Venezolanos y españoles

24 May

Seis venezolanos, apátridas gracias al gobierno de Maduro, son ahora españoles

Hoy todo español de corazón es venezolano. El gobierno de España ha concedido la nacionalidad a seis ciudadanos perseguidos por el gobierno de Nicolás Maduro

Nuevos hermanos españoles. Seis venezolanos residentes en España son ahora españoles, además de los padres de Leopoldo López (preso político condenado en un juicio amañado por el régimen bolivariano). Sin pasaportes, convertidos en apátridas por la ‘graciosa’ decisión de Maduro, el gobierno español en funciones ha decidido hacer un gesto de apoyo a estos venezolanos, que son la cabeza más visible del drama social, político y económico que sufre todo el pueblo venezolano, incluidos los seguidores de base del chavismo redentor, que ha dejado al país más rico de la América Latina en la más profunda pobreza diaria, sin alimentos básicos, sin medicamentos, sin hospitales y sin gasolina para el mercado interno. Venezuela ha sido tierra de acogida para cientos de miles de compatriotas, tratados como hermanos de siempre. Que estén pasando por estos momentos de dolor profundo nos duele en el corazón. Y quienes aquí piensan y creen que esa arenga extrema que quiere gobernar a España, puede llevar a este país a cotas de progreso, vuelvan la mirada, los oídos y vean y escuchen lo que pasa en las calles de Venezuela. La gente pide libertad, no tener que hacer cola de 12 horas para comprar un kilo de arroz o leche para los niños, van con las manos vacías, Maduro les saca tanques de guerra, soldados que disparan balas de plomo. Al menos ahora, estos venezolanos desterrados por oponerse al chavismo son españoles, tal vez siempre lo han sido y nosotros todos también hemos sido y somos venezolanos.
Los nacionalizados españoles son: Diana Cristina López Mendoza (hermana de Leopoldo) y su marido, Hernán José Sifontes Tovar, reconocido promotor cultural. Luis Carlos Serra Carmona, miembro de la Junta directiva del diario El Nacional, su mujer y sus dos hijos. Además, se le ha otorgado permiso de residencia por circunstancias excepcionales a directivos vinculados al citado diario, que fue casa de escritores españoles tan notables como María Zambrano, María Teresa León y Antonio Aparicio (periodista republicano español). Estos son: Miguel Henrique Otero, director de El Nacional; Nelson Rivera, director de su Papel Literario; Mariana Otero (hermana de Miguel Henrique y accionista del citado diario) y Beatriz de Majo, columnista. También a Guillermo Zuloaga, expresidente de Globovisión, todos con órdenes de arresto por oponerse al régimen y con sus pasaportes revocados. Ahora, y tras tantos cientos de miles españoles que en su momento nos hicimos venezolanos por diversas circunstancias políticas y familiares, son los venezolanos quienes son acogidos en la Madre Patria, como ellos nos califican.
Maduro parece maduro para dejar el poder. La revolución chavista ha colocado a Venezuela en un escenario de drama humanitario. Las voces internacionales piden que el gobierno de Maduro, permita abrir un corredor para que lleguen los medicamentos más indispensables para los niños y para los enfermos crónicos, así como insumos para los hospitales; no ha habido permiso. Permitirlo sería aceptar un gran fracaso. En realidad el presidente, que ganó las elecciones por un escaso margen y tras un proceso plagado de denuncias por fraudes, está en sus horas más bajas de popularidad. Incluso desde las altas esferas militares el malestar es palpable. Las fuentes consultadas apuntan a que la presión interna es máxima. La salida de Maduro solo depende de que le garanticen un exilio seguro, en eso están desde Cuba, Rusia y China, sus aliados estratégicos e ideológicos en mayor o menor medida. EEUU ya habla de narco-Estado y cierra el cerco a los cómplices del narcotráfico. En el gran negocio están implicados, según la DEA, decenas de dirigentes chavistas, desde generales (´el Clan de los Soles´, por los soles en sus charreteras) hasta dirigentes políticos. El final parece acercarse.
Balas contra gritos. La oposición democrática, durante años dispersa y enfrentada, se ha puesto de acuerdo y ha ganado la mayoría en el Poder Legislativo. Están, una vez más en la calle al lado del venezolano común. Han impulsado el proceso revocatorio, previsto en la Constitución, que el régimen interpreta a su conveniencia. Tras las recogida de más de un millón de firmas en tiempo récord, el enfrentamiento se hace extremo. Maduro maniobra con las fuerzas militares y milicianas, mientras la calle pide a gritos que se inicie el procedimiento legal de revocar a un presidente que ha sumido en el más profundo caos a la vida diaria. El tercer acto parece haber comenzado, el desenlace no será inminente. El régimen ha acumulado demasiado músculo en diecisiete años de ignominia. El pueblo está agotado, pero del hambre se sacan fuerzas de donde ya casi no hay. Desde España se sigue con ansias este nuevo pulso, y duele que esos hermanos hayan tenido que llegar a esa pelea a muerte. España, que pasó por ese inmenso enfrentamiento que todavía sangra, sabe muy bien lo que tal lucha significa para la historia de una nación. Deseamos todos los españoles, que también somos venezolanos de corazón, que esto acabe pronto y se instale una democracia verdadera, fuerte, sólida en la libertad más absoluta, y que esa cicatriz, que abrió Hugo Chávez, sane pronto.

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