Pájaro en mano

2 Jun

Difícil pactar con gaviotas de tierra

Las gaviotas que anidan en la fuente de los colores; tan lejos del mar, pero tan cerca de la comida, recuerdan al símbolo del PP desviado de sus votantes

Aún sin dilucidar el reparto parlamentario local (Ayuntamiento y Diputación), las gaviotas, pájaros marineros, que ‘vienen por los esteros’, como dijo Alberti, revolotean graznando por un pacto o una abstención milagrosa que les permita retomar el vuelo hacia la mar. No está tan distante esa línea azul, desde casi cualquier otero malagueño se puede ver cómo ese Mediterráneo está ahí, lo ha estado siempre, aunque las gaviotas esquivas vuelen tierra adentro. En Málaga, cinco agrupaciones políticas (dos nuevas y las tres de siempre) se tienen que poner de acuerdo para que la ciudad sea gobernable. Nadie tiene mayoría suficiente, y todos miran, sobre todo las novatas, hacia las elecciones generales que vienen, para cerrar acuerdos e inclinarse hacia un lado u otro, pues hay mucho voto en juego todavía.
El problema fundamental es conseguir un gobierno estable, que dé seguridad para administrar con prontitud y certeza los asuntos de la ciudad y de la provincia toda, que son muchos, urgentes y complejos. Parece difícil. No es cierto que ‘con gobiernos inestables a lo mejor ganan los ciudadanos’, como dijo hace dos días la joven Teresa Rodríguez, una debutante diputada andaluza de Cádiz, que expresa su bisoñez por alegrías de Cáiz. ¿O será eso lo que persiguen? Un gobierno inestable garantiza cualquier cosa, menos la gobernabilidad. Es cierto, que aquellas mayorías absolutas a las que el cuerpo se habitúa sin ejercicios previos, han pasado al pretérito imperfecto de un día para otro. Todo parecía ir de prisa entonces, pues la apisonadora era un bien acorazado panzer imparable, sin costumbre de perder una votación en los plenos. Ahora todo se derrumbó.
Aquí deshojando el plumaje de las gaviotas, puede, solo puede, que se abra un escenario probable para que la gobernabilidad sea posible, al menos como proyecto a dos semanas escasas de la instauración del Consistorio de la ciudad (próximo sábado 13/06) y poco más en la Diputación de Málaga.
Ayuntamiento. Gobierna el PP con el actual alcalde, Paco de la Torre con su equipo disminuido de 13 concejales incluido él mismo. Se cumple con la lista más votada. Se inaugura una casa Consistorial donde el verbo pactar mandará en el difícil día a día del entramado societario público municipal. Y el propio gobierno popular extendería su mandato un cuatrienio, aunque con la espada colgante de la moción de censura. Además de la dificultad extrema de atender a 11 distritos en la capital y las respectivas áreas de gobierno. Un pesado trabajo para ese conjunto, donde cada uno de ellos tendría que atender una de esas áreas, más un distrito. Sin olvidar que si también siguen en la Diputación tendrían que distraer al menos dos de esos 13. La productividad a examen. A eso hay que sumar recortes de personal y sueldos directivos en todos los departamentos. La desbandá puede ser histórica. En fin es una opción, si se llega a acuerdos en torno a la otra casa en juego.
Diputación. Gobierna el PSOE en acuerdo con los otros grupos, tendrían 16 diputados y el PP 15. Sin ser un adivino, es la opción que más convendría a Elías Bendodo (actual presidente de la Diputación), excepto el de gobernar también en minoría, con los mismos inconvenientes señalados y obvios. Bendodo, como segundo en el gobierno de Paco de la Torre, sumaría un par de concejales a las tareas cotidianas, ya que no tendría que desviarlos para funciones en la Diputación, como era hasta hora; cosa fácil con 19 concejales, pero dificultosa decisión con sólo 13, una ayuda al menos a la ya complicada gobernabilidad para el alcalde de la Torre. Además, estaría en una posición inmejorable para quedarse con la alcaldía a meses vista, mucho antes de las próximas elecciones de 2019. Eso sin olvidar que los Ciudadanos han dejado ver que su apoyo sería más expedito con caras nuevas en la alcaldía, y no precisamente la del Ciudadano Juan Cassá.
No es un escenario improbable, aunque sólo sea una disquisición periodística al filo del vuelo de una gaviota extraviada, y que la realidad, que será la noticia, se impondrá en los titulares próximos. Cuando reina la confusión la imaginación vuela, pero como esto no es una novela, sino la verificación de los hechos, ya daremos nota precisa de la cotidianidad política. Dejemos pasar unos días, y el sábado 13 sabremos a qué atenernos para conocer si esta ciudad puede ser gobernada con la sumatoria de las minorías o con esa mayoría insuficiente que ha extraviado el vuelo de su gaviota.

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