Málaga o la cultura imposible

22 Sep

La ciudad natal de Picasso espera por un plan cultural

De las cien tabernas a un plan de cultura, la concejala del departamento sueña con una ciudad plagada de actividades artísticas más allá de los museos

Tras casi quince años en el poder municipal malagueño, por fin se les ocurre la idea de “descentralizar la oferta cultural y llevarla a los barrios para que sea lo más accesible y cercana posible a los ciudadanos”, asegura la responsable de Cultura del Ayuntamiento de Málaga, Gemma del Corral en una entrevista publicada el pasado domingo en este diario. Comienzan a ver que no sólo de museos vive esta capital, cuna del pintor Pablo Picasso. También acepta que no tienen un plan estratégico de la cultura, más allá de abrir franquicias de museos. Indica del Corral que ha llegado el momento de “generar una hoja de ruta que surja de los agentes culturales y de las instituciones de la ciudad”. Se pregunta uno, en la humildad de observador de lo que sucede por estas calles, si serán capaces, cuando una ‘Casa Invisible’ les gana el pulso cada vez que plantean una solución. ‘Permítame que insista’, como dice el reclamo publicitario. Y tiene razón del Corral: “Ordenar las ideas [no se sabe cuáles] y canalizar todo el potencial que tiene la ciudad es lo que necesita Málaga en este momento”. Podría empezar por convocar a un debate con esos agentes para ordenarlas y canalizarlas.
Hasta estos días lo que es cierto es que el Instituto Municipal del Libro cierra, tal vez porque no supo construir una verdadera motivación de la lectura, sino sólo la publicación de obras cercanas a su cúpula. Que el Auditorio de la Música sigue en los planos del sueño eterno. Que el Festival de Málaga de Cine Español se ha consolidado, pero no ha sido capaz de colocar a la ciudad en el mapa de la producción y creación cinematográfica más allá de su semana festivalera, y que le copia la idea San Sebastián. Que el Festival de Teatro no motiva un movimiento escénico potente. Que la música clásica del Teatro Cervantes, sigue siendo un cenáculo de la jetset malagueña. Que la cultura no llega a los barrios, que se queda a las puertas de entrada caras de los museos. Que los movimientos alternativos de creadores no siempre cuentan con el apoyo institucional, y se enzarzan en peleas anuales, como es el ejemplo de los citados ‘invisibles’. En fin, que la política cultural municipal ha brillado por su ausencia o ni siquiera ha existido más allá de los museos o de los festivales al uso. Cabe recordar que tal fiebre comenzó con la aspiración a capitalidad cultural 2016, que resultó un fiasco por su falta de perspectiva global, por su incapacidad gerencial e insuficiencia del proyecto final.
En el camino tortuoso de la cultura local han ido despareciendo incentivos al teatro, como el que el Teatro Cervantes daba a la producción teatral y la Red Málaga destinada al teatro en los barrios, al menos se han reducido considerablemente en las cantidades y en cuanto a los grupos beneficiados. La concejala acepta que esa Red ‘hay que recuperarla’, aunque no dice cómo. Y es que el Plan Cultural general aún no existe. Hay signos que preocupan. Arranca la temporada teatral en el escenario clásico de la ciudad, el Teatro Cervantes con una obra comercial interpretada por una estrella mediática, que llena las butacas, pero que es destrozada sin miramientos por la crítica, se escuda del Corral en que era una programación ya diseñada, exculpando a su actual nuevo director, el mismo del Festival de Cine. Ella espera y nosotros también que la nueva dirección apunte a incentivar el teatro local. Pero sin líneas maestras generales la libertad de actuación de cada director de salas de teatros, de museos, de casas de culturas, de bibliotecas, carece de coherencia. El camino cultural malagueño sigue huérfano.
Preguntaba Jesús Zotano, el entrevistador, el porqué del escaso interés de los jóvenes en la música clásica, ya que su ausencia es notable en los conciertos de la Filarmónica. Los precios altos para la juventud, pese a incentivos en las entradas, la falta de conexión con el Conservatorio, la rigidez de una orquesta que sigue los cánones más ortodoxos (escuchen y vean en youtube el concierto Pérez Prado Mambo o el primer movimiento de la Quinta de Beethoven dirigidos por el venezolano Gustavo Dudamel y digan si no irían los jóvenes malagueños), en fin ‘imaginación al poder’, que ya se reclamaba en París/Mayo 68. Por no hablar del flamenco, el cante, que también es casi inexistente en esta esquina marina de Andalucía.
La concejala encargada de impulsar un verdadero programa cultural, un plan que fomente sinergias, que entusiasme y lleve el arte a todos los rincones de la ciudad y convoque a mayorías, está por crearse. No ha existido nunca de manera coherente y sostenida. Ya va siendo hora. Ella misma lo aceptaba en la referida entrevista. Tiene su oportunidad de pasar a la humilde historia municipal malagueña, y convertir a esta ciudad en algo más allá de una parcela de las tabernas y el gracejo de mercado de barrio.

Una respuesta a «Málaga o la cultura imposible»

  1. MÁLAGA PODRÁ PRESUMIR DE ACTIVIDAD CULTURAL CUANDO SEA CAPAZ DE CREAR UNA UNIVERSIDAD LIBRE Y HAYA LAS DIVERSIONES NORMALES EN UNA CIUDAD DE ESTE TAMAÑO, SIN QUE EL PROPIO AYUNTAMIENTO DISUADA A LOS PROMOTORES DE CREAR SALAS Y ESPECTÁCULOS NOCTURNOS.

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