La burbuja que no cesa

20 Oct

Demasiados huevos en la cesta SERVICIOS

La economía malagueña y andaluza tiene perspectivas a la baja para 2016. Lo argumentan los economistas, que alertan sobre un paro en alza, aunque el ladrillo empieza a resucitar

Esto es la historia que jamás concluye. Como no se supo nunca muy bien cuándo empezó, aún se sabe menos cuándo acabará. Es una nueva versión de las ‘Mil noches y una noche’, y el cuento seguirá mañana. Tampoco la ciencia económica es tan exacta como puede parecer. Se perfilan tendencias, se cruzan datos estadísticos, se mira el reloj, se contabilizan cuentas, se llama al Censo, etcétera. La variables intervinientes son tantas, que el analista se toma un café y vuelve al tajo, pero si se le cayó un papel, las sumas restan y las restan dividen. En fin, que seguimos mejor, pero no tanto. En el think tank de Unicaja, los Analistas Económicos de Andalucía (AEA), afilan el lápiz y dan su entrega al comienzo de este otoño que parece veranillo. El empleo aumentará, aunque la tasa de paro seguirá alta. Ese pesado motor llamado ladrillo, empieza a respirar tras siete años calado.
La economía malagueña y la andaluza moderan su crecimiento para 2016. Los expertos de AEA aseguran, cuentas en la mano, que el PIB de Andalucía se situará en un 2,8 por ciento, tres décimas menos que el del presente año. Pero son optimista en relación al porcentaje que aventuró (2,6%) la consejera de Hacienda, María José Montero. No es malo, pero no es suficiente para frenar y bajar el altísimo índice de paro, superior en unos diez puntos al promedio nacional (32 a 22%, aproximadamente). El crecimiento se desacelera, debido, entre otras causas, al crecimiento de la población. También, hay que señalarlo, a la escasa creación de empresas y puestos de trabajo, tanto en el sector público como en el privado. Andalucía necesita crear grandes empresas, a la par que pequeñas y medianas, que es la capacidad de autónomos y emprendedores.
Los de AEA no son catastrofistas, pero los números son los que son. No olvidan mirar al exterior. El petróleo caído, el euro debilitado, los avatares de la política internacional que toca a Europa. Las exportaciones a la baja. La economía andaluza depende mucho de esos factores. Los sectores productivos andaluces todos crecerán, pero no lo suficiente. Aunque el empleo puede subir en un 3,2%, dicen estos economistas, será sólo en dos sectores tradicionales: la construcción y los servicios. Ya se sabe que mientras las manzanas estén en el mismo cesto, el peligro sigue ahí. Diversificar la economía productiva andaluza es la tarea pendiente, se busca esa palabra en este informe de AEA, pero no aparece. Claro es lo que hay, no lo que hay que hacer. La tasa del desempleo seguirá alrededor del 30% en Andalucía, un muy doloroso dato, que refleja ese cáncer incrustado en la economía española toda. Hay que señalar que en Málaga ese crecimiento, para lo que llevamos de 2015, ha sido del 7,7%, casi un punto por encima de la media andaluza. También es cierto, como reflejan otros datos similares, que ha sido un empleo circunstancial, precario y eventual gracias a nuestro boom turístico, que no se refleja en un incremento notable de los puestos de trabajo.
El otro sector productivo, la agricultura ha bajado en un 1%, factores climatológicos, pero también competitivos hacen que esa actividad no ayude a la recuperación. Tomar medidas aquí, no sólo es urgente, sino primordial. Confiar la recuperación a la construcción sería repetir el gran error que nos trajo a esta cenagosa orilla. Los AEA lo fijan con claridad: “La construcción en Andalucía superó el medio millón de trabajadores en su plena expansión, ahora hay unos 150.000”. Quieren decir que volver a lo que fue el dorado ladrillo, con los peligros que acarrea, no será pronto.
El informe no se pilla los dedos, porque aquí no siempre dos más dos suman cuatro, señala que este año 2015 cerrará con un PIB del 3,1% para toda la región. Málaga, Sevilla y Granada a la cabeza con un 3,3%. Si crecer es lo importante, como ellos señalan, lo es más aún mantener ese nivel. No quieren ser agoreros, pero tampoco pasarse de optimistas. Los indicadores básicos han crecido algo. Se anima la compra-venta de viviendas, se compran coches, se construyen nuevas casas, se crean empresas y los bancos, con una cortedad y cautela acojonantes, empiezan a otorgar préstamos con la timidez de estar vigilados por el gran ojo europeo.
Aún queda terreno por recorrer. Facilitar los trámites y los impuestos para abrir una empresa, una tarea ciclópea, que no se compagina con el mundo global. Abrir realmente el grifo bancario a los proyectos empresariales, grandes y pequeños. Apostar con decisión y sin robarse los fondos para formar a técnicos y profesionales medios con alta calificación. Consensuar una reforma laboral flexible, que garantice la contratación y otorgue empleos prolongados con salarios dignos. Velar porque los sectores en crecimiento, como las empresas vinculadas directa o indirectamente al turismo, proporcionen empleo al alza. En fin, más imaginación y asumir retos nuevos, porque los números no dan para más. Ahí está este informe de los AEA, que no es pesimista a tope, ni optimista a ultranza, sino todo lo contrario.

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