El gran debate mundial es sobre las noticias falsas que parecen ciertas. El cúmulo de información que arrastra las RRSS ha puesto en la mira el periodismo profesional
Carlos Pérez Ariza
La credibilidad es el mayor tesoro de un periodista. Mantener ese prestigio ante su audiencia es su compromiso. Los Medios siguen en el asunto de adaptar su modelo de negocio a los nuevos tiempos del vértigo digital. A esta encrucijada mediática se le une el apetito de las grandes empresas tecnológicas por controlar los flujos informativos. Sin dejar de lado, por su inmenso peso, el fenómeno de la desinformación que nutre las RRSS. No todo ese horizonte anuncia tempestad. Las audiencias, más preparadas de lo que pueda parecer, se están alejando del territorio de los fake news y acercándose a los Medios que les ofrecen fiabilidad, y parecen inclinados a pagar. Es el diagnóstico del Digital News Report 2019 del Reuters Institute de la Universidad de Oxford amplio y detallado estudio publicado el pasado mes de junio. La sección España ha sido elaborada por la Facultad de CC de la Comunicación de la Universidad de Navarra. 75 mil encuestas en 38 países (incluida España) dan una radiografía de las inclinaciones de los usuarios de la información digital o tradicional. Lo pueden consultar (España) en https://www.digitalnewsreport.es/
Ante la avalancha de noticias falsas que parecen verdaderas y las reales que pueden estar sesgadas o responder a intereses espurios, los españoles requieren que los Medios ofrezcan mayor seriedad informativa profundizando en los contenidos. Entre los incrédulos de lo que leen o ven en los Medios y lo escépticos, la credibilidad se ha reducido del 51 al 43 por ciento (8 puntos menos en un año). La desconfianza pública se hace mayor en los medios sociales: Google, Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram. Los españoles consultados coinciden en que se les ha puesto difícil saber distinguir lo verdadero de lo falso. Una plaga que enturbia el panorama informativo. Se refugian en aquellos Medios que creen más fiables. Esto tiene un peligro, que obliga al usuario más dedicado a consultar diferentes fuentes, mientras los más escépticos se alejen cada vez más.
La función social de los Medios de Comunicación tiene hoy día una dimensión de responsabilidad mayor que nunca antes. Su deber no ha cambiado, pero necesitan fortalecerlo. No parece que la prensa española en general, con reducciones de plantillas y los medios públicos, todos deficitarios, estén en tal tarea. El estudio, recuerda: Hay que ofrecer información actual al instante. Hay que ayudar a comprender en profundidad las noticias del día. Hay que vigilar, aún más al poder. Hay que reordenar la Agenda informativa, dando preeminencia a los temas más relevantes. Hay que cuidar el tono, a veces muy negativo, del enfoque noticioso.
La información vuela por las RRSS, pero sin calado. Es un océano inmenso de noticias, sin profundidad. Cuando al día siguiente los Medios tradicionales ofrecen esas noticias en sus portadas, ya el lector las conoce, lo que necesita y desea es que le expliquen su significado. Esa es la función social del periodismo profesional y su contribución al avance de la democracia. Profundizar en las noticias cumple con aquella vieja misión del Perro Guardián (Wachtdog) vigilante de los poderosos. Al no ofrecer tal profundización, no es de extrañar que los receptores se alejen de la prensa de referencia.
Los Medios son empresas. Producir noticias cuesta dinero. El dilema en España es si el público pagaría por las ediciones digitales. En principio se resiste a hacerlo. Sólo un 10% de los internautas pagó por la información el año pasado. No se aprecia un incremento sustancial desde 2015. Y esa tendencia se repite no sólo en España, sino en la mayoría de los 38 países analizados. Cosa similar sucede en la compra de los diarios en papel. No existe aquí una cultura de la suscripción, sino la mentalidad de lo gratuito. Eso parece difícil de erradicar. Es uno de los problemas de la prensa actual española, pese a sus ofertas de pago. El modelo del New York Times, podría ser un ejemplo del crecimiento de las suscripciones y de conjugar sabiamente el papel con lo digital. Sin embargo, esa inclinación a no pagar por la información, tiene su contrapartida si se trata de la televisión de pago o la música: Netflix, Amazon Prime, HBO, Spotify.
Algunos datos relevantes del informe sección España: 1) ‘43% confía en la noticias, el 31% desconfía. España está en la mitad de la tabla mundial (38 países) de credibilidad; por delante Finlandia, Portugal y Dinamarca; por detrás, Hungría, Grecia y Corea’. 2) ‘Sólo una minoría se fía de las noticias que ve o lee en las RRSS, pese a que son consultadas masivamente’. 3) ‘Los españoles están preocupados por la alta difusión de bulos a través de Internet’. 4) ‘El 85% de los españoles afirma haber tomado medidas para protegerse de la desinformación y manipulación de la información’. 5) ‘A pesar de un panorama tan adverso, los principales Medios españoles están aprobados en cuanto a confianza’.
Las tecnologías de la comunicación han llegado para vivir con nosotros. Han plantado una simiente que arraiga en la falsedad como dogma inmediato. Imponen los fake news, algo que puede parecer cierto, pero no haber sucedido y que, por tanto, no puede ser noticia.