Las empresas en dificultades económicas cubren las portadas de los periódicos. Desde el Parque Tecnológico a Limasa, las huelgas cunden
Como regalo de Navidad, los trabajadores de la empresa de limpieza, Limasa, le dan a la ciudad una huelga, ‘más salvaje que la de Madrid’, aseguran. Parecía ineludible, tal como ya publicamos por aquí hace algo más de un mes, y ahora parece una decisión inevitable. La fecha es la que más dolerá. El escenario navideño plagado de basura por las calles de la ciudad es el que podría verse. En la impoluta zona del Parque Tecnológico de Andalucía, PTA, ejemplo de pulcritud cool de las empresas tecnológicas, también hay ya huelgas. Los empleados de Isofotón la comenzarán el próximo 2 de diciembre, tras dos meses y medio sin cobrar sus salarios. El territorio malagueño está minado.
El día D es el 20 de diciembre. Los trabajadores dicen que no esperarán hasta el 16 para reiniciar las conversaciones, que creen rotas desde el instante en que la empresa Limasa ha planteado el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), presentado ayer. Tal decisión regularía los puestos de trabajo durante todo el próximo año 2014. Los representantes de los trabajadores no se apean de sus peticiones: no bajar el sueldo a nadie, ni suspender o despedir a ninguno. Las posiciones no se han movido, de allí la decisión de la empresa de presentar el ERTE. Y, por su lado, la de convocar la fecha de la huelga esta misma semana con fecha 20, justo antes de la eclosión navideña. Las minas están sembradas.
No sólo en Limasa, empresa mixta o en la privada, aunque con generosas subvenciones públicas Isofotón, sino también en otras menos conocidas como las que depende de la Diputación de Málaga, Sopde y Emprovima, se cuecen habas. En la primera de estas últimas preparan el despido de 27 trabajadores, aunque acuerdos finales lo ha dejado en sólo 4 directos; mientras en la segunda, Emprovina, 14 de sus miembros irán al paro.
Sopde es una Sociedad de Planificación y Desarrollo; mientras que Emprovima se encarga de la promoción de viviendas sociales. Llama la atención que de los 17 empleados de esta, se cargarán a 14, que significa en la práctica la desaparición de la empresa. En la Sopde, la contabilidad final ha dejado a tan sólo cuatro, ya que el resto hasta llegar a los 27, van a ser cesados por distintas fórmulas, tales como jubilación anticipada, despidos voluntarios o retorno a sus plazas de origen. Los que queden se verán afectados con reducciones salariales de entre el 5 y el 27 por ciento y para siempre. El tejido empresarial público y privado plagado de minas.
En Isofotón, se han planteado una huelga en dos tiempos. Del 2 al 19 de diciembre y reanudarla a partir del 2 de enero. Esta empresa que se dedica al desarrollo de energía alternativa, con una expansión en 60 países y ejemplo de emprendedores locales, se jacta de ‘convertir la radiación solar en una opción energética eficaz, limpia y competitiva’, pero ni el Sol ha podido enseñarles a administrar las cuantiosas ayudas públicas. En su sede central de Andalucía, se plantean despedir a 360 empleados de su planta de Málaga y a otros 299 de otros centros. Los trabajadores que irán a la huelga han dejado de cobrar sus salarios durante los dos y medio últimos meses. Éstos se han plantado y no seguirán fabricando para Isofotón sin cobrar. Llama la atención que una empresa tan potente, expandida por todo el mundo, haya llegado a esta situación en su sede local. Hay que recordar que esta empresa malagueña recibió de la Junta de Andalucía 62 millones en subvenciones durante los últimos diez años. La Fiscalía de Málaga investiga esta situación, la pregunta es obvia: ¿Cómo, tras esas ayudas y ser considerada empresa puntera en su campo, presenta ahora una cara de quiebra? Las minas también se alimentan del Sol.
Empresas públicas mal gestionadas, privadas sostenidas con dinero público en quiebra o mixtas, igualmente deficitarias y dando servicios deficientes, como es el caso evidente de Limasa, presentan un campo minado, donde la economía local hace agua sin que los agujeros puedan taparse. La tragedia se ceba en las plantillas, que pasarán a engrosar las cifras estadísticas del paro.
La nueva esperanza blanca se ha hecho carne en Granada el pasado fin de semana. Se espera de este Susanato, mujer y joven, que saque a Andalucía del marasmo económico en que se encuentra hundida.