Con una Andalucía campeona del desempleo en la UE, un plan de choque para bajar ese 36% parece que se pone en marcha desde el banco andaluz
Si 150.000 empresas crean, al menos, dos nuevos empleos como mínimo, significaría 300.000 nuevos andaluces trabajando. No es mala cifra si se consigue. Unicaja pone 1.000 millones para impulsar el desarrollo empresarial con la finalidad de que se creen puestos de trabajo. En medio del seísmo electoral europeo, donde los dos partidos mayoritarios se han derrumbado en votos, el gobierno andaluz necesita con urgencia bajar el paro en lo que le queda de legislatura. Las empresas privadas son la esperanza blanca en este proceso. Esa aproximación mínima representaría una disminución de unos 10 puntos, lo cual significaría colocarse al mismo nivel de la tasa media de España. No estaría mal si se alcanza ese hipotético porcentaje a la baja.
El binomio Unicaja Banco y la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) han acordado colaborar en este tema. El banco coloca 1.000 millones de euros a la disposición de las 150.000 empresas agrupadas en la central empresarial con la finalidad de desarrollar sus actividades. Se entiende que tal aporte creará empleo directo. Un aparte del acuerdo especifica la creación de una línea de microcréditos dirigida a facilitar el autoempleo. Es decir, autónomos, una actividad aún cargada de impuestos y pagos de IVA antes de cobrar las facturas que producen y con engorrosos trámites trimestrales ante Hacienda.
Si se considera que desde 2012 Andalucía está a nivel del denominado ‘bono basura’ por las agencias calificadoras, como Moody’s y que la estadounidense Standard&Poor’s amenaza con colocarla en el mismo bajísimo nivel, un plan de choque para el empleo, que dinamice la economía local debe ser la prioridad absoluta de la Junta si quiere recuperar no sólo el ritmo del crecimiento y del desarrollo, sino la alegría en las urnas, cerco mediante a la corrupción.
El alto nivel de desempleo en Andalucía tiene vertientes de escalofrío. Como publicó este diario, el pasado sábado, en la provincia de Málaga, considerada por todas las estadísticas recientes como la locomotora de la economía regional, hay casi tantos parados como pensionistas o personas trabajando. Los datos son relevadores y confirman la urgente necesidad de poner en marcha ese plan de choque de Unicaja/CEA u otros similares. Los ocupados suman medio millón, que ayudan a sostener a 243.000 pensionistas, mientras que todavía cobran el paro 201.000 malagueños a los que hay que agregar 101.000 que ya no cobran nada, aunque siguen sin empleo. Si se suma el desembolso anual de pensiones y paro, la cifra alcanza los 3.000 millones de euros. Un situación difícil de sostener en un mercado local deprimido donde 500.000 trabajadores sostienen a casi la misma cifra de parados/pensionistas.
Como explicaba la citada información, la diferencia entre cotizantes y pensionistas está a un nivel de extrema fragilidad. Y aunque es una llamada de alerta en todas las CCAA, las medidas tomadas desde la administración central (desvincular las pensiones del IPC, retrasar la edad de jubilación a los 67 años) desde el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, esa hucha para las pensiones, avisan que los ahorros se van agotando.
Los especialistas en estos temas dicen que la relación entre empleados/pensionistas es sostenible si hay 2,5 cotizantes por 1 jubilado. Antes de comenzar esta pesadilla llamada ‘crisis’, en 2007 ese baremo era de 2,7; ahora en España está por debajo de 2. En Málaga, según los datos comentados, apenas supera el 2. Se puede afirmar que el principal problema que tienen los gobernantes andaluces, recordemos que son dos: PSOE/IU, es el desempleo masivo prácticamente endémico. Resolver la ecuación parados/pensionistas/empleados es la clave para que esta zona, con casi 9 millones de habitantes, pueda sacar la cabeza hundida en la cola del desarrollo español y europeo. Si no lo consiguen, es su reto máximo, habrá muchos que empezarán a escuchar y creer en los cantos de sirenas de que hay otras vías y que ellos sí pueden lograrlo.
Estos 1.000 millones de monedas que ofrece la banca andaluza puede ayudar a la empresa privada en temas puntuales tales como alquileres de oficinas o locales, inyectar dinero fresco, asesorar en el comercio exterior, apoyar nuevos proyectos y poner a disposición de los más pequeños microcréditos por hasta 25.000 euros, con una financiación del 90 por ciento del proyecto. Si el plan se aplica con rigor, sin sorpresas ni corruptelas varias, seguramente servirá de revulsivo para impulsar a la economía andaluza que está herida de muerte.