Andalucía sigue por debajo de las regiones españolas del Norte. En el bajo rendimiento escolar, inciden rentas escasas y poca cultura familiar, según PISA
¿Se hereda la pobreza? Hay que romper con esa tendencia, que sitúa a Andalucía por debajo de las expectativas mínimas de la educación básica. El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, conocido como PISA, expuso sus resultados la semana pasada, para 2015. Aunque se ha evolucionado desde 2003, Andalucía aún sigue rezagada en relación a nuestras propias regiones del Norte. Alerta el informe que las razones son: escaso nivel cultural de las familias y sus bajos ingresos. Dan el sustrato para que los alumnos rindan escasamente. Se podría pensar también en revisar programas, métodos y forma de evaluar al alumnado andaluz. Ahora, cuando los titulares acaparan la Gran Reforma de la Educación, en voz tan firme como la del ministro del ramo, quien va en pos del consenso político de su minoría gubernamental, sería hora y minuto de que le eche un ojo o dos al Informe PISA y se remangue las mangas. La diferencia, no ya entre países de la UE, sino entre regiones de un mismo país, es la alerta que señala el estudio PISA. En el caso andaluz, la renta per cápita está 75% por debajo de la media europea. Igual a Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia, todas en esa franja del Sur de España. La muestra es contundente: En España, el informe ha examinado a 37.205 estudiantes de 980 centros escolares.
Los resultados cantan afinadamente. Aquí va un resumen principal (PISA, 2015). Las tres competencias analizadas, dan las siguientes cifras: Ciencias. España, 493; Andalucía, 473. Lectora. España, 496; Andalucía, 479. Matemáticas. España, 486; Andalucía, 466. En todos los casos, las diferencias con las CCAA del Norte de España son ostensibles.
Este informe, vinculado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), tiene sus detractores. Indican que si bien es una aproximación a la realidad educativa de la UE, no se puede tomar como una prueba ponderable a cabalidad. Una defensora de PISA es Montserrat Gomendio, exsecretaria de Estado de Educación en el período del ministro José Ignacio Wert, y ahora directora general en la OCDE. Se basa en que las diferencias tan marcadas entre las regiones españolas (Sur/Norte) se deben a que no existen programas de formación unificados. Propone que las evaluaciones sean comunes y estandarizadas por igual para todas las CCAA de España. El nuevo ministro de Educación comparte esa postura. Este punto va a ser uno de los escollos a discutir cuando se abra el debate sobre la nueva Ley de Educación.
Aunque la inversión es un factor de peso y Andalucía parece hacer el esfuerzo, es sólo uno de los factores que inciden en los resultados comentados. El consejero de Economía y Conocimiento de la Junta, Antonio Ramírez de Arellano, mira a PISA como un ataque a la política educativa andaluza. Ha recordado que “la comunidad cuenta con 95.500 profesionales de educación pública en Primaria y Secundaria, con 1,8 millones de alumnos y una inversión anual de 6.133 millones de euros, que supone el 20,7% del presupuesto total de la Junta descontando el gasto financiero”. Observadores de ese desarrollo presupuestario afirman que está muy lejos de otras regiones, donde los resultados de PISA son ostensiblemente mejores. Según Escuelas Católicas de Andalucía (ECA), que agrupa a los centros de educación concertados con el gobierno autonómico, aseguraban en 2015 que la región es la cuarta comunidad de España que menos dinero dedica a esta modalidad educativa. Mientras se da casi un 10% a la concertada en Andalucía, la media española está en 14,2% del total del presupuesto dedicado a Educación. Destaca el País Vasco, Navarra o Baleares, donde ese importe supera el 24%, como media. Curiosamente en el informe PISA, tales regiones obtienen resultados muy superiores a todas las del Sur.
Hay que señalar que la educación concertada en España alcanza aproximadamente a un 18,4% de los centros con una escolarización del 25,5%. Mientras que la pública presenta un 68,2% de colegios e institutos con un 68,1% de escolares. Los privados dan clases en un 13,4% a una población estudiantil de 6,3%. Estos parámetros son, sin duda, otro de los puntos polémicos para alcanzar el consenso indispensable para la nueva Ley de Educación.
El ejemplo más notable en conseguir una educación básica homogénea está en Castilla-León. Es líder en dos de las destrezas analizadas (ciencias y lectura). Destacan haber alcanzado el objetivo de la UE para 2020 (menos del 15% de los escolares con una nota por debajo de 2 de 6 niveles). No se aprecia sesgo de género, chicas y chicos van por igual en matemáticas y ciencias. Están ya a la altura de países como Canadá, Finlandia, Japón. Dicen orgullosos que la integración es muy satisfactoria, con una mirada a los estudiantes inmigrantes. Su media de centros concertados alcanza el 30%, por tanto las diferencias entre éstos y los centros públicos es ínfima. La apuesta en esta Comunidad Autónoma por alcanzar la excelencia educativa parece ser un ejemplo a seguir. Si los políticos responsables de esa nueva Ley estudian aplicadamente y con atención, tal vez, España pueda alcanzar las cotas superiores de la UE.
Si desea consultar los resultados de PISA al completo, aquí tiene el enlace. http://elpais.com/elpais/2016/12/05/media/1480958752_164797.html#pisa-ccaa