El tsunami de la moción contra Rajoy va a producir un bravo oleaje en las municipales. Todo está conectado, incluso la política, y la comunicación juega como nunca
Aquí se ha pescado en el río revuelto de las decisiones judiciales. El instante se ha aprovechado sin pestañeos. El cálculo de votos a favor ha sido más que suficiente. Depuesto el gobierno de Mariano Rajoy, que se ha labrado su propia tumba, desde su debilidad parlamentaria; las velas de la proclamada recuperación económica y social no han resistido el embate de quienes han soplado con mayor fuerza y todos a la vez. El process catalán ha ayudado, y cómo, a escorar la nave encallada del Partido Popular. Nunca había sucedido que tal censura prosperara, pero esta vez ‘sí se pudo’. El paradigma político da un cambio de una semana a otra. Nadie ha tenido altura de miras, sino la vista puesta en la inmediatez del voto desfavorable. Parece que Rajoy ha recordado aquello de que lo más urgente es esperar. ¿Qué tiene eso que ver con las próximas elecciones locales en Málaga (a un año vista)? Bastante, mucho. Las municipales (mayo 2019) van a ser un referéndum para Pedro Sánchez, que esperará al menos hasta después para convocar elecciones generales. Ahora podemos explorar algunos escenarios locales probables.
Al PP, que gobierna la alcaldía de la ciudad, le toca de forma directa. Sus votos cautivos pueden huir o no. El alcalde-candidato puede sufrir esa sangría de simpatizantes, nada agradados con lo ocurrido en Madrid y mirar al refugio cercano, aunque impreciso, de los Ciudadanos de Málaga. La pérdida puede ser considerable, pese al prestigio, experiencia y buena prensa de Francisco de la Torre. De ser así, lo pondría en la necesidad de cogobernar con Ciudadanos o liderar la bancada opositora. Nadie que conozca al personaje lo ve sentado allí en minoría flagrante. Ese escenario posible sería para él muy incómodo, tras hacer sido el primer edil durante cuatro legislaturas. Ha sido leal con los malagueños y empeñado en la transformación a mejor de la ciudad, pese a todas las críticas acumuladas en 18 años de mandato. No tener el gobierno de España le va a pesar como un contenedor chino. Tendrá que cargar con esa mochila plomiza, que le ha dejado su PP, en las elecciones que vienen. Por el contrario, sus votantes pueden que cierren filas ante la adversidad.
El PSOE malagueño, tras años persiguiendo la recuperación de la alcaldía sin ninguna alegría, tiene ahora su oportunidad más clara. Aunque es cierto que la política municipal tiene matices distintivos de la nacional, gobernar a la nación da réditos que descienden a los ayuntamientos. Tener el mismo signo político en Sevilla y España también ayuda. Daniel Pérez es el candidato del PSOE. Un joven que acaba de cumplir 38 años (es de mayo, piscis); con título universitario (es biólogo/UMA 2006) y Máster en Comunicación Política y Empresarial con un Trabajo Fin de Máster sobre estrategia electoral; con experiencia como cargo electo (fue diputado a Cortes) y en puestos designados por la Junta de Andalucía. No lo tiene fácil. Lograr una votación mayoritaria ya pasó a la historia a todo nivel en este país. Así, que si los vientos del nuevo gobierno sanchista le soplan a favor, puede conseguir unos mejores resultados. Podría abordar el mismo escenario de tener que gobernar con Ciudadanos y/o los concejales unidos a la izquierda o quedar nuevamente en los duros, ásperos bancos de la oposición, mirando al estrado en el sillón presidencial al mismo alcalde de siempre. La prensa malagueña y sus adversarios lo han definido como un político que representa a la nueva generación. Un moderado que trabaja con energía, cercano y dialogante. Aunque está santificado por el mandato superior de Sevilla, un susanista conocido, a los sanchistas les cae bien.
Los Ciudadanos. Una minoría de tres concejales que saltaron a la fama malagueña de la mano de Juan Cassá, un desconocido con arrestos de líder promisorio. No está claro a este día quién será el candidato de esta agrupación, puede que el mismo Cassá. Aunque se dice que desde Madrid buscan a figuras destacadas para cada ciudad. Las encuestas les colocan en Málaga como los que más subirían proporcionalmente. Lo que parece asegurado es que de pasar de tres a seis, serían una fuerza a considerar para gobernar conjuntamente. La variable es qué exigirán; se inclinarán por el grupo que más les ofrezca, ya sea el PP o el PSOE. Ese escenario es muy factible. Ciudadanos está en la tesitura de entrar a cogobernar. La fórmula aplicada con éxito en Andalucía, apoyando a la presidenta Susana Díaz, se convertirá, también en Sevilla, en un gobierno a dos manos.
Los unidos a la izquierda. Varios grupos que irán juntos pueden tener también la llave de la gobernabilidad del PSOE. Depende de cuántos concejales saquen ellos y los socialistas, pero es un escenario donde un Dani Pérez no tendría necesidad de Ciudadanos. En tal caso, el período PP-Paco de la Torre quedaría finalizado. Pensará entonces que mejor le habría salido su salida de hacerle caso a su mujer, doña Rosa Francia, cuando le pidió que no se presentara una vez más. Sánchez espera sentado en La Moncloa.