Kurdistán y Cataluñistán

3 Oct
Kurdistán, desmembrado por Occidente, clama por su independencia que nunca llega

 

Dos regiones muy diferentes que anhelan su independencia. Unos han logrado un 92% de votos. A los de aquí les da igual cuántos, ya proclaman que han ganado

El Kurdistán pisa tierra de Turquía e Irak y algo de Siria e Irán. Son la minoría étnica más importante de esa región. Algo más de 35 millones de kurdos habitan en esas zonas. La mayoría sunitas. Su historia como pueblo se remonta al año 612 AC. Conservan una cultura y lengua propias, pero sin Estado que los unifique territorialmente. Son un pueblo guerrero. Han defendido su territorio a pesar de no ser propio. En los años recientes han sido los únicos combatientes (los famosos Peshmerga), incluidas mujeres, enfrentados a los yihadistas del Daesh en el norte de Irak y Siria. Son los aliados militares claves de Occidente en esa lucha. En ese enfrentamiento ha aprovechado para expandirse en Siria e Irak tras las batallas ganadas al denominado Estado Islámico (ISIS). Si el terreno no es suyo legalmente, lo defiende como si lo fuera. Llevan allí demasiados siglos. Su sueño inacabado es tener un Estado propio. Por ello han votado la semana pasada. Aunque el pugilato por la independencia de Cataluña nada tiene que ver con los kurdos, al coincidir los referéndums la imaginación periodística, basada en los hechos, va juntando letras.

La diferencia también es que el presidente de Kurdistán iraquí, Masoud Barzani ha sido claro. “No vamos a declarar la independencia, vamos a celebrar un referéndum y a negociar con Bagdad”. Ellos, van a pedirla sin dudas, dicen que ‘solo la independencia les garantizará sus derechos’. Irak conoce la fortaleza creciente de los kurdos, que controlan la región petrolera de Kirkuk, y la deuda que tienen los aliados con ellos, por ser los únicos combatientes en el terreno desde el principio de la ofensiva del ISIS. Irak les debe su apoyo a la nueva Constitución de 2005, que menciona los privilegios al pueblo kurdo, pero que dicen no haberse cumplido. La verdad es que ni el gobierno iraquí ni el turco han visto con agrado a esa minoría que nunca ha dejado de luchar por su identidad. La situación del Kurdistán no es fácil. Sin salida al mar, importa el 80% de sus alimentos. Depende de la exportación de petróleo, un 90% de su PIB, de los oleoductos turcos.

La historia de los kurdos es bien diferente a la de los catalanes, que han estado vinculados a los reinos españoles desde larga historia. Asimismo, la inmensa diferencia de poseer un territorio autónomo, como nunca han tenido los kurdos, cuya antigüedad es milenaria. Los historiadores creen que los kurdos son descendientes directos de los medos, que finalmente fueron dominados por los persas hacia el 6 AC. Tras la expansión del Islam (siglo VIII) fueron absorbidos por esa doctrina, aunque sin perder su idiosincrasia particular. Terminada la Primera Guerra Mundial, con la derrota del imperio otomano, cerrado en falso el ajedrez territorial del Medio Oriente, los kurdos quedaron atrapados por el reparto territorial, que ejecutaron las potencias triunfadoras: Inglaterra y Francia. Eso les ha consumido el siglo XX y lo que va de este con la aparición de los nuevos enemigos del Daesh y los históricos al norte y al sur.

Occidente siempre ha sido receloso de las pretensiones independentistas del Kurdistán. La fuerza política mayoritaria es el Partido de los Trabajadores (PKK) que es pro comunista. Son los que han mantenido el pulso para conseguir un Estado. Ankara los considera terroristas. Las alianzas militares actuales son circunstanciales al tener un enemigo común. Las negociaciones con Turquía están en pie desde 2013. Un alto al fuego fue decretado, cesando el enfrentamiento turco-kurdo que, desde 1984, ha dejado 40.000 muertos. El líder del PKK, Abdullah Ocalan, preso en Turquía desde 1999, sigue en pie de lucha contra el gobierno turco, que escamotea la ayuda a los kurdos en el frente de batalla contra el ISIS. Una eternidad de lucha por su autonomía en Turquía, que no parece aclararse durante estos recientes años de enfrentamiento con el yihadismo.

No hay duda que unas negociaciones exitosas con Bagdad, impulsaría las reclamaciones de los kurdos con Turquía. El referéndum se ha organizado desde una posición de fortaleza relativa, ante los éxitos militares recientes de éstos en sus territorios. Pero Irak, no quiere oír hablar de la independencia del Kurdistán. Sin la ayuda de los Peshmerga les habría sido más difícil reconquistar los territorios que les había arrebato el ISIS. Como quiera que vaya a resolverse este conflicto más que centenario, los países circundantes miran a los kurdos como sus enemigos privados. Irán cerró su espacio aéreo. Turquía ha movilizado a su ejército en la frontera. Irak no va a ceder. Hoy, solo el Estado de Israel apoya su referéndum. EEUU lo rechaza. Barzani ha sido concluyente: “Hemos esperado cien años…la comunidad internacional no ha cumplido. No estamos dispuestos a morir de hambre. Si morimos, moriremos por la independencia”.

Tanto los españoles catalanes como la inmensa mayoría de todos los demás esperan y desean que Cataluña no se convierta en una Cataluñistán, que sería torcer la historia con demasiada alevosía. Los procesos independentistas en este caso no son iguales ni se les parecen. Lo que sí es cierto y claro es que tras el referéndum catalán, nada va a ser como antes en Españistán.

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