Santo martes electoral

16 Abr
El milagroso Cautivo, que ayer recorrió las calles de Málaga, puede que sepa cuántos indecisos votarán

 

¿Adónde irán los votos este martes de pasión política? Puede que El Cautivo lo sepa. Muchos españoles aún no se han decidido. La procesión va por dentro

Carlos Pérez Ariza

La sombra de la gran economía, que advierte el FMI, y el cáncer de la corrupción, incrustado en los recovecos de la política, con la ayuda de empresas y comisionistas privados, oscurecen estas elecciones. Dos temas poco o nada recordados en esta campaña. Desde el FMI, casa de malas noticias, pone a la economía española en peligro cercano. Señala insuficiente el ‘ajuste fiscal’ y pone el dedo en el delicado asunto de las pensiones; su incremento, dice, ‘pone en riesgo la viabilidad del sistema público de jubilaciones’. Lo ha dicho su avinagrada directora, Christine Lagarde: “El paro español no bajará del 14% en los próximos dos años. La previsión de crecimiento no es real, empeorará. Trabajadores afectados por los ERE (despidos) ha aumentado un 26% en el último año”. La jefa del Banco Santander, también pide a quien gobierne: ‘responsabilidad y madurez para un pacto por el crecimiento’. España pertenece a las economías altamente endeudadas del mundo (EEUU, Italia, Francia, Reino Unido, Japón). Y aquella regeneración de la democracia, que tanto pide ‘Transparencia Internacional’, no se escucha por los mítines. Con la veda abierta a la caza del voto, se explica poco o nada qué hará con esos asuntos el partido que logre formar gobierno. Temas pringosos de citar. Los candidatos van por la vida, tocando timbales, como flautistas embaucadores seguidos por sus ratones.

Hacer premoniciones es aventurado. Ni el ‘CIS Campeador’, del ahora José Félix Tezanos, es capaz de asegurarlas. Su reciente sondeo da una holgada ventaja al PSOE de Pedro Sánchez, deja en la cuneta al PP y toca a VOX de soslayo. Aunque después declara en la radio que duda de su propia encuesta: El PP puede sacar más votos y VOX también, porque ‘hay mucho voto oculto’, afirma. Parece responder al susto que lleva en el cuerpo el candidato socialista, de que los buenos resultados de su sondeador Tezanos, distraiga a su electorado. Sobre la abstención, verdadero fantasma hamletiano, nadie se pronuncia con tanto terror como Sánchez, que sabe lo que se puede estar tramando en el sur andaluz de sus tormentos, clama porque nadie se quede en su casa el próximo domingo 28. No es casual que haya iniciado su periplo electoral en Sevilla. Casado pide unificar el voto de la derecha, siempre que sea por su PP. Rivera, niega ser bastón de nadie, pero le va ser escurridizo. Iglesias, olfatea ya las moquetas de La Moncloa. Abascal, ensilla su caballo. Con tal panorama, no hay sondeo demoscópico que pueda vaticinar un resultado cierto, Tezanos lo sabe.

Votar desde el extranjero es difícil. Un derecho ciudadano escamoteado por distintas dificultades burocráticas-políticas. Hasta la semana pasada, sólo el 8,4% de los españoles en el exterior habían logrado formalizar su voto (176.500 personas de algo más de 2 millones). Un palo más a la previsible abstención, obligada o no, que puede rondar el fatídico 30% del electorado total. Esto es mala noticia para todos, especialmente para el PSOE sanchista. La derecha va sin Frente Único, la izquierda tampoco presenta un Frente Popular. Ambos se equivocan. Hablan mucho de la Constitución, verdadera prima donna del debate y de la España indivisible, pero el verdadero quid de la cuestión es quién pactará con quién para gobernar en el más delicado momento de España desde la Transición.

La política de bloques, enfrentados a cara de perro, tiene una espada de Damocles. Es un escenario de alianzas postergadas, hasta tanto se sepa el resultado de las municipales, autonómicas y europeas (26/mayo), para que los pactos parlamentarios no condicionen esos resultados. Se esgrime el voto ante dos desafíos: el grosero independentismo y la alarma internacional de un nuevo período de recesión, sin que España haya resuelto totalmente la crisis financiera anterior. Jugarse a la vez la unidad de España y los números adversos de la gran economía es un reto de alta política. Ninguno de los equipos parece preparado para tan alto riesgo. Los expertos de la economía desconfían.

Estas elecciones han destapado el voto disperso, que anda por pueblos despoblados. El voto oculto y el indeciso (42%), que no es nuevo, pero que se agazapa en un porcentaje decisivo en esta ocasión. El fenómeno VOX, que de la nada aparece a caballo con las alforjas repletas de un discurso sencillo, directo y rescata a una derecha, que se creía cosa de austriacos, húngaros, italianos del Fascio, franceses de Vichy, alemanes neonazis trasnochados. Esos catalanes, que odian a España, le han dado aliento. Un líder desgajado del PP los guía, recluta a generales retirados y amenaza con convertirse en un partido bisagra. El bipartidismo resiste, pero ya no es suficiente ganar en votos para poder gobernar. Estas son unas elecciones terminales. La segunda vuelta es de urgente necesidad. Con una Semana Santa electoral de por medio, la motivación para votar va de penitencia.

Y pese a la ‘ineptocracia’ rampante por el mundo, que ha señalado el filósofo francés Jean d’Ormesson, los agujeros negros siguen ahí, tan campantes, en medio de cualquier rincón del Universo; tal como teorizó Albert Einstein. El voto es una brizna, polvo de estrellas enanas, en medio del huracán hispano.

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Una respuesta a «Santo martes electoral»

  1. Sorprende, estimado Dr Charlie, que al igual que en latinoamèrica, tambièn en España…»Los candidatos van por la vida, tocando timbales, como flautistas embaucadores seguidos por sus ratones.»
    Uno presume que allà, por su integraciòn europea, por antigüedad y por pertenecer a eso que mal llaman «primer mundo» la polìtica haya superado el escollo comicial y se propongan soluciones de forma y fondo para que los ciudadanos puedan elegir, ademàs de votar. Pero està visto, por lo que nos cuenta, que sucede igual o peor que en este lado del Atlàntico.

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