Sin goles no hay paraíso

3 Abr
La ciudad acogió al jeque con cariño. Él no ha cumplido con tanta gratitud. Deja al Club en el foso de Segunda División

 

La afición sufre, pero olvida. Pregúntele al jeque dueño del Málaga. En el gran fútbol no hay crisis. Las estrellas siguen millonarios. Los paraísos fiscales encajan sus remesas

Fuera aparte de que algunos con esas piernas de oro evitan a Hacienda y son perseguidos por los vericuetos de los paraísos fiscales de medio mundo, viven en la Arcadia con sus esposas modelos de femineidad, sus hijos magníficos y sus vidas esplendorosas. Mientras marquen goles y anuncien marcas de moda, sus honorarios están garantizados. Para esa selecta tribu de aficionados al ego nunca ha existido crisis financiera. De cara al próximo mundial del verano, donde el coronel Vladimir Putin brillará como el nuevo Zar de la Santa Rusia (mientras va ganando su guerra diplomática), las rutilantes estrellas del fútbol mundial preparan sus petates para encandilar al universo. Son los verdaderos superhéroes, cuyos asesores financieros les evitan pagar los impuestos millonarios, que los Dóberman de la Cosa Pública se encargan de cobrarles, incluidos recargos por demora o cárcel (ninguno tras rejas, al final pagan). Ahora la droga del pueblo, no es la Iglesia, sino el deporte rey. Este año la nueva Rusia imperial estará en los televisores del mundo y más allá. Una promoción a la causa putinesca que le viene al Gran ruso como anillo al dedo, tras ganar por goleada sus últimas elecciones.

La demostración de los chicos de la selección española –los que irán a Rusia con amor–, ante la Divisionen alemana, ahora multirracial, y los campeones argentinos, no deja duda de que van bien. En partidos amistosos se demuestra la clase, la preparación, lo que puede ser. La furia será en los campos de verano rusos. Sin olvidar, que en estas competiciones de alto riesgo, España pasa de la gloria al mayor ridículo sin aspavientos. Ganar una segunda estrella mundial sería firmar la historia moderna de este deporte, que sigue concitando a millones de espectadores frente a las pantallas de los televisores del planeta. Cifras que dejan pálidas a las audiencias de cualquier otro programa, incluidas las ahora series de culto; los chefs, los sastrecillos valientes, los chismorretas, las voces blancas y los perdidos y encontrados en paraísos tropicales.

El equipo malagueño, hasta ahora en primera división pero con peligro inminente de bajar a la segunda, tiene más que molesta a la afición. La culpa, según los cronistas y la ola de protestas de los pequeños accionistas, es del jeque Abdullah Al-Thani, quien es el propietario del Málaga Club de Fútbol desde el verano de 2010. El jeque impone su mano dura en las decisiones deportivas. Los entrenadores son sacados del juego sin necesidad de un árbitro. Ya tienen al suyo propio dentro de casa. A esta hora no hay entrenador que quiera bajarse a este Sur futbolístico. La imagen negativa para la ciudad de Málaga es evidente. ¿Quién le pone el cascabel al jeque?

Tanto la afición, pero sobre todo los representantes de las principales instituciones públicas que sostienen al Málaga, vienen señalando críticas al jeque por su escasa habilidad o desinterés en dar una estructura sólida al Club y garantizar su permanencia estable en Primera División. A pesar de esta última etapa negra, los especialistas están de acuerdo en aceptar que Al-Thani ha sido el mejor presidente de la historia del Málaga. El equipo ha quedado en una aceptable mitad de la tabla y con la más larga permanencia en la División de Honor. Pero esta amarga caída a Segunda, que se les viene encima, es de su absoluta responsabilidad. La clave es haberse puesto a indicar tareas a los entrenadores y no ocuparse de la gestión, o darse a la venta de los mejores dividendos para hacer caja. Isco, ahora en el Olimpo del gol, sea tal vez el ejemplo más notorio.

Los últimos tiempos han sido catastróficos. El jeque ha estado ausente del Club. Parece ser su respuesta a que, como lo ha declarado reiteradamente por las RRSS, lo han tratado mal en la ciudad. Sus planes de expansión empresarial no le han salido como él esperaba. Una Marina para yates de hiperlujo, una ciudad deportiva, proyectos millonarios que se han demorado y atascado en la maraña administrativa local y regional. Son lejanos los tiempos cuando invertía las fortunas de sus parientes y ciertos dictadores del mundo musulmán, ya fallecidos. El dinero, él lo sabe bien, no tiene sino el color de los billetes.

Al-Thani (48), es un jeque, pariente directo del Emir de Catar, miembro de la familia real y del gobierno de su país. Estudió Administración de Empresas en Egipto y ha sido gestor de inversiones de dinero suyo y ajeno. Tiene negocios en 30 países. Controla unos 3.000 empleados. La gama de negocios va desde bancos, cadenas de hoteles, centros comerciales, telefonía, agencias de viajes, moda, automóviles. Aficionado al fútbol, a los caballos pura sangre y a los coches de lujo. Un millonario planetario, al que no le quitará el sueño salir del Club malagueño, que tanto quebraderos le da. Lo más reciente que dicen que ha dicho por las RRSS es: “Esperen mi respuesta pronto para aquellos que no conocen el respeto”. Parece una amenaza final. Se le olvidó la Glorieta que le dedicó la ciudad. El jeque está jugando la prórroga con el marcador en contra. Deja a su equipo en el foso.

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