Los peces beben en el río

27 Dic
Un mensaje real muy social
Un mensaje real con dimensión social

 

Ahora que se acaba 2016 y que mañana es el Día de los Inocentes, es conveniente detenerse y ver cómo fluye el río de Heráclito y los peces del villancico

2016 ha sido un año revuelto con peces grandes. Dice el villancico que los peces beben en el río. En España siguen bebiendo. Los más gordos, desde luego, beben más que los chicos. Y el mundo sigue girando. Un crudo Vladimir Putin altanero, sigue controlando los grifos del petróleo y el gas recordándole a doña Ángela Merkel, que podría cerrarlos; mientras juega a la guerra en Siria. Un Donald Trump amenazador, como un malandrín de barrio neoyorquino, ha ganado el trono del Imperio americano, la mayor empresa que haya dirigido nunca, tiene un partner en Moscú. Mariano Rajoy aguantador gallego, que se ha cepillado un año con su gobierno en funciones, ha conseguido una victoria pírrica y seguir aferrado al poder en La Moncloa en una segunda legislatura incierta. Frente al Caribe, Nicolás Maduro, el pelele de la aún Cuba castrista, ha logrado la insuperable marca de acabar con el país más rico de Suramérica. El conflicto sirio-iraquí-ruso-turco-kurdo-yihadista (fuera aparte de las potencias mundiales), sigue expandiendo el terror por toda Europa, sin que se haya podido aclarar ese horizonte en llamas, donde el gran efecto colateral es el de millones de refugiados, con mujeres y niños como principales víctimas, de una guerra que no va a concluir por ahora. En el patio ibérico, los nacionalistas catalanes siguen con su hoja de ruta secesionista. Los anticapitalistas de toda condición se tejen en peleítas internas para ver quién es el más estalinistas posmoderno. El gran partido español que configuró a esta España cuasi federal, busca tino y rumbo socialdemócrata, y se asoma al nuevo año con la incertidumbre en los bolsillos, aún sigue llamándose PSOE.
Esta sociedad española es dura. Se ha enfrentado a la crisis que no acaba y le ha salvado el culo a la banca, a los políticos irresponsables y hasta perdona a los corruptos, esos peces gordos de la gran banca internacional. Y, por los momentos, paga las pensiones con el sudor de su frente. Seguimos con el lastre de un 19% de desempleo, una lacra que pesa como losa de funeral. La banca local se dispone a vaciar un tanto sus arcas, para compensar a los hipotecados hasta el cuello con la cláusula del suelo, un timo que parecía legal. Mientras tanto, llueve hasta convertir a los ríos secos en torrenteras. La nieve ya cubre las pistas donde se esquía con alegría navideña. En Málaga, desde donde escribimos, el entrañable y ríspido alcalde ha dicho que no seguirá presentándose a su cargo (ojo, no es una inocentada para mañana). Ha abierto el melón de su sustituto. El PP local hace cábalas. ¿Se quedará hasta el final (dos años y medio faltan)? ¿Será nombrado embajador (¿en el Vaticano?), para permitir que un Delfín se vaya asentando? Los futuribles en política son siempre arriesgados y aventurados, no es condición de buen periodismo. El PSOE malagueño mira al cielo a la espera de ver con claridad lo que se decida en el congreso nacional, y quién sea electo Secretario General, para decidir quién será su candidato a esta alcaldía, donde no se les recuerda gobierno desde hace más de cuatro legislaturas municipales.
La curiosa y sorprendente noticia de finales de este año ha sido el rector que plagia. Una práctica horrenda en el campus académico. Dice él que no ha sido. Por lo pronto ha sido execrado de la Conferencia de Rectores españoles. Una comisión le examina los artículos supuestamente fraudulentos. Hace unos años, un ministro alemán fue acusado de plagiar algunos capítulos de su tesis doctoral y dimitió a las veinticuatro horas. Claro, en el entorno teutónico protestante, ya se sabe que eso de la honradez se lleva a carta cabal. Por lo pronto chirría el rectorado de la Universidad Rey Juan Carlos.
También cierra el año con lo que siempre hemos sospechado: las RRSS y ese artilugio llamado celular o móvil, crea adicción. Los llaman Phono-Sapiens. Invadieron el universo digital telefónico en 2007 con el iPhone de Steve Jobs. Ya un nieto es capaz de decir ipá, ipá, antes de balbucear papá. Diagnostican nuevas dolencias, la whasappitis en muñecas y pulgares adoloridos. Dos mil millones de personas en el planeta conectados al móvil, no pueden estar equivocados. Ya no hay marcha atrás. ¿Cómo vivíamos antes? ¡Oh, Smartphone! Sin hablar del GPS.
Y cerrando el año político, el Rey y Jefe del Estado, Felipe VI, dejó caer su mensaje poniendo el acento y subrayando que lo que necesita España es unión y no divisiones internas. Sin citar a Cataluña ni al aparente tranquilo País Vasco, habló entre líneas del convulso año político español, y fue directo al grano social: solidaridad, igualdad, educación, innovación y cohesión de la sociedad. Con apenas 30 meses en el doble cargo heredado, el joven Rey recordó a los grupos que se plantan en la intransigencia: “La intolerancia, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena no pueden caber en la España de hoy”. Debe saber, que esos antisistema van a por la Corona, y que en el horizonte ese debate se planteará con todas sus consecuencias. Feliz nuevo año 2017 para mis lectores.

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