La Red queda en manos de las proveedoras, que podrán ahora cobrar según sus criterios de accesibilidad. Se rompe un derecho sacrosanto en este país
El gobierno de Donald Trump ha levantado la norma, sostenida por Barack Obama, denominada neutralidad en la red (net neutrality). Era una guía de igualdad –tan sagrada en este país– para garantizar el acceso a los contenidos en Internet sin privilegios por intereses comerciales de las empresas proveedoras de tales servicios. El nuevo plan, ha sido anunciado por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, siglas en inglés), por su jefe, Ajit Pai. La controversia ha sido enconada. La administración Trump ha defendido al sector empresarial, que presionó por considerar la medida anterior demasiado restrictiva para sus intereses comerciales. Los usuarios proclaman el atentado a la libertad para estar informados sin cortapisas ni cuotas adicionales. Una Red libre y abierta ha tocado a su fin en EEUU. El país que inventó Internet, cambia sus propias reglas fundacionales.
Las empresas americanas proveedoras de los servicios en Internet, tales como AT&T, Verizon y Comcast, entre otras, están de plácemes. Podrán reestructurar su facturación e invertir en desarrollo. Quien desee accesos a ciertas páginas, bases de datos o la televisión streaming tendrán que pagar más que hasta ahora. La inclinación pro empresarial de la administración Trump está clara. ¿Cómo iba a ser de otra manera, teniendo a un super empresario en la Casa Blanca? La neutralidad en la Red era un convenio acordado entre el gobierno americano y las empresas proveedoras. Quedó establecido, desde los mismos inicios de Internet, que ninguna de esas empresas podría bloquear o priorizar el acceso a los contenidos debido a sus intereses comerciales. Privaba la protección al usuario y su ejercicio de libertad informativa. Una práctica directa asentada en la misma Constitución estadounidense.
Con la nueva ordenanza subirá el costo de Internet en este país paradigma de las libertades individuales. Por encima de las empresas que contratan los americanos, están las grandes que suministran banda ancha. Si éstas cobran extras, como es de esperar, a las compañías de comunicaciones, esos incrementos serán trasladados a los usuarios. Nada nuevo en el mundo empresarial. España tiene el ejemplo en la factura de la electricidad, sin esa corriente no hay Internet ni casi nada en este mundo globalizado. En resumen: Para consultar ciertas páginas en la Red o aumentar la velocidad de navegación, los americanos tendrán que pagar cuotas adicionales. Una de las consecuencias de la decisión de la FCC es que se va a establecer una Internet a dos velocidades. Para que el servicio rápido y más amplio sea eficiente; la otra, más lenta y restringida, será aún mas lenta. Una forma de obligar a los clientes a pagar más si quieren tener un acceso decente.
Esto rompe con el principio rector de la Red, según sus impulsadores, cual es que la información navega sin barreras y es accesible para todos por igual. Ahora, Internet va a poder re-direccionar el tráfico, según los intereses comerciales de las empresas. Los controles no serán solo por beneficios puramente comerciales, sino también políticos, ideológicos. Se introduce la posibilidad de favorecer los servicios que mejor estén posicionados. Cada cibernauta operará por una Internet diferente, según la tarifa que pueda pagar. Los expertos aquí no dudan en que la guerra entre las grandes proveedoras tecnológicas de la Red apenas comienza. El mercado va a expandir la facturación, pero la FCC acaba de abrir la caja de los truenos. La citada orden de la Comisión Federal ´restauración de la libertad en Internet´, solo parece ser para las empresas que ya se frotan las manos digitales.
En un mercado sobre 300 millones de personas, las tarifas básicas actuales de los hogares oscilan entre 40 y 60 dólares/mes. Aunque depende de las zonas y de las formas de conexión: DSL, cable, fibra, satélite. En Miami puede haber familias que lleguen a pagar sobre 100 dólares por mes. Según datos extraídos del Centro de Estudios America Foundation, que coincide con un análisis similar realizado por la OCDE, la conexión a Internet en EEUU es más cara e inestable que en cualquier otro país desarrollado. Se paga casi tres veces más que en el Reino Unido y Francia, y cinco veces más que en Corea del Sur. Algunos de los costos comparativos de tarifas a media o baja velocidad son los siguientes: de 99, 70 US$ en San Francisco, Nueva York y Washington DC a 68, 35 y 15 US$ en Londres, París y Seúl, respectivamente.
EEUU aparece en el citado informe en el puesto 30 de los 33 países analizados. El precio promedio y de servicios básicos es de 90 US$/mes, pero si se agrega teléfonos, televisión con canales Premium, la tarifa puede llegar a unos 200 US$/mes. La realidad es que el sector está dominado por dos gigantes que actúan como un monopolio. Esos altos costos excluyen a las capas sociales de menos recursos, que no se pueden permitir tener acceso a un Internet de calidad. Internet aquí costará más, está por ver si mejora su calidad de conexión. Mare Nostrum vuelve a Málaga a partir del próximo martes.