En 2011, los pepinos de la Axarquía no gustaron en Alemania. Le acusaron de estar contaminados. Ahora un tribunal de Hamburgo da la razón a la empresa malagueña
Estos alemanes, tan rectos, tan cultos, tan ordenados, tan demócratas, tan acogedores, tan alemanes, a veces mienten. Un ministro plagia una tesis doctoral, por allí, y dimite. Otros empresarios de la fábrica de coches más importante del mundo fraguan un fraude y dimiten. Y así van. Cuando en mayo 2011 la que era responsable de Sanidad del gobierno regional de la ciudad-estado de Hamburgo, frau Cornelia Prüfer-Storcks acusó a la empresa de la Axarquía malagueña, Frunet, S.L. de estafa por haber enviado un lote de pepinos contaminados, a los empresarios se les puso cara de pepino. Ahora, un tribunal de su ciudad falla en contra de ella. Para llegar hasta ahí la justicia alemana ha tardado cuatro años largos. No sólo por aquí los asuntos judiciales se eternizan, por allí también cuecen pepinos.
La primera batalla está ganada, vendrán los recursos, mientras los pepinos se van poniendo agrios. Ahora que el agro andaluz crece poco y la crisis sigue sembrada a la sombra de esa poderosa Alemania, regidora de la UE, es bueno ganarles esta batalla inicial, que ha durado demasiado, tal como aquellas guerras religiosas entre protestantes y católicos. Que lo haya hecho una humilde empresa de Torrox, El Morche donde empezó Frunet, tiene un significado quijotesco. Máxime cuando están orgullosos, antes que nada, de que sus pepinos son tan buenos, frescos y sabrosos como los mejores del mundo, además de ecológicos. Se han plantado en un indemnización de 2,3 millones de euros alemanes. Los daños y perjuicios fueron altos, dicen. Falta ahora que tras las apelaciones, que las habrá, el tribunal correspondiente fije la cantidad final si el fallo firme es favorable al pepino de la Axarquía o que se llegue a una negociación, que los alemanes lograrán a la baja, sin dudarlo.
El gerente comercial de Frunet en Alemania, Richard Soepenberg, cree que este primer fallo es definitorio de que la ‘crisis del pepino’ no la originó su empresa. El Estado alemán ha estado empecinado en no aceptar pago alguno. El tribunal tendrá que establecer las culpabilidades. La empresa malagueña argumenta que sufrieron un grave daño en su marca industrial y en la comercialización del pepino. La consecuencia directa fue que se quedaron sin clientes y sin proveedores. La desconfianza generada por aquella acusación de la responsable de Sanidad de Hamburgo, casi lleva a la quiebra a Frunet. La próxima etapa es negociar la indemnización lo más cerca posible de esos 2 millones y pico de euros alemanes, y si no a juicio nuevamente. La sombra del pepino se alarga por Hamburgo.
La crisis del pepino fue algo serio. Se originó cuando las autoridades alemanas señalaron a los pepinos de Frunet como el origen del brote de una bacteria intestinal (E.coli), que causó una epidemia con decenas de muertos en Alemania. Como es usual en los procesos de comunicación, cuando el titular aparece publicado, cambiar su intención es difícil. A pesar de haberse probado que aquellas autoridades sanitarias de Hamburgo se equivocaron, el daño a la empresa malagueña, fue inmediato y quedó grabado en toda Europa. Frau Prüfer-Storcks indicó, tras haber hecho análisis, que la causa de la enfermedad eran los pepinos de Málaga. Tras haberse publicado sus palabras, se logró establecer que la verdadera causa se debió a unos brotes de soja importados de Egipto. Pero el titular de la prensa europea había hecho su trabajo.
La epidemia atribuida en principio a aquellos pepinos costó una pérdida de confianza en Frunet, que les ha costado recuperar más de cuatro años. El director comercial de Frunet, Antonio Lavao asegura que vuelven a ser el mayor productor de verduras de cultivo ecológico de la provincia de Málaga. De este episodio, que no olvidan, pero quisieran no recordar, han aprendido que una equivocación sanitaria puede costar un inmenso desprestigio. Y eso aunque venga de los técnicos más prestigiosos de Europa, como dicen ser los alemanes. La producción agrícola andaluza que es de calidad, pero que está pasando por momentos difíciles, le viene bien esta sentencia preliminar, que debe restituir su buen nombre y su capacidad industrial en la especialidad de los cultivos ecológicos, que tanto acreditan en los mercados del norte europeo.