Parece que las mujeres avanzan a los puestos de dirección máxima. Aquí, Susana gana. En Madrid, reaparece Carme desde Miami. Aguirre no se calla
Las políticas españolas vienen equilibrando el paso de siglos con la participación en puestos relevantes. Está en el paisaje madrileño eso de las listas cremalleras, con mujeres lotes de ministras. CC AA lideradas por faldas y pantalones femeninos. Algunas recientes y, además, jóvenes, como es el caso de la sevillana Susana Díaz, designada por los viejos que pasan al cementerio de elefantes que es el Senado. Ésta tiene aún que ratificarse en las urnas para que el asiento se le acomode realmente. Y está otra ministra, Fátima Báñez, quien la rumorología madrileña la asoma como elegible para encabezar lista por las autonómicas andaluzas.
En otros ámbitos, una juez, Mercedes Alaya, trae de cabeza a los cargos andaluces por el caso del ‘Fondo de Reptiles’. La jefa de los rectores es Adelaida de la Calle, rectora de la Universidad de Málaga, que le ha cantando y bailado por bulerías la chapuza educativa al ministro José Ignacio Wert, que tienen razones que el corazón no entiende y menos si no la saben explicar desde su aparato informativo, siempre perdido en su propio desierto. En el territorio de la prensa, hay varias mujeres de primer nivel en cargos de decisión, y aunque son mayoría en las redacciones, aún no superan a los varones como jefas absolutas. Desde luego hay juezas, médicas, oficiales superiores, jefas de policía. Van ocupando posiciones. ¿Viene una España postcrisis gobernada por mujeres?
Hay precedentes. Aquella Margaret Thatcher, ahora Angela Merkel, nueva dama de hierro, una de las que escuchaban en Washington. En el FMI, manda una señora sospechosa de habilidades financieras poco ortodoxas, Christine Lagarde. Y reinas gobernantas las hay y ha habido, incluso en España. Agregando a quien será la próxima reina consorte de España, una periodista con su extrema delgadez, que no se parece en nada a las princesas de la realeza, pero se colocó en el puesto de salida. Sabe hablar a cámara y se le supone bien informada por su adn de periodista.
El panorama que se aproxima podría ser un PSOE gobernado arriba y abajo por dos mujeres. Díaz acaba de iniciar su susanato con pie firme, aunque en un territorio minado de reptiles, un déficit presupuestario inabarcable y un paro que supera en diez puntos a la media española y sin visos de arreglo por los momentos. No obstante sigue siendo el granero de votos socialistas, aunque mermados ahora por unos socios indispensables, que crecen como la espuma en medio del caos administrativo. Ese incremento de votos de IU incluso puede convenir al PSOE, según qué escenarios. En Málaga, por ejemplo, un par de concejales más de los comunistas locales y tan solo uno de los socialistas podría arrebatar la alcaldía al popular Francisco de la Torre, entronizado allí por cuatro legislaturas. Pero si Díaz se bate en las urnas con el eslogan de ser la primera mujer andaluza en presidir la Junta y la más joven, podría marcar distancia de sus actuales socios, siempre incómodos en el camino de su gobierno.
Ante ese escenario socialista andaluz y nacional, mujeres al poder total, el PP no le queda otro camino que probar con un candidato joven y a ser posible del género femenino. Se habla en Madrid, en fuentes aceptables para un periodista de aquí, de Fátima Báñez. Eso encajaría con otro rumor, que no es noticia confirmada aún, de que el presidente Mariano Rajoy estaría preparando cambios de bajo perfil para finales de año o enero. Un enroque ligero para que Báñez se baje al sur y presente cara a Díaz. El enfrentamiento estaría servido. Por primera vez dos andaluzas en lid por la presidencia de la Junta. Eso ocasionaría en el PP otro conflicto de jefaturas con el pope de ese partido aquí, pero eso es una batalla interna que poco interesa al lector.
Lo cierto es que asoman mujeres a comandar el cotarro político en escenarios muy cercanos. No hay que olvidar que dos mujeres del PP están gobernando, María Dolores de Cospedal y en el gobierno de la nación, Soraya Sáenz de Santamaría. En fin, quien no lo quiera ver, que no mire. Pero las señoras se han presentado y no van a salir del escenario ni con el aplauso del respetable. Ojo, no podemos olvidar a algunas que no tienen cargos directos, pero que no se callan ni debajo del agua, oigan a doña Esperanza Aguirre, un grano en las posaderas de su jefe. Y la exsocialista, ahora UPyD, Rosa Díez, un valor en alza en la Bolsa política nacional.