, siguen a niveles superiores a los de la IV República, vilipendiada por Chávez y contra la cual insurgió con su golpe fallido de 1992, y contra la que se invistió presidente, y para acabar con sus males inventó la revolución bolivariana. No lo ha logrado, porque Venezuela está mucho peor que antes si se consultan los indicadores económicos. La última operación es vender petróleo a futuro a los chinos, para cobrar en dólares, lo que aún no han entregado. Las arcas bolivarianas están caninas.
Con ese panorama, los venezolanos opositores y chavistas llaman a ir a votar en masa. La abstención es el peor voto que pueden esperar. Un triunfo de la oposición, que al parecer va unida por fin, sería una llamada de alerta al revolucionario que aspira a renovar su mandato en 2012. Si ganara holgadamente ahora, el vocinglero dominical, el caudillo mediático que lleva por dentro, ya ha proclamado que se dará el salto al socialismo pleno, al comunismo del siglo XXI, porque ‘ser rico es malo’. Lo que está en juego el domingo próximo es el futuro de la libertad, muy golpeada desde hace once años de chavismo.
Elecciones venezolanas: Hartos de estar hartos
23
Sep