Los trabajadores de Limasa agitan las escobas. A una semana del juicio laboral, amenazan con acciones inmediatas, que suele llamarse huelga
El juicio en torno al convenio laboral en discusión tiene fecha próxima: martes 22 de este mes. El comité sindical, que encabeza UGT, no se va a parar en miramientos. Acusa a la empresa de estar difundiendo mentiras que perjudican a los trabajadores. Se quejan de que no reciben respuesta de la empresa (Ayuntamiento/49%; FCC, Sando y Urbaser/51%), un matrimonio que no funciona bien. Ahora, los sindicatos exigen reiniciar las negociaciones. Todos los indicadores sociales dicen que esta ciudad está sucia. Que los barrios periféricos sufren de falta de limpieza desde hace años. La oposición, que ahora tiene mayoría, reclama municipalizar ese servicio. Nadie aporta una solución coherente. Lo que está claro es que la parte privada no cumple con su función, que es sencillamente mantener un nivel aceptable de limpieza en Málaga. El problema requiere una solución pronta. Las empresas acaban de argumentar que hay que renovar el equipamiento y eso cuesta mucho dinero. Los sindicatos apelan a que eso es una estrategia para dilatar el asunto. Mientras tanto, las calles acumulan suciedad y los contenedores se desbordan en cada esquina.
Este es de largo el mayor problema que tiene el Ayuntamiento de Málaga, y viene de lejos. No ha podido ni sabido mejorar ese servicio público, que implica la limpieza de toda la ciudad. El asunto es complejo, todos los implicados saben que no es fácil eliminar los vicios que se han hecho norma, como que se hereden las plazas de trabajo; que hayan mantenido una gerencia ineficaz e inerme ante los socios mayoritarios privados y que pendan sobre la ciudad la amenaza, casi constante, de huelgas que ponen en jaque a las autoridades y sus asociados, con un considerable perjuicio para los ciudadanos. La sensación general es que la ciudad necesita con urgencia un plan que garantice una mayor y mejor estado de limpieza. La colaboración ciudadana es indispensable, porque siempre es mejor no ensuciar que tener que limpiar. Una campaña de concienciación cívica es indispensable, Limasa nunca la ha puesto en marcha. Significaría un considerable ahorro de recursos, que los malagueños ensuciaran menos sus calles. Posiblemente sea esta la peor empresa municipal mixta de esta ciudad.
Los sindicatos niegan que se esté contratando a más trabajadores. Lo que hacen es rotarlos de un lado a otro, pero son los mismos, vienen a explicar. Anticipan una polémica con la supuesta necesidad de comprar nueva maquinaria. Están hartos de que se les criminalice, piensan que la empresa puede mejorar si se maneja de otra manera y culpan al Ayuntamiento de no poner remedio. Por su parte, Limasa dice que hay que esperar a la resolución judicial de la próxima semana. Las escobas en alto, una vez más, apuntan a que si no hay negociación antes de fin de año, habrá huelga de nuevo. Una amenaza legal, pero que nunca ha servido para que la ciudad esté más y mejor limpia. El juzgado social nº 2 tiene en sus manos resolver quién tiene la razón, en cuanto a que tanto los sindicatos y su comité laboral, como la Junta de Andalucía argumentan lo mismo: el convenio colectivo último no es legal. Lo previsible es que la sentencia sea volver a negociar.
La oposición municipal está porque la solución pasa por municipalizar el servicio, aunque no está claro que esa forma empresarial vaya a solucionar el problema de fondo. La inversión en maquinaria, su mantenimiento y puesta al día, es alto. De hecho es una baza que ha puesto sobre la mesa la parte privada, alertando sobre esos nuevos costes, y arrimando esa brasa a su sardina. Mañana se reúne la Comisión de Pleno de Sostenibilidad y Medio Ambiente, donde se van a discutir los entretelones de Limasa. IU va a llevar a la mesa el cumplimiento de colocar como fijos a trabajadores a tiempos parciales, conocidos como ‘domingueros’ (sólo para fines de semana). Esto es de nunca acabar y con la amenaza de huelga siempre latente.
Está claro que una ciudad cimera en el turismo andaluz tiene que resolver esto de una vez por todas. Y, por supuesto y sobre todo, para que los ciudadanos puedan disfrutar de un entorno limpio a fondo. Ya vale de excusas como que aquí llueve muy poco o que la maquinaria es altamente costosa, y tener el coraje de eliminar prácticas mafiosas de colocar siempre y preferentemente a familiares de los trabajadores. Y una gerencia fuerte que ponga orden en la casa de las escobas. En Limasa algo sigue oliendo mal.